El contexto de aislamiento producto de la emergencia sanitaria decretada para mitigar la expansión de COVID-19 implicó la reorganización de las actividades docentes, de investigación y de extensión que se desarrollan en las cárceles de la región.

Ante la imposibilidad de asistir a las Unidades Penales urgió desarrollar nuevas estrategias que permitieran la continuidad pedagógica. Así los talleres de cine y teatro se desarrollan a través de videocharlas, el de escritura mediante audios y textos enviados digitalmente, o el taller de informática a través de cuadernillos y una netbook que se desplaza entre los pabellones para que todos puedan realizar sus prácticas.

En todos los casos el acceso a las tecnologías ha sido fundamental para sortear las distancias -y los silencios- que el aislamiento impuso. Teléfonos celulares, tablets, computadoras, conectividad, internet, WhatsApp, Facebook, Zoom, Meet, han sido la ruta que ha nos ha permitido llegar a cada clase, a cada unidad, a cada estudiante.

También son fundamentales los y las estudiantes alojados en las cárceles quienes han asumido el rol de tutores, constituyéndose en el vehículo entre talleristas y participantes, entre quienes habitan un pabellón y otro, entre las consignas y las explicaciones.

En la tarde de este miércoles se realizó una reunión virtual de la que participaron integrantes del Programa Universidad en la Cárcel. Se trató de una puesta en común sobre los alcances y desafíos del desarrollo de los talleres en estos nuevos formatos para dar inicio a la segunda etapa del año, tras el receso invernal. Con múltiples evaluaciones y diversas expectativas, se proyectaron las acciones de continuidad con la certeza del rol transformador de la Universidad en contextos de encierro. Certezas que han quedado en evidencia cuando han sido los mismos estudiantes quienes han movilizado, acompañado y sostenido la presencia de sus compañeros en cada uno de los talleres.

Ir al contenido