20170505_100359Con testimonios de coraje y pasión por la defensa de la patria continuó desarrollándose el programa Malvinas en Familia que este viernes 5 concluye tras una semana de diversas actividades que, como indica su título, busca incorporar el núcleo familiar al conocimiento y concientización en torno a la gesta por la recuperación de las islas.

Ya es el tercer año que la Secretaría de Extensión de rectorado de la UNICEN ha lanzado esta iniciativa con el aporte de las Fuerzas Armadas, del Centro de Veteranos Tandil y de distintos actores de la comunidad. En este renglón, hay que remarcar la importancia del Museo de Malvinas, creado y dirigido por Santiago Calvo que funcionó en su propio domicilio hasta que a partir de noviembre de 2016 logró tener un espacio físico propio, en Gardey. El Museo tiene tantos años como la guerra misma ya que Calvo comenzó a exponer fotos, documentos y bibliografías en general hasta llegar a un presente con un valioso material que incluye piezas originales de todo tipo, verdaderos tesoros históricos.

Todo esto pudo apreciarse en las jornadas realizadas en el Centro Cultural Universitario, tanto en el Salón de los Espejos como en el Gimnasio donde hasta hubo réplicas de las trincheras. Pero sin duda lo más trascendente resultó el contacto con las escuelas, logrando la participación de centenares de alumnos que tuvieron oportunidad de recorrer con una guía didáctica toda la muestra y escuchar, de boca de los propios protagonistas, los aspectos salientes y dolorosos de la guerra.

Relatos de valentía, de tesón, con las diferentes maneras de superar las difíciles contingencias que se les presentaron a las tropas argentinas, fueron escuchados atentamente por los estudiantes. En ese sentido, en la jornada de cierre, resultaron tan emotivas como sorprendentes las exposiciones de Nicolás Dómina (Artillería Antiaérea), Manuel Larroza (Ejército) y Marcelo Zampatti (Mecánica de la Armada) quienes disertaron de manera amena pero contundente sobre las distintas experiencias vividas, entregándose luego a las entusiastas preguntas de niños y adolescentes, con sus profesores.

Extensión UNICEN dispuso que muchos de esos testimonios queden grabados en gigantografías como así también en el sitio Blog de Malvinas

Allí pueden leerse relatos como estos:

“Los militares de carrera estábamos muy entrenados porque teóricamente estábamos preparados para pelear con Chile. Ya habíamos entrenado en el frio pero en cambio el Ejército estaba organizado por ranchos. Tenían problemas gravísimos. Incluso encontramos un soldado muerto de hambre y de frio. El mismo teniente Coronel Piage habla de este soldado, en un libro que escribió. Lo que pasa que tenían que hacer cinco km. para buscar la comida al rancho y volver y comer en la trinchera, con cinco grados bajo cero, el guiso era un flan duro. Incomible. Hubo muchas fallas en ese sentido”.

O este otro:

“La comunicación que teníamos eran las radios uruguayas. Las argentinas decían cualquier pavada. A nosotros nos estaban matando y ellas hablaban del mundial y de si jugaba Maradona. A nosotros nos mataba eso. De Malvinas no se hablaba. Solo se hablaba del Mundial. Había unos combates terribles y nada. El único que hablaba a veces era Nicolás Kasanzew. Era el único que estaba como periodista en Malvinas. Pero nadie se lo publicaba. Pero él siempre estuvo. Por Uruguay sabíamos más que por medios argentinos”.

Los recuerdos son duros pero justamente el dramatismo que encierran es lo que les otorga la vigencia necesaria como para circulen en toda la comunidad y que la ciudad, las familias, tomen conciencia de lo que fue Malvinas, tal el propósito perseguido por los organizadores de estas jornadas.


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