SE: contame Andrea, sos de Colombia… ¿De qué parte?

Yo nací en Bogotá pero más o menos a los 13 años nos vinimos para una ciudad fronteriza con Venezuela que se llama Bucaramanga que queda como a seis horas de la frontera con Venezuela. Ahí hice mi secundario y después trabajé y también hice mis estudios universitarios. Hice artes plásticas en la Universidad Industrial de Santander que es como una de las pocas universidades públicas que quedan en Colombia así que es una suerte porque es un poco complicado el tema del estudio universitario por el pago. Y bueno, ahí desarrolle toda mi vida, siempre viviendo con mi papa y mi mamá, tengo un hermano dos años mayor, y toda nuestra vida transcurrió ahí. A todo esto, yo siempre había tenido la inquietud de viajar. Y el primer país que quería conocer fuera de Colombia siempre era Argentina, desde que estaba en el colegio.

SE: ¿por qué?

No sé, es raro, porque digamos, porque la cultura que a nosotros siempre nos tocó por la televisión o por las noticias por lo más cercano fue Centroamérica, y más México, Costa Rica pero de Argentina poco. De pronto por el fútbol o la música. Colombia carecía de música de rock por ejemplo…

SE: ¿Y qué escuchaban de Argentina por ejemplo? 

Cerati, Illya Kuryaki, Fito Páez.  Eso de rock y pop rock, y folclórico era mercedes Sosa. Y de pronto alguna que otra serie o novela. También mi nombre, Andrea mi mamá me lo pudo por Andrea del Boca… entonces es como que desde antes tenía esa conexión con Argentina. Un día le pregunté a mi mamá por qué el nombre Andrea y me contó…

SE: ¿Por qué novela te pusieron Andrea?

Una en la que a ella le decían Pinina. Pero no sé cuál era. Después cuando salí del colegio a los 16 era muy chica para irme de viaje, no me dejaban, así que trabajé, trabajé mucho… había estudiado educación infantil, que no era lo que yo quería. Y así, haciendo pequeñas cosas pero siempre insistiendo con el arte, aunque no podía porque la universidad que daba arte, ahí en Bucaramanga la tenía a la tarde, y yo no podía porque trabajaba a esa hora. Pero luego la pusieron como semipresencial, y ahí entré, porque era durante la semana después de las seis de la tarde y luego los sábados desde las siete de la mañana hasta las seis de la tarde, prácticas. Para mí era como… yo trabajaba en un jardín de infantes, era profesora,  y tenía un taller de arte para niños también con una amiga, entonces era todo el día trabajando y para mí el sábado era como el día de distensión… y estando en la universidad en el séptimo semestre estábamos planeando con mi amiga de casi toda la carrera un viaje de mochileras  para ir por toda Sudamérica y llegar hasta Argentina. Y en eso se aparece un argentino, que yo conocí primero porque él daba un tipo de taller de música latinoamericana de todos los países que él había recorrido  en un viaje por toda Sudamérica, había viajado en moto… y lo conocí en ese taller que dio y después l conocí cuando llegó a un café, que justo una amiga de la universidad  estaba montando, estaba organizando, y yo le estaba ayudando a pintar y eso… y el día de la inauguración llega Martín, y ese día me lo presentaron y qué se yo… y después al otro día me llama: mi amiga le había dado el teléfono. Entonces salí… y al otro día él se iba a Venezuela porque se le cumplían los tres meses de estar en Colombia. Pero me dijo: “yo voy a regresar. Yo pensaba irme derecho a Venezuela pero bueno, también me di cuenta que esta bueno trabajar un tiempito acá., tengo quién me aloje…” y bueno, se quedó dos meses más. En esos dos mese nos re enganchamos. Pero después., como a los tres meses tenía que volver a salir. Yo a todo esto, trabajaba, estaba estudiando, tenía toda mi vida ahí armada,  y me dice de irme con él a Venezuela, porque él se iba para Venezuela y sin pensarlo tanto…  porque también para mí fue como el anzuelo para salir, ¿no? Porque había estado mucho tiempo dándole largas…  el caso es que largué todo, dejé el trabajo, dejé la universidad, y me fui con Martin en moto para Venezuela. Yo ya vivía sola, pero nunca había salido  del país y sólo había salido de la ciudad pero cerca.

SE: ¿qué edad tenías?

28 o 29 años. Y estuvimos recorriendo Venezuela dos meses y ya de ahí el iba para Cuba porque quería llegar a Cuba y conocer al amigo del Che… Alberto Granados. Para mi estaba complicado pasar a Cuba, y justo hubo un Huracán muy fuerte en cuba…

SE: ¿cuándo fue eso?

En el 2007 más o menos, por ahí… y él siguió para Cuba y yo volví a Colombia y pensé que cada uno seguía su camino, y que yo lo había acompañado en su viaje a Venezuela y listo… y me vuelvo para Colombia, y al mes más o menos me suena el celular y era Martín que había vuelto a Colombia… ahí estuvo unos días y se vino para acá, para Argentina, y yo me quedé pero habíamos planeado que yo me venía para acá… él vino como en octubre acá a Argentina, y yo vine en enero. Y vine a ver… porque no sabía nada yo… no lo conocía mucho a él… nos conocíamos del viaje pero no conocía nada de su familia… y bueno, desde ahí empecé a vivir a Argentina con ires y venires porque yo me volví a Colombia a terminar la carrera. Fui, hice el anteproyecto  luego me vine otra vez a Argentina. Me fui a hacer el proyecto, y después a presentarlo y me gradúo. Y ya ahí me vine para acá. Ya en ese tiempo, con la idea de venirnos a Tandil. Martin hace construcción natural y permacultura así que vino a dar un par de talleres a Tandil y lo acompañé yo y nos gustó. Y nos quedamos. Él es de Colón, provincia de Buenos Aires. Así que nos quedamos acá, teníamos un terrenito acá en la porteña. Y ahí construimos la casita. Pero bueno , por esas cosas de la vida ahora en marzo más o menos nos separamos… igual seguimos en contacto… no diría que somos amigos porque es raro, con un amigo se tiene otro tipo de relación… pero de todas maneras es como que me permitió vivir esta experiencia y ante todo estoy muy agradecida, no m arrepiento de nada porque además de todo lo que aprendí con él construyendo la cas ay todo, tuve una vida totalmente distinta a la vida que yo llevaba allá en Colombia, de ciudad, de trabajar.

SE: ¿cuáles son tus planes? ¿Vas a seguir en Argentina?

Por ahora sí, justo cuando me separo me vengo de la porteña y empecé a trabajar. Ahí tenía un tallercito de pintura. Pero no he trabajado casi en lo que concierne a mi carrera… he hecho cosas por aquí y por allá, trabajé de todo. De lo último que hice fue en la serie “Fábricas” en el vestuario. Y ahora estoy trabajando en Quarryman. Ahí embotello, etiqueto,  así que me vino como al pelo, porque vine de allá, y el estar acá me hizo moverme un poco más… trabajo también con las arepas en la feria…  en cuanto a mis planes, en algún momento cuando pasó todo esto pensé que me iba a volver. Sobre todo por el invierno… aunque antes renegaba mucho y me amargaba mucho… pero de todas manera, vivir el invierno acá en la ciudad, que vivirlo allá en la porteña es distinto. Creo que esta vez sentí la diferencia por eso también. Así que por ahora me di este año para pensar…

SE: ¿y además del clima, a qué cosas te costó adaptarte? ¿Qué cosas te gustaron? ¿Qué cosas NO te gustaron o no te gusta?

Bueno, yo inicialmente llegue a Colon  era un pueblo muy chiquito y yo venía de una ciudad muy grande… y ahí sentía que en quince minutos recorrías la ciudad de punta a punta… era un pueblo súper sojero, todos los más chicos, salen del colegio y los que no se quedan ahí trabajando en la cosecha o en la fábrica de maquinas para cosecha… los que no se quedan ahí se van a Rosario y se quedan ahí, entonces se ve un hueco generacional importante, entonces el pueblo es medio chato, y culturalmente es muy básico… y bueno, después estuvimos por Córdoba, donde también pensamos en ir a vivir, pero bueno, en el medio aparece Tandil y nos vinimos para acá… Córdoba me gusto mucho porque tiene una movida cultural muy grande también y l geografía es más cercana a lo que yo estoy acostumbrada, con el río…  porque donde yo vivía es muy lejos del mar, entonces el mar casi no me toca. Cuando vengo acá a Tandil y veo que hay sierras… un poco también me dio un poco de tranquilidad… es raro, pero Martin cuando estaba allá en Colombia me decía que le daba un poco de asfixia ver tanta montaña… y de Tandil un poco me costó… con las primeras personas con las que me empecé a involucrar eran muchas personas de Buenos Aires o de los alrededores… con la gente con la que tengo trato, amigos y amigas es gente de afuera. Si conozco a dos o tres personas que sean oriundas de Tandil ya es como mucho y de pronto es gente más grande. Pero con todas las personas con que trabajo en la feria, todas son de afuera. Habrá una persona de Tandil, y bueno, también en la cervecería ellos son de Buenos Aires, vivieron mucho tiempo en Brasil, luego se vinieron para acá, para Tandil…

SE: y la comida? Te pudiste adaptar a ella? Es muy distinta?

Sí, la comida…  extrañaba muchas cosas, pero ahora me doy cuenta que es una cuestión mas de nostalgia, como todo, costumbre, como la gente. En un momento pesaba que sin el plátano no podría vivir, o sin el maíz, porque es distinto el choclo de acá que el de allá. Y bueno, la comida… allá se come mucho arroz, acá harina, pero de a poco, al convivir con una persona que es argentina también, de a poco nos íbamos complementando… y bueno, ahora por ejemplo, yo voy a un lugar y me ofrecen café porque soy colombiana, y yo prefiero el mate, me re aficioné al mate… y tengo mi reserva de café colombiano. En el desayuno me tomo mi café, cuando estoy acompañada tomo mate… igual ahora que llego a la fábrica, después de desayunar café, me preparo el antes y tengo el mate todo el día ahí. Después las otras cosas como los fideos me encantan, las pastas rellenas, o las tartas, la pizza, esas cosas me gustan… yo no como carne, así que asado no. Al principio sí, cuando llegué… en mi casa no se comía carne. Era muy rara la vez que comía carne. Entonces cuando llego acá y conozco el asado argentino dije: “Sí, está bueno”.  Pero después con el tiempo ya no quería más carne. Nosotros por ahí la comemos más en forma de milanesa o a la plancha, una carne muy finita. Y el 30% es carne. El resto del plato es plátano, papa, mandioca, arroz… es poca la cantidad de carne, y acá el 90 es carne. Pro bueno, también la cuestión de las verduras… allá por el clima tenemos fruta y verdura todo el año. Nunca escasea ni se pone muy costoso como acá… en casa teníamos huerta, así que conocí mucho también lo que está en estación y eso… y la última vez que fui a Colombia, que fue hace un año más o menos, ahí me di cuenta que la comida era solo nostalgia porque no llegué desesperada… y mi mamá me decía: “¿Qué quiere comer? ¿Qué le preparo?” y yo “no sé…”  incluso a veces quería comer unos ravioles o una pizza.

 SE: ¿se tratan de usted?

Sí, en la región donde yo vivo sí. Y mis papas… mi papá es de Bogotá, mi mamá es de Bucaramanga, en Santander. Ellos siempre se trataron de usted. En Bogotá, desde hace diez años se empezó a utilizar el tú. En la costa, la familia, los amigos, todos se tratan de tu. Y en Medellín y todo el eje cafetero se tratan de vos. Pero en la zona donde vivo, de usted. Es raro.

SE: sí, porque para nosotros implica una distancia, un respeto…

Para nosotros el usted es más de confianza. Por ejemplo, en un trabajo, trato de tú, que es más formal. Además, en la zona donde vivo es ganadera, y muy machista, y por ahí entre hombres si se tratan de tu son tildados de gay. Tienen, en cuanto a la homosexualidad, o a lo que es distinto, son muy duros, es una sociedad muy cerrada. Y creo que también por eso Bucaramanga, en algún momento a mi s eme volvió un calvario. Hasta las personas que estudiábamos arte éramos mal vistos, éramos vistos como drogadictos. O usar una ropa distinta al común en una ciudad como esa, tan pendiente de la moda… donde las mujeres tienen como un estándar de su pelo, su cuerpo, su ropa… las personas que se visten un poco salidas de ese molde… es una sociedad muy encapsulada.

SE: así que eso no lo extrañas-

No, para nada. Creo que  fue una liberación. De todas maneras, el hecho de que Colombia haya sido colonizada, ha dejado esto de la sumisión, que lo veo mucho.   Y esto del usted es parte de eso, el tratar de usted, de su merced, de tratar de sí, señor o sí, señora a los padres…

SE: que es muy diferente acá a pesar de haber sido colonizados también, aunque bueno, no pasamos tantos años bajo el yugo colonial…

Claro, voy más a eso… la colonización en Colombia fue más fuerte, y fue solo por españoles, entonces no hubo otra forma de… ustedes tuvieron mucha migración… nosotros nada. Fue la colonización española y chau. No tuvimos la oportunidad de conocer otra cultura…  la misma religión… es un país muy religioso. La semana santa es muy venerada.

SE: ¿eso te quería preguntar: qué costumbres mantenés y cuáles abandonaste?

Y bueno, yo, la religión cuando pude, decidí no ir más a la iglesia… pero eso a los veinte o 18… y costumbres que me hayan quedado más que anda en la preparación de la comida…  que creo que eso siempre acompaña a uno…  después lo de las arepas, no? Conservarlo después de tantos años es como  algo muy arraigado… esto del usted también… mucha gente me dice que no le hable de usted… y en lugar de estar dando la explicación hablo de tu o de vos, pero siento que no soy yo, y no quisiera perder eso, porque siento que es parte de la esencia… ya en la forma que hablo siento que se me ha pegado la “y”… siento que l estoy poniendo un poco más de ´énfasis a la “y”. Y cuando llamo a  casa se dan cuenta de eso…

SE: ¿has vuelto mucho a Colombia?

En estos casi ocho años he ido como cuatro veces…

SE: ¿tu familia ha venido acá?

Han venido una vez… no acá a Tandil…

SE: seguro que no les gustó…

Mi mamá la paso muy mal, porque justo llegaron a Buenos Aires donde mi hermano había alquilado un departamento… estábamos en pleno Congreso y mi hermano estaba encantado… él vino con su esposa. Y vio mi mamá, mi papá no pudo viajar. Y mi mama pobre… justo vino como una ola polar, y mi mamá lo sufrió… no quería bajarse del auto, todo el tiempo en el auto… no quería ir a conocer nada. La pasó mal y me la hizo pasar mal a mi porque no me dejó disfrutar con mi hermana y mi hermano que entraban a todos lados, conocían todo, y muchas cosas yo no la conocía y quería ir, pero tenía quedarme con mi mamá… así que a os tres días ya quería que se volviera (risas).

SE: ¿cuánto tiempo se  quedaron?

Se quedaron quince días. Una semana después hubo días lindos. Nos fuimos a Córdoba y ahí ya fueron días de primavera… a mi hermano le encantó… pero a mi madre le cuesta un poco moverse de su ciudad… a mi me pasó la ultima vez que fui que me di cuenta de cómo las personas que viven en países que tienen estaciones son personas que se adaptan más rápido.

SE: porque a todos nos gustaría vivir en un país que no tuviera invierno… (Risas).

Claro, no cambias de ropa, todos los días te levantas y está haciendo calorcito… por lo menos en Bucaramanga, porque allá hay zonas donde hace frio… Bogotá por ejemplo… no refresca tanto a la noche pero hay que abrigarse… suele ser muy llovedor… pero Bucaramanga es más cálido… 25 grados…  llega hasta 40 grados…

SE: no hay diferencia entre mese tampoco?

No, o llueve o hace calor. Y la vez que fui me hacía falta que cambiara un poquito la temperatura, porque son las seis de la mañana, el sol está pleno y ya hace calor…  entonces, todo el día transitarlo así durante todo el año… es complicado. Yo veía a la gente con jeans en ese calor y no entendía… cómo podían usarlos. Yo me lleve jeans y en Bogotá bien, pero los quise usar donde viven mis papás y no pude. Estaba con dos mudas de ropa nada más… entonces por ahí está bueno tener esos cambios, la alimentación… allá con 30 grados la gente se toma una sopa porque está dentro de la comida… la gente llega de la oficina y ahí tiene el plato… todo se pone en un plato, el arroz, la ensalada, las legumbres y la carne o la proteína que se vaya a comer, y aparte el plato de sopa humeando… sopa primero y después el resto… yo sopa no tomé directamente… lo que sí, aproveche a frutas y jugo… creo que las frutas es lo que más extraño, el juguito de todos los días… y bueno… en sí la gente termina siendo igual en cualquier lugar… como que uno se va juntando con las personas que son más afines a uno… al principio me costaba, pero me di cuenta que estaba buscando a mi amiga tal aquí y no la iba a encontrar, y a mi amigo tal aquí y no lo iba a encontrar… estuve mucho tiempo así muy apartada de los círculos sociales y siempre así… hasta que dije que si me iba a quedar acá.. ahora que me vine para la ciudad me abrí mucho más porque empecé a buscar mi propio círculo de amigos o conocidos y esa es una de las cosas que me hace estar acá… es muy fuerte, y no me había dado cuenta lo fuerte que era esa relación… no es que tenga una relación muy de compinche como decimos en Colombia, pero sí con mucha gente, por eso con las arepas fui conociendo mucha gente, y una persona te lleva a otra… entonces es como que siempre estoy moviéndome… la verdad nunca había socializado tanto… incluso en Colombia era muy introvertida… a veces incluso me escucho hablando y me digo: “basta Andrea, ya está”, ya habló mucho…” y Martín me decía a veces: “podrías hablar un poquito menos”… pero bueno, me doy cuenta que una de las cosas buenas que encuentro en la sociedad argentina o en casi todos es que son muy abiertos, muy confiados…  el colombiano es muy desconfiado… desde que conocen a la persona ya le abren la puerta de la casa tomar mate… eso es re lindo porque nosotros no lo tenemos.    Pero por ejemplo, en Colombia al extranjero, y más al argentino, lo adoran… Martín dice que de los países que ha recorrido, donde mejor se sintió y donde más lo ayudaron fue en Colombia, sobre todo Medellín… él quedó encantado con Medellín… porque el paisa, el de Antioquia es más abierto, más viajero… aunque la gente que yo conozco de Colombia son de Medellín… como que su cultura los hace muy diferentes a las demás regiones de Colombia… y los de la costa también… el que vive cerca del mar es más desprendido, abierto…  el bogotano, el rolo como le dicen, es muy para adentro, es una sociedad muy complicada, más dura, más fría… el clima también… creo que cada lugar tiene su forma de vivir y trasmite una forma de ser a los demás…

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