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Secretaría de Extensión (SE): ¿Dónde estaba cuando se empieza a hablar de una guerra en Malvinas?

José Romano (JR): -Estaba en un centro de adiestramiento de máquinas y electricidad de la Marina, había desembarcado ese año en enero o febrero, desembarqué del destructor Piedra Buena a hacer un curso porque había salido para una dotación nueva de un barco que se estaba construyendo en Alemania

SE: ¿Era militar de carrera?

JR: Militar de carrera, estaba en la marina.

SE: ¿Qué edad tenía?

JR: Unos 23 años… o 24. Y me tocó vivir ese momento porque me iba a hacer un curso a Alemania en mayo y por eso me desembarcaron para ir conociendo los equipos nuevos que venían para incorporarse en los buques nuevos, esos que se estaban construyendo. Una parte en Alemania y otra parte en Santiago. Pero también tenía fecha de casamiento en marzo, acá en Tandil. Nos casamos el 12 de marzo, en un solo día, por civil y por Iglesia. Después nos dan unos días como si fueran de luna de miel… habrán sido unos diez días. Me quedo en Tandil y ahí es cuando empieza a generarse este problema de Malvinas

SE: ¿Ya había escuchado algo antes?, ¿había algún rumor?

JR: Nosotros nunca escuchamos nada, nunca. Mejor dicho, cuando desembarco del Piedra Buena, al cual vuelvo después, nunca escuché que había ese conflicto y que se iba a generar este tipo de acción, en todo lo que pasó. Lo que sí había visto durante el año anterior es que estaban preparando el crucero Gral. Belgrano, pintura, adiestramiento, de todo. Pero lo único que se sabía era que iba a venir un grupo de veteranos de la Segunda Guerra Mundial que eran tripulantes del crucero que iban a venir a ver el crucero y a tratar de convencer a su gobierno para que lo compraran y lo llevaran a Arizona o al lugar donde estaban para que fuera de ellos. Después de eso no sé… uno confunde si habrá sido la realidad, porque después que pasaron todas las acciones, uno se da cuenta que realmente fue preparado para ese fin.

SE: ¿Cómo fue informado?

JR: Me caso en Tandil, vuelvo a Puerto Belgrano donde estaba en la escuela de adiestramiento, pertenecía a la parte de máquinas y cuando llego de nuevo a mi destino como había mucha gente conocida me dicen: “negro, no saques nada de tu bolsa de equipo que tu destino te necesita de vuelta”. Tenía que volver al barco en que había estado, el Piedra Buena. “Bueno”, dije, porque conocía el sistema, había estado manejando el tema de calderas, la parte de máquinas, todo. Entonces me embarcaron otra vez y era uno más ya de la dotación de vuelta.  Bueno, y ahí el día que salimos a navegar, no recuerdo la fecha…

SE: Pero no les dicen para qué, como si fuera un ejercicio normal…

JR: No, claro, como un ejercicio normal. La prevención de un posible ataque de la flota inglesa a nuestro sur o a ciudades como mar del  Plata, puerto Madryn, todos lugares costeros… era una idea que más o menos tenían. Varios buques salieron en ese momento a navegar y les asignaron a todos un lugar.

SE: No esperaba irse…

JR: No, no porque era algo incierto lo que estaba pasando, no sabíamos qué era lo que iba a pasar. Entonces, el comandante, en algún momento nos viene a ver y nos dice cuál era la misión que iba a tener el buque nuestro con otro buque más, al ver que eso era atacar a la zona costera nuestra teníamos que tener una patrulla permanente desde la altura de Puerto Madryn, hasta Mar del plata, cuidando la costa. El crucero Belgrano (cuento esto por lo que la gente me ha contado, de los que saben más de la parte de comunicación y navegación y por alguna poca información que nos daban), porque nosotros en la parte de máquinas era hacer las guardias, que funcione el barco y después a descansar y seguir navegando… entonces teníamos que hacer esa misión de la altura de Puerto Madryn hacer toda una patrulla costera, estaba el destructor Piedra Buena, el Py, el Bouchard, y otro que no me acuerdo…   entonces el crucero se va hacia la zona sur…

SE: ¿Qué pensaba en ese momento? La sensación de estar arriba del barco o en la parte de las máquinas, de pensar que podían recibir una bomba…¿eran conscientes de eso?

JR: Nunca pensamos que podía llegar a ser una guerra. Nunca, nunca pensé que me podía haber tocado una situación de esas. Uno toma consciencia de todo esto el día que nos enteramos de la operación del crucero, pero antes, después de esa patrulla que estábamos haciendo hacia Madryn, el jefe de operaciones empieza a preguntar barco por barco a ver cuáles están en condiciones para ir a hacer de apoyo al crucero que estaba en la zona sur en la parte de Río Grande, y Tierra del Fuego. Salimos seleccionados entre los otros buques el Piedra Buena y el Bouchard. Nos teníamos que encontrar con el crucero en las islas de los Estados, en un lugar que se llama Bahía Cánepa, que es una zona de defondadero de todos los buques que andan al sur, es la zona de Refugio que tienen. Entonces nos encontramos allá con el crucero, se hace todo el plan táctico a seguir, salimos de la Bahía una vez hecho el plan táctico y nos vamos a hacer combustible con el buque de YPF.

SE: Cuando van a hacer eso, ¿siguen pensando que van a hacer un ejercicio o ya saben que van a ir a Malvinas?

JR: Hasta ese momento seguíamos en el mismo plan, la misma operación de custodia costera. Y acompañando al crucero porque no tenía sistema de sonar para detección de submarinos y todo eso. Pero hicimos combustible con el crucero y los dos buques. Una vez hecho el combustible nos alejamos del buque petrolero, que nos deseó mucha suerte. “Buena navegación, buena estadía” fue el deseo del barco vecino y saliendo de la zona nos dirigíamos a la zona de exclusión porque ese día había sido atacada parte de unos buques de la flota inglesa pesquera y estaban averiados. Entonces la misión nuestra era venir por el sur de Malvinas y encontrarnos con estos buques que iban buscando un lugar de refugio para repararse. Esa era la misión nuestra, que se dio a conocer ahí apenas un poco. Cuando llegamos, esperando en qué momento nos íbamos a encontrar con estos buques, aproximadamente a las tres de la tarde nos tocan a nosotros un zafarrancho de combate y acudir a nuestros puestos.

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SE: ¿Qué es zafarrancho de combate?

JR: Ante todo que estemos prevenidos por cualquier ataque del enemigo, por cualquier avería que tenga el buque hay un grupo de reparaciones para lucha contra incendios entonces nos quedamos en un pasillo de aproximadamente 80 o 90 centímetros sentados, esperando a ver qué es lo que pasaba

SE: ¿Cuál era la sensación que sentían?

JR: Es que nunca pensamos, hasta que cuando bajan algunos de nuestros compañeros el puente, de los que estaban en la zona de operaciones, nos cuentan que perdieron toda clase de comunicaciones con el Gral, Belgrano. Hablando en criollo, pensamos que nos estaban macaneando. Hicimos señales de luces, señales de bengala, todo tipo de señales y no conseguíamos ningún tipo de comunicación. Nos quedamos con la idea de que perdimos comunicaciones o porque realmente las comunicaciones en esos casos en tierra son muy restringidas y apenas es una emisión que se captó, y para evitar la posición del barco, del avión o de lo que sea, las emisiones son restringidas. Creo que fue una hora mas tarde que el encargado de grupo de tareas ordena a los buques alejarse de la zona porque estaban en riesgo, porque del crucero la última información era que lo habían hundido y que había balsas flotando y había gente en el agua…

SE: ¿Empezaron a ver balsas con gente?

JR: No, en ese momento no. Era información que había balsas y que posiblemente el submarino estaba cerca nuestro. Entonces nos ordenan alejarnos de la zona y buscar una zona de resguardo,  como tres o 4 horas de navegación a toda máquina  porque estábamos alerta. Para eso, volvimos, creo que hasta las 7 u 8 de la noche navegando y nos cambian la orden de vuelta, iluminar todo el barco, poner sogas al costado, o sea, amarras, para posibles sobrevivientes y volver al rescate. El tiempo empezaba a empeorar, cada vez más olas, más viento, y el clima en el sur, de un rato a otro cambia.

SE: La premisa era buscar posibles sobrevivientes…

JR: Claro, buscamos y estábamos todos haciendo la guardia permanente escuchando a ver si podíamos escuchar gritos, o el sistema de pedido de auxilio. Era como a las 11 de la noche ya, o doce de la noche. Y con el viento y el mal tiempo, peor todavía. Un agua muy fría. Bueno, seguimos en  la búsqueda. El destructor Bouchard que estaba con nosotros también estaba ahí, estábamos en busca de sobrevivientes y peligrábamos nosotros también. Porque uno está en otra situación, uno ya piensa en que han hundido un buque y que en cualquier momento nos tocaba a nosotros. Y escuchábamos una radio de Uruguay, creo que era, que daba la información de lo que salía de Argentina.

SE: ¿Entendían que esto era parte de la guerra de Malvinas?

JR: El tema era que los ingleses al no poder ingresar a Malvinas, iban a atacar cualquier otra ciudad costera, nuestro litoral marítimo tiene varias ciudades grandes…

SE: ¿Pero ustedes ya sabían de la guerra?

JR: No se estaba hablando de una guerra, directamente. Para nosotros, la unidad cuando sale a operar, es siempre lo mismo y decimos: vamos a hacer en tiempo de paz, hay una rutina para hacer, pero en tiempos de guerra hay otros planes, entonces el comandante o el jefe de operaciones no le va a decir al resto de la gente…toda gente joven encima, entonces esa información la manejaba sólo la cúpula del barco. No teníamos información exacta.

SE: Volvamos al momento en que están buscando algún sobreviviente del Belgrano…¿qué pasó?

JR: Pasamos como 30 horas sin poder rescatar nada. Ya los otros buques al otro día, a las 8 de la mañana, habían mandado un avión de reconocimiento de la Armada avistando la zona donde estaban las balsas, entonces los buques que estaban más cercano fueron al rescate. Empezamos al otro día, recién después de 30 horas, a rescatar gente. El rescate para nosotros fue una cosa difícil de entender, no puede ser que en una balsa para 20 personas lleguen dos o tres y cuál era la forma en que pudieron sobrevivir… algunas con algunos muertos adentro… no recuerdo la cantidad de muertos que traían en las balsas… Toda la dotación colaboró con el rescate, perdí noción del tiempo de mi guardia. El buque iba a paso de hombre, prácticamente parado, porque donde veían una balsa tenían que ir, parar, buscar y bueno, si alguien no estaba con vida levantarlo y después…

SE: ¿Cómo hacían cuando tenían heridos o cuando estaban muertos?

JR: Se acercaban al buque por medio de una escala, se bajaba hasta la balsa al hombre de rescate y se trata de atar al muerto y lo suben al buque, al igual que al herido, se bajaba una camilla, se lo ataba a la camilla, y se lo subía… Y después las balsas había que cargarlas, pero era mucho, entonces se trataba de romper las balsas para que se hundan para que no pase un avión y diga que en tal posición hay otra balsa. Después que rescatamos más o menos 170, que era más o menos la dotación que teníamos en el buque, ahí uno empieza a pensar la carga que lleva encima, la cantidad de gente que llevábamos y si nos hundían a nosotros en la noche…Porque teníamos que hacer una travesía desde donde estábamos nosotros hacia Ushuaia y teníamos que cruzar toda una noche y llegar… Prácticamente el buque llegó a la madrugada a Ushuaia, a veces se dice que fuimos escondidos porque existen pocas fotos cuando se llegó a Ushuaia y desembarcó toda la gente… Eso no se vio, entonces directamente salía toda la gente;  como eran todos de la zona norte, lo que hicieron fue llevarlos a la base aeronaval, los subieron al avión y los trajeron a Puerto Belgrano. Ahí empezaron a decir otra vez… lo tomaron como una cosa de “esto fue lo que pasó” y acá quedamos, que cada uno hiciera de su vida lo que pudiera. Uno se pregunta por qué suceden estas cosas: por inexperiencia de la institución que vivió todo eso porque nunca una fuerza, incluso de las mejores Fuerzas Armadas de EUA o de Europa, no están preparadas psicológicamente o no tienen psiquiatras o psicólogos para preparar a la gente que vuelve de una guerra. Entonces nosotros no teníamos en ningún momento una atención, al contrario, seguíamos haciendo una vida normal y lo que siempre recuerdo, que después cuando salieron las pensiones y las condecoraciones en el año ’87, no figuré en ningún lado. Ni en la dotación del buque. Porque nadie hacia una lista de la gente que había zarpado en ese momento. Yo había estado como dotación del buque anteriormente, desembarqué, pero cuando volví otra vez nadie lo registró. Pasaron casi 7 años más con reclamos, a lo ultimo me habían convencido de decir que realmente me sentía orgulloso de lo que había hecho, el resto de las cosas, de las condecoraciones, cada uno sabe. Porque me toco justo estar con los veteranos de Malvinas que estaban en Ushuaia que tenían mucho peso en el gobierno y ahí pude lograr que tuvieran consideración con lo mío; venía hacia años pidiendo porque nunca había salido una lista de la gente embarcada.

SE: ¿Se acuerda en el momento del rescate lo que le contaban los soldados que estaban siendo rescatados?

JR: Sí, tengo compañeros a los que les di mi ropa de trabajo, porque estaban todos mojados. Un olor medio especial que tenían por el fuego, el olor a humo, porque todos, para calentarse dentro de la balsa se orinaban encima, y eso era el olor fuerte que tenían, pero llegaban al buque y bueno…

SE: Había que bañarlos…

JR: Sí, llevarlos a un lugar donde en realidad había que darles calor, envolverlos con una manta y darles ropa seca y llevarlos al comedor a darles algún sandwich y caldo caliente, eso fue lo que hacíamos. A los que podíamos se les daba una ducha, pero tampoco podíamos exagerar con el gasto de agua debido a la cantidad de gente que iba… y bueno, lo único que se hacía era darle los primeros auxilios, un té caliente, un mate cocido, un caldo, las cosas que se hacen en un rescate.

SE: ¿Y qué les decían?

JR: No recuerdo haber tenido alguna charla con ellos y tampoco queríamos preguntar, porque era una situación de emergencia, en ese momento lo que teníamos que hacer era levantarlos del agua y llevarlos al buque y darles los primeros auxilios.

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SE: ¿Tenían un equipo de salud para tanta cantidad de gente?

JR: Había un médico y después lo que se hace normalmente para el rescate, se hace lo que se puede ofrecer. Por eso digo, hay cosas para las que uno no está preparado. Había tres enfermeros o dos y un médico, el resto sabemos cosas básicas de primeros auxilios. Pero colaboramos en el rescate para que después pudieran seguir el circuito que tenían que hacer para identificarlos. Iban directamente al comedor y una vez que estaban mejor, ellos empezaban a pedir otras cosas. Pero antes había que ver dónde se metían, buscaban refugio porque había gente que había estado 24 horas en el agua, en una balsa, es como estar en una cáscara de nuez en el mar… es un pedacito. Y el mal tiempo que les tocó vivir, peor todavía

SE: ¿Se ha encontrado después con alguno de estos rescatados?

JR: Tengo compañeros de escuela inclusive que nos encontramos anualmente y se acuerdan del buque que los rescató, pero Omar, uno de los que encontré después de treinta y pico de años, me dice: “José, yo la verdad que no me acuerdo de vos”. Porque ha pasado mucho tiempo; lo que más me acuerdo es de uno que conozco y que le ofrecí hasta mi pieza porque encima éramos co-provincianos.

SE: ¿Y siguen teniendo vínculos?

JR: Sí, si. Me ve siempre, me manda mensajes para las fiestas, cumpleaños.

SE: ¿Lo conocía de antes?

JR: Alguna vez tuvimos algún contacto de flota, digamos, en el puerto y después cuando lo encontré en el rescate nos seguimos viendo más seguido, ya cuando éramos más grandes.

SE: José, al frente del Centro de Veteranos de Tandil, ¿cuál es la lucha que siguen teniendo?, ¿qué les queda transitar?

JR: La misión principal nuestra es recordar a los soldados que ofrendaron su vida, por un pedazo de nuestra patria, esa es nuestra misión, después hacerle conocer al resto de las generaciones que vienen, contarles lo que uno vivió y cada uno en las distintas situaciones. Siempre cuando vamos a dar una charla a las escuelas o donde nos inviten, llevo un hombre del Ejército, un hombre de la Fuerza Aérea y uno de la Marina. Son distintos puntos de vista y situaciones, entonces cada uno cuenta la vivencia de la guerra… cada uno tiene su relato e historia. No contamos la historia de los demás. Ese es nuestro peregrinaje y mantenernos unidos siempre dando estas charlas a las distintas instituciones para hacer conocer lo que es una guerra porque mucha gente por ahí nos mezclan en otra situación política, peo nosotros somos parte de una fuerza a la cual elegimos como cualquiera elige una carrera y nos tocó vivir esto, entonces, lo que no queremos es que nos mezclen con la dictadura. Somos parte de un gobierno, pero no somos parte de la dictadura, nosotros vivimos otra situación, entonces esas cosas, no es algo que se armo en el 82, esto es un reclamo que hace nuestro gobierno al Reino unido para que devuelva las islas, usurpadas desde el 1800. Es parte de una historia que nos toca relatarles a nuestros hijos, no es un problema que alguien quiso generar eso para perdurar en el poder. La historia dice que a nosotros se nos cumplía el tiempo de reclamo de derecho sobre las islas, y nosotros es como si tuviéramos un terreno… nunca pensé en una guerra de esas, pero nos tocó vivir eso y hoy tenemos 117 años más para reclamar esos derechos. Ojala que algún día las nuevas generaciones vayan teniendo conciencia de lo que fue la guerra para nosotros y que escuchen, vean, que realmente no sea algo del gobierno de turno. Ese es nuestro deseo… el Estado actuó en defensa de intereses del territorio. Hoy seguirán los reclamos por medio de embajadores y gobiernos que se vayan adhiriendo a los reclamos nuestros como hasta ahora, y bueno… ojalá algún día pueda terminar en buen puerto…

SE: ¿Dora, cómo fue que se casó con un soldado de Marina que justo se va a una guerra?

Dora García (DG): Nosotros nos habíamos conocido ya en Punta Alta  que está pegado a Puerto Belgrano, porque yo tenía a mi hermano que era de Marina y me había ido de vacaciones con mis viejos, después me quedé a trabajar y ahí lo conocí. Nos pusimos de novios, y bueno, después se dio.

SE: ¿Cómo se entera que él se tiene que volverá subir al barco y que tal vez esté en una situación tan riesgosa?

Dg: -Nosotros no sabíamos nada, habíamos escuchado alguna noticia nada más en la radio, allá a lo lejos, de Malvinas, que tenían que reclamar pero nunca nos imaginamos que se iba a armar todo lo que se armó. Él estuvo acá más o menos diez días después que nos casamos, y se fue y ya no volvió más

JR: Desde el 26 de marzo más o menos hasta el 11 de julio

DG: Nos volvimos a encontrar el 14 de julio.

Romano1SE: ¿Cómo se comunicaban?

DG: él llamaba por teléfono, pero ni siquiera a mi casa, porque nosotros no teníamos teléfono, ni había celulares. Llamaba a la casa de unos amigos de mis padres, entonces ellos me comunicaban. O sea, las cartas que yo tengo son de antes de irse él donde me contaba que los volvían de vuelta al buque, cosas así, pero ni idea de lo que iba a pasar.

SE: ¿Cuándo se entera que su marido está en la guerra?

DG: Después, cuando las radios lo decían abiertamente y pasaban comunicados, ahí nos enteramos.

SE: ¿Y cómo fue ser la mujer de un combatiente?, ¿están pendientes, se reúnen con otras mujeres? 

DG: Yo en realidad acá no conocía a nadie que estuviese casada con un militar. Mi hermano en ese entonces se había ido de pase a Ushuaia y mi cuñada también, entonces ellos nos llamaban por teléfono, nos daban más novedades, porque se enteraban más cosas por estar más cerca. O lo que escuchábamos en la radio, pero nada más. Y él ya me había advertido, que no  escuchara, porque viste que por ahí hay sensacionalistas que agrandan las cosas o porque no quería preocuparnos, es lógico. Y bueno, yo estaba yendo y viniendo porque mis viejos estaban en Rauch cuidando una chacra así que me pasé parte del tiempo en el campo. Cuando volvíamos a la ciudad ahí nos enterábamos, escuchábamos que estaban haciendo campañas, que mandaban cosas, pero bueno, lo seguía extrañando.

SE: ¿Y usted le mandaba cosas?

DG: No, no, no mandaba. No sabía dónde, nada.

JR: Cuando estábamos navegando entrabamos a Ushuaia en la parte de reabastecimiento de combustible, siempre tuvimos víveres y combustible…a nosotros no nos faltó nada…

SE: ¿Dora, se acuerda cuando vuelve?, ¿cómo le avisaron?

DG: No, no me dijeron. Estaba en Rauch. Él había venido el fin de semana anterior a Tandil y no nos encontró porque estábamos en Rauch. Se quedó ahí porque no tenía tiempo ni cómo llegar a la chacra en donde estábamos. Entonces vino el próximo fin de semana y yo todavía ni enterada… mis viejos habían venido a Tandil y entonces lo llevaron a él cuando volvieron… eso fue hermoso, muy emotivo…estábamos en la chacra, todos contentos, alegres de saber que había vuelto, queriendo saber todo, pero él no contaba mucho… no sé si no podía, si no quería, no sé, pero muchas cosas no contó por muchos años.

SE: ¿Así que cuando llegaba el 2 de abril, qué hacían?

DG: Los primeros años, nada. Después me fui de vuelta a Puerto Belgrano y nada…era como un día normal…después con los años se empezó a hablar, hubo algunos que empezaron a querer recordar… pero por años, nunca se habló. Él me decía: sí, el buque nuestro estuvo en el rescate de los heridos… me decía cómo subían, que venían muy quemados, lastimados, pero hasta ahí, no me contaba nada más…

JR: Lo que pasa que hay una parte muy sensible que lastima mucho al otro…

SE: Uno se pregunta cómo no tuvieron contención psicológica y cómo siguieron trabajando “normalmente”.

DG: No tuvieron ayuda para nada.  Es el día de hoy que me pregunto por qué los dejaron solos… no entiendo por qué los hicieron entrar de noche, hay gente que cuenta que los llevaron en colectivo hasta su destino, con los vidrios tapados.

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SE: Los escondieron cuando volvieron.

JR: Y nos siguieron escondiendo porque no había nadie que respaldara la situación.

SE: ¿A ustedes los traen de vuelta  a Tandil de noche?

JR: No, no, no. Yo vuelvo a Puerto Belgrano en el barco como si hubiera salido normalmente, a hacer una operación y después desembarcamos como si fuera un día normal y podemos contar lo que vivimos, pero después el resto, la situación fue una cosa como si vos fueras a una competencia y perdiste y te vas a tu casa, y esto fue lo mismo, como si fuera un deporte. Entonces… a pesar de que uno cuando ingresa a la escuela en algún momento nos preguntaron si sabíamos para qué estábamos. Y hoy recuerdo bien: “ustedes piensen que las Fuerzas Armadas son el seguro del Estado y el seguro del Estado es como cuando uno tiene un coche, que paga el seguro pero no sabe para cuándo”. Entonces las FFAA fueron creadas para eso, para cualquier ataque exterior, de cualquier país. Eso es lo que a nosotros nos enseñaron y nos quedó. Y bueno, hoy seguimos pensando que la FFAA son para eso…lo único que recuerdo fue la condecoración del Congreso y después una medalla que dio cada una de las fuerzas, pero  después jamás… yo hace seis o siete años que me fui y jamás fui invitado a alguna ceremonia de las fuerzas…me fui, trabajé y chau, adiós. Nada. Entonces recuerdo todo lo que viví adentro, pasé 35 años y prácticamente diez años viví como un chico y después empecé a pensar ya con una familia, de otra manera.

SE: ¿Tuvieron hijos?

JR: Sí, sí.

SE: ¿Qué edades tienen?

DG: 33, 31, 28 y 25. Ya teníamos uno cuando nos casamos…de ocho meses.

SE: ¿Y con los chicos se hablaba de este tema o sólo cuando fueron más grandes?

DG: Cuando fueron más grandes

JR: La mayor parte de una charla empezó acá en Tandil hace seis años. Cuando me vine, que me retiré, ya tenía mi casa en Tandil, entonces al llegar acá nos encontramos algunos de la Fuerza, Ejército y la Marina y estábamos en el Centro y seguimos agrandando el Centro y ahí empezamos a dar charlas.

SE: Pero ustedes como familia, ¿hablaban del tema?

DG: Mi hijo, el más grande sabía bien, él está en la Marina también, así que…

SE: Se transmitió la vocación…

JR: Sí, algo quedó… por lo menos siguen la tradición. Pero bueno, nosotros estamos transmitiendo todo y lo seguimos trasmitiendo y queremos que en algún momento esto, todo esto quede como una historia conocida, como la de San Martín, que todos hemos vivido también…

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