SE: como llegan los Lejarreta a la Argentina?
Mi padre con el hermano fueron a Norteamérica a trabajar, a la zona más fea que había, a cuidar ovejas. Habría unas 1000 personas, de las cuales 900 serían vascos. Entraban vascos y ni les tomaban los datos, les decían: “entren nomás porque van a trabajar”. Había muchos navarros…y había un irlandés, que había ido también y le decía a mi padre: “tú me enseñas a hablar el vasco y yo te enseño a hablar el inglés”. Y efectivamente mi padre aprendió a hablar el inglés perfecto. Él estuvo ahí unos cinco años. Los obreros comunes ganaban 100 dólares, ellos ganaban 500. Hacia 40 y tantos grados de calor en el verano y en el invierno había tres metros de nieve. Y aguantaban todo, mi padre me contaba esa historia siempre.
SE: Entonces él se va del país vasco para buscar trabajo.
Sí, fueron a cuidar ovejas, fueron él y mi hermano de parte de mi madre y algunos familiares también. Venían después con 50 o 60 mil dólares, compraban caseríos y vivían ahí.
SE: Cuándo se vienen a Argentina?
Yo soy nacido en Argentina. Mi padre después de ir a Norteamérica se vino acá a trabajar. Se vino “acomodado” y se fue a Guaminí, yo nací ahí, soy hijo único. Con un amigo alquilaron como dos mil hectáreas de campo y tenían cosecha, estuvieron varios años. La segunda vez que vino, se había casado ya en el País Vasco y la trajo a mi madre. Y después nací yo. A mi madre no le gustaba el campo, y yo volví al País Vasco a los 3, a los 8 hablaba perfecto el vasco. A los 10 años estaba viviendo en Guernica. Ahí vino el bombardeo. Ahí dormía con mi abuela, hasta los casi 7 u 8 años.
SE: Cómo era Guernica?
Era hermoso… nosotros vivíamos en una casa en un tercer piso. Vivíamos al lado de un puente. Siempre andaba en la calle con mis amigos.
SE: Iban a la escuela?
No, teníamos particular.
SE: Ud estaba cuando bombardearon Guernica?
Cuando vino el bombardeo a Guernica, incendiaron todo, nuestra casa no, pero nos fuimos a una ciudad donde había parientes. Con mi padre íbamos a un bosque a juntar hongos, y ese día el bombardeo nos agarró ahí, veíamos los aviones venir, y empezaron a tirar las bombas, nos tuvimos que meter en una zanja. Ya un soldado que me daba chocolates me había dicho: avisa que tenemos información que los alemanes van a bombardear Guernica. Vinieron 15 aviones a bombardear. Los aviones eran piloteados por alemanes, que iban a practicar para la Segunda Guerra Mundial. A mí me mataron dos primos en la Guerra Civil. Primero tiraron bombas, después bombas incendiarias, y después cuando veían gente caminando la ametrallaban sobre el puente. Nosotros como estábamos advertidos por el soldado, habíamos hecho un refugio de barro, ramas y hojas, pero todos los vecinos vinieron ahí, y vino un avión y tiró una bomba, pero le erró, entonces salieron todos, y mi abuelita y mi madre estuvieron en la orilla de un río las cuatro horas del bombardeo. Con mi padre volvimos a la casa a sacar todo lo que pudimos: sábanas, cobijas, y a mi padre le pegó un ladrillo, se lastimó, y justo vivía un dentista a unas cuadras, pero lo dejó, huyó asustado por el bombardeo… Algunas cosas pudimos sacar de la casa, como un baúl que me traje, y cuando vinimos acá regalamos todo a parientes. Pero en el bombardeo sobre todo, pude sacar una azucarera –que aun hoy tengo en casa-, porque saque la leche y el azúcar, y me dice mi madre: “menos mal que trajiste eso porque no teníamos nada que comer…”. Al día siguiente vinieron unos parientes con los carros tirados por bueyes y cargamos todo ahí, y unos parientes que vivían con nosotros, y a los que no le había quedado nada, vivieron con nosotros un mes hasta arreglar donde íbamos. Ahí en esa otra ciudad viví hasta los 15 años. Me bañaba 4 o 5 veces en la playita ahí, con amigos. Después del bombardeo, al mes había un buque que salía para Argentina, y mi papá se volvió a Argentina e hizo trámites para que pudiéramos ir todos. Y tres años después él consiguió los papeles… para que pudiéramos venir. En cierta forma fue más fácil que consiguiera los papeles porque tenía un hijo nacido en Argentina. Cuando me estaba por ir, los franquistas me dijeron: “así que te vas?”, les dije:” Sí, me voy, y los insulté”. Sí, yo insultaba mucho a los franquistas… les dije: “más vale que no me hagan nada, porque yo soy argentino, así que si me hacen algo, hablo con el embajador argentino…” y recuerdo que a los chicos nos obligaban a hacer un desfile, y yo le dije a un soldado: “Ud. No me puede obligar porque yo soy argentino”, así que él le dijo al resto: “a él no, porque es argentino”. Así que yo veía a los chicos desfilar, y yo iba al lado insultando a los franquistas.
SE: Cuándo se vino a Argentina?
Vinimos en el 47’ con mi mamá y mi abuela. Vinimos en un buque vasco. Tardamos 40 días. Hicimos muchas paradas. Mi madre y mi abuela se mareaban en el barco, vinieron descompuestas. Pero la tripulación las atendía bien. Y había curas en el barco, y daban misa, y yo hacía de monaguillo. Cuando llegamos, mi padre había dejado el campo y tenía un hotel con mi tío. Hacía un calor impresionante… y era invierno… me había hecho socio del Club de Independiente, a los 15, entonces podía ir a la pileta. Pero me dijeron que con la dentadura mal no podía ir, así que tuve que ir al doctor, y era muy caro, 1000 pesos de esa época. Mi padre me dio 500 para que les llevara en ese momento, y después le pagábamos lo que quedaba. De los 15 a los 18 me recibí de Tenedor de Libros, estaba en el colegio San José. Al principio no me quisieron recibir porque era el mes de junio. Entonces mi padre habló con el director y le dijo: “mire, usted es el director, pero Usted tiene jefes en Buenos Aires, usted dígales a sus jefes que mi hijo quiere entrar acá”. Y al otro día, a las 8.05 am los jefes de Buenos Aires le dijeron que si. No me costó adaptarme porque no era tímido, ya el primer día estaba en el recreo con todos los chicos alrededor, y yo contándoles mi historia. Recuerdo que varios de los curas eran franquistas, entonces algunos me ponían mala nota, por el solo hecho de ser vasco. Un día me dice el hermano Roberto, todos los comercios que vienen quieren que trabajes para ellos, así que usted elige. Entonces empecé a trabajar con Bunge y Born, usaba el pelo largo, y al mes me dieron 100 pesos, al otro mes 110, al otro, 120, y al otro 130, eso era lo que yo tendría que haber ganado de entrada. Pero después la empresa cerró, y el jefe me dijo que si yo hubiera sido más grande, me hubieran mandado a Buenos Aires o Brasil, las sucursales que la empresa tenía. Despidieron a casi todos. Y a mí me pagaron 2000 pesos, que se los di a mi madre. Después empecé con un militar, Jefe del Distrito, a trabajar con él. Pero un día me caí del caballo y me quebré, me quedó una cicatriz… pero así me salvé del servicio militar.
Después de un tiempo trabajé en una cerealera y cuando cerró después de 20 años, me asocié con Macaya, que era potente, y con Magnasco, los hijos de Macaya, Herrero y yo. Estuvimos 20 años también, y murió mi socio y no quisimos seguir.
SE: Cuándo conoce a su mujer?
En el campo amoroso yo sabía esquivar los amores duraderos, no quería compromiso (risas). Cuando el asunto se venía serio me escapaba, no quería saber nada. Porque ya mis amigos andaban de novio y se casaron todos con 20 o 21. Yo me casé a los 30, cuando conocí a Marta, la mujer de la que me enamoré. Un amigo mío, el polaco, era amigo de una amiga de Marta, de quien el polaco gustaba. Íbamos al baile del club Independiente, yo iba todos los días a jugar al Mus, pero cuando había baile, íbamos también. Las invitamos a ellas, y les habíamos reservado la mesa. Yo a ella la conocía por la amiga del polaco. Estuvimos ahí, bailamos, y por ahí le dije: “ querés que nos veamos mañana?” Y ella hablo con la madre y me dijo que sí. Tenía que ir a su casa yo. Y seguí yendo, y seguimos saliendo… y después me hacía entrar la casa. Después murió el padre, cuando hacía seis o siete meses que andábamos. Y le dije: “Bueno, si querés que nos casemos nos casamos”, “Bueno”, dijo ella. Hicimos una fiesta muy grande. No teníamos casa todavía, entonces empezamos a vivir con mis padres.
SE: Compartían la tradición con ella de hablar en vasco, comer comidas vascas, compartir fiestas vascas?
Si, cuando íbamos a comer a la casa de mi madre, aprendió a hacer porrusalda, calamar, bacalao a la vizcaina, natilla.
SE: Se juntaban los inmigrantes vascos ya por esa época?
Si, había una casa, que era de cuatro hermanas, y la pusieron en venta, y ellas tenían apellido vasco. Eentonces, les pedí que me rebajaran el precio, por tener apellido del mismo origen, y yo tenía 350.000 pesos de esa época, y bueno, me perdonaron 50.000. Y después empezamos a acondicionarla para hacer actividades de la colectividad.
SE: Sus hijos y nietos le preguntan por esta historia de la familia?
Sí, claro que sí. Mis dos hijos y cinco nietos.