Por Simón Ventos Taborga

Guardias telefónicas, monitoreo de casos y redacción del parte sanitario diarios son las acciones que lleva adelante y que lo transformaron en una de las herramientas fundamentales para enfrentar la emergencia sanitaria por el COVID-19. 

El Voluntariado Universitario para la Emergencia Sanitaria se creó para reforzar la respuesta del sistema de salud de Tandil, Azul, Olavarría y Necochea-Quequén. Uno de los programas fundamentales para asistir a estos municipios son los Centros de Monitoreos Epidemiológicos.

Los Centros de Monitoreos Epidemiológicos están conformados por docentes y estudiantes de los últimos años de medicina o enfermería de la Facultad de Salud de la Universidad Nacional del Centro (UNICEN). La convocatoria se realizó a través de la Secretaría de Extensión Universitaria en las cuatro ciudades. Existe un centro de monitoreo por municipio: cada uno de ellos tiene su propio equipo de voluntarios y profesionales a cargo.

“El Centro de Monitoreo es una estrategia sanitaria que tiene un objetivo: evitar el tránsito innecesario de personas y sobre todo el tránsito innecesario de personas en las instituciones sanitarias”, explica Martina Iparraguirre, una de las profesionales a cargo del voluntariado de Tandil.

En definitiva el Centro de Monitoreo es una guardia hospitalaria que funciona telefónicamente. La decisión de ponerlo en marcha se fundamentó en dos aspectos: la gran cantidad de contagios de COVID-19 en hospitales de otros países y la etapa del año que se avecina, en la que aumentan las patologías respiratorias. “Necesitamos que la gente no concurra de manera innecesaria y masiva a las guardias de atención, siempre y cuando algunos de sus síntomas pueden ser atendidos telefónicamente”, explica Iparraguirre.

El proyecto

La convocatoria para formar parte del Centro de Monitoreo se anunció en el proyecto del voluntariado para la emergencia sanitaria COVID-19 de la UNICEN y la Facultad de Salud.

El Centro de Monitoreo de Tandil cuenta con 23 voluntarios, profesionales de salud y tres especialistas en Epidemiología. Funciona en las instalaciones de la Secretaría del Sistema Integrado de Salud Pública (SISP), en Alem al 1500. Para formar parte del proyecto, los estudiantes de la Facultad de Salud atravesaron una etapa de formación.

“Tuvimos un encuentro antes de comenzar el trabajo en el centro de monitoreo”, explica Micaela Basso, estudiante del último año de la carrera de Medicina. La formación estuvo a cargo de Claudia Hernández (Medica Infectologa) y Matías Tringler (Vicepresidente del SISP).  “En esa charla nos informaron de la situación y del trabajo que íbamos a llevar adelante”, agrega. El proyecto del voluntariado para la emergencia sanitaria COVID-19 es muy claro a la hora de plantear las funciones y el sistema de trabajo del centro de monitoreo.

Los voluntarios deben atender dudas y consultas médicas sobre el COVID-19; capacitar a ciudadanos sobre el protocolo a seguir ante la aparición de un caso sospechoso o probable de COVID-19; y generar datos a partir del seguimiento del contacto y los casos de COVID-19.

La rutina de trabajo se divide en dos procesos: uno se lleva adelante en la sala de llamadas, en la que se atiendan las consultas médicas o denuncias por incumplimientos de cuarentena. El otro sucede en la sala de situación, acá se gestiona información para la toma de decisiones implicadas en la vigilancia epidemiológica; elaboración y difusión de partes diarios; elaboración del Boletín Epidemiológico Semanal; seguimiento de los contactos y de los casos confirmados de COVID-19.

El Centro de Monitoreo es una de las herramientas clave para atender la nueva situación sanitaria que causó el COVID-19. Sus acciones para la prevención y la generación de información transforman a la ciudad en un lugar más ordenado y seguro. Para terminar de graficar el trabajo de los voluntarios, cabe destacar que producen una de las piezas de comunicación más importante de los últimos tiempos: los partes diarios sobre la situación sanitaria de Tandil.

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