El olor a tuco llega a la vereda. Allí, un grupo de mujeres con barbijo hacen fila mientras algunos niños juegan a sus pies, sentados sobre pasto. Están hablando al sol del mediodía mientras esperan  su turno con un tupper (que será desinfectado minutos después) en la mano. Hoy el menú es ñoquis con salsa. Puede ser lunes, miércoles o viernes. Esos son los días en que el Comedor Pocho Lepratti, de la Sociedad de Fomento Provincias Unidas en Olavarría, cocina (actualmente) para casi 100 familias.

Daiana Basualdo es una de las vecinas del barrio que llueva o truene, ahí está desde el primer día, el 9 de agosto de 2018. “En principio arrancamos cocinando solo los miércoles”, contó. “Luego con tanta demanda y la situación económica agregamos dos días más. También gracias a que la gente comenzó a donar marcadería”, señaló.

De a poco se sumaron otras voluntades. “La gente fue haciendo campañas para ayudarnos. Hacíamos ferias donde los mismos feriantes nos donaban cosas para que nosotros pudiéramos vender números en el momento y sortear, y así recaudar fondos para poder comprar lo que hacía falta para cocinar”, destacó. En este momento no se puede, pero antes de marzo solían organizar eventos en la sede de la Sociedad de Fomento a beneficio del comedor, que por esa fecha llegaba a alrededor de 60 familias. Durante la emergencia sanitaria ese número llegó a duplicarse.

Además del comedor en la Sociedad de Fomento que está ubicada en Santa Cruz y Azopardo funciona un roperito que se arma con donaciones de indumentaria y calzado, también los lunes, miércoles y viernes. Y en invierno lanzan campañas de donación de frazadas. A estas iniciativas se sumó un grupo de nodocentes de la UNICEN, que llegó a recaudar con la colaboración de la comunidad universitaria, cerca de 300 kg verduras y frutas, pollo, casi cien kilos de alimentos secos, un colchón, frazadas, productos de limpieza,  útiles escolares y libros. No es la primera vez que la UNICEN y el comedor se unen por un objetivo en común, hay muchos antecedentes de tareas en conjunto con las Facultades de la sede local.

Daiana, junto a otras 7 personas colaboran en el Pocho Lepratti, donde reciben a familias de Provincias Unidas y otros barrios. De hecho, entre los y las colaboradoras, solo hay 3 que viven en el territorio (el resto proviene de zonas cercanas) y hay otras tantas abocadas a las demás tareas de la Sociedad de Fomento que pertenece a la Mesa de Emergencia. Nucleados en esta iniciativa, merenderos, comedores, sociedades de fomento y juntas vecinales se organizan para impulsar reclamos, campañas, intervenciones, etc.

Martín Roldán es integrante de la comisión directiva de la Sociedad de Fomento Provincias Unidas, que hace al menos seis años que trabaja activamente. Desde este lugar, se relaciona con otras organizaciones y particulares que buscan ayudar al barrio e intenta estar al tanto de las necesidades de las familias, “charlar, ver hasta dónde podemos ayudar y hasta donde hay que establecer un nexo con el Estado”, sostuvo. En el grupo “tenemos tareas divididas, pero en cierta medida todos y todas hacemos lo mismo”, agregó.

De todas maneras, Roldán aseguró que “los roles sociales que más cumplimos no son estos de asistir. El rol social que más importancia le damos es al de ser denunciantes de faltantes por parte del Estado, sobre todo en la garantía de derechos de las familias. Injusticias que el mismo sistema genera, y que el Estado debe remediar. No es fácil mejorar el nivel de conciencia de la gente para pensar en forma colectiva”, expresó. “La individualidad juega en contra del trabajo organizado de vecinos”, dijo Roldán. “Lo que pasa es que debido a la urgencia de la situación, de la crisis económica, antes y ahora, tuvimos que abocarnos más a la asistencia de alimentos”, aseguró, respecto al escenario actual.

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