La Secretaría de Extensión de la UNICEN desarrolló un estudio sobre el grado de avance de proyectos de extensión, más allá de las intervenciones del Voluntariado Universitario Covid-19, y anunció que evalúan “alternativas de continuidad en modo virtual” de la extensión universitaria.

Se entrevistaron a los responsables de casi 30 proyectos correspondientes a la 6ta convocatoria de proyectos de extensión financiados con fondos del presupuesto universitario, que se llevan a cabo en las sedes territoriales de la Universidad.

El 44% de ellos ubicados en la ciudad de Tandil, el resto en Azul (20%), Olavarría (18%) y otros con base en Quequén y en otras ciudades de la región.

La mayor parte de los proyectos ya habían iniciado su actividad previa al comienzo de la cuarentena obligatoria, y resulta del relevamiento que solo 12 han podido continuar con sus actividades en los meses de aislamiento. Esto muestra que al momento de este relevamiento el 40% de los proyectos iniciados, continúan su marcha en pleno ASPO.

Según este relevamiento, el 60% de los proyectos se encuentran en “estado de espera”, la mayoría de ellos evaluando alternativas de continuidad en modo virtual en ciudades de la región que se encuentran con distintas fases de flexibilización de la cuarentena, algunas en situación de retroceso, como los casos de Necochea y Olavarría.

Igualmente, todos los proyectos en marcha han pasado por un proceso de reformulación de métodos de trabajo, según surge del relevamiento, en lo que respecta a metodologías de intervención, actividades y plazos, en respuesta a las contingencias que ha ido presentando el propio contexto.

Otros proyectos han debido postergar el inicio de sus actividades post cuarentena. Quienes dirigen los proyectos de extensión y estudiantes se han adaptado a las clases virtuales que demanda tiempo y nuevas habilidades, experiencias que serán de gran utilidad para repensar los proyectos que están en espera.

Claro que no solo de proyectos y convocatorias se nutre la extensión universitaria, que cubre un amplio rango de programas y líneas de trabajo en diversas temáticas (algunas de ellas socialmente sensibles) que ponen de relieve el rol de las universidades y su enraizamiento en el entramado social de las comunidades en las que se encuentran insertas.

Consultado el secretario de Extensión, Daniel Herrero, consideró para finalizar que “no todas las instancias de la educación son virtualizables, prueba de ello son las prácticas socioeducativas que forman parte de muchos de estos proyectos de extensión y que debieron reprogramarse al ritmo de los nuevos tiempos”.  “La presencialidad –agregó- se vio fuertemente restringida no sólo por parte de alumnos y docentes, que debieron trasladar sus labores al mundo virtual; también en las organizaciones, instituciones y organismos que forman parte de estos proyectos educativos”.

 

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