Se realizó el pasado jueves en el Centro Cultural Universitario, una reunión de las áreas académicas y de extensión de todas las sedes de la UNICEN, encabezada por la secretaria académica y el secretario de extensión de Rectorado, Mabel Pacheco y Daniel Herrero, respectivamente.

El encuentro tuvo por fin trazar los primeros pasos para el armado del sistema de prácticas socio educativas en el marco de la convocatoria anual de la Dirección Nacional de Desarrollo Universitario de la Secretaría de Políticas Universitarias, denominada SINERGIA que remite a proyectos de instituciones universitarias públicas para la generación, desarrollo y/o fortalecimiento de capacidades en áreas o programas orientados a la realización de dichas prácticas.

La convocatoria está destinada a las áreas de extensión de las instituciones universitarias por lo que en este inicial encuentro se contó con la participación de los secretarios y secretarias de extensión y académicos de todas las sedes de la Universidad. También asistieron representantes de la Federación Estudiantil y Néstor Cecchi, asesor del proyecto SINERGIA en la UNICEN quien dispone de una amplia trayectoria en la materia tanto en su Universidad (UNMdP) como en otras universidades públicas del país.

SINERGIA busca la participación de la población universitaria en la identificación y solución de problemáticas comunitarias promoviendo el compromiso en los futuros profesionales, a través de la comprensión de la función social que la institución debe tener, así como el valor del conocimiento para el desarrollo de capacidades.

Principales cuestiones

Una de las principales coincidencias en la reunión giró en torno a que el sistema de prácticas debería estar formalizado por una ordenanza del Consejo Superior que reúna los consensos necesarios para su implementación.

Por otra parte se reconoció la importancia de que el sistema  esté articulado por las áreas académicas y de extensión de manera conjunta ya que constituye un desafío y una innovación a la vez, que requerirá un proceso de aprendizaje conjunto en la creencia de que dicha articulación redundará en un aporte cualitativo de formación de grado.

Por su parte se planteó la necesidad de que las prácticas no sean un hecho voluntario, sino que estén vinculadas a la formación específica o general con la posibilidad de generar también prácticas interdisciplinares que permitan ratificar valores colectivos y de aprendizaje colaborativo que involucren, incluso, a estudiantes de las escuelas secundarias de la universidad.

A su vez hubo un acuerdo generalizado en que la mirada con la que se debería abordar la práctica es la de un diálogo de saberes, es decir, una mirada en la que los universitarios van al territorio a enseñar y a aprender, y los actores y organizaciones en territorio tengan una mirada recíproca.

Esta mirada forma parte de un proceso que debe estar acompañado, hacia adentro de la institución,  de la necesaria sensibilización y capacitación en todas las sedes y a los diferentes actores involucrados.

Respecto del territorio, los presentes expresaron la necesidad de planificar una adecuada articulación en cada sede que evite superposiciones de prácticas que se realizan en un mismo ámbito, pero que a la vez favorezca a la interdisciplina y la colaboración entre grupos extensionistas que allí intervienen.

Asimismo se analizó, respecto de los tiempos de implementación, que las prácticas se realizan antes de la graduación lo que hace que muchas veces se impacte de manera tardía en el proceso de formación.

A la hora de abordar algunos ejemplos de este sistema, se tomó el caso de la Universidad Nacional de La Pampa y de una Facultad de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

Categorías: Universidad

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