Reseña de la Olimpiada Cultural Interfacultades

Durante cuatro días los estudiantes de la UNICEN protagonizaron una auténtica celebración de carácter cultural, al competir en distintas disciplinas artísticas –paralelas a las jornadas deportivas- en un encuentro donde se reflejan las potencialidades creativas que contribuyen a su formación profesional. Este es un detalle de lo ocurrido en una nueva edición de la Olimpíada Cultural Interfacultades, organizada por la Secretaría de Extensión.

POESIA

En poesía el primer puesto lo obtuvo la obra La fiesta de Bárbaro Soto, estudiante de la Facultad de Arte, cuyo texto se reproduce:

La fiesta

Espero con gracia el día de tu muerte,

Solo ahí te voy a volver a ver,

Porque cuando te mueras voy a abrir tu cuerpo

Sacar tu carne y hacerme un vestido con ella,

Coserla con el hilo dental que uso todos los días después de comer,

Porque los dientes tienen bacterias y solo eso me va asegurar que te pudras.

Paso y paso el tiempo en medio de nosotros,

Así como pasan los camiones en la ruta,

Y uno se siente solo, chico, y estúpido, pero es tarde mi amor,

Ya estamos viejos, supieras todo lo que se me quedo en la garganta,

Pero nunca más volví a ver esa cara negra, negra de pena, nunca más volví a ver esos

Ojos que apenas se sujetaban, porque la verdad es que siempre odiaste la vida,

Sí, siempre la odiaste, por eso me la quitaste a mí.

Yo quería que me peines maricón, me hubiese gustado que me peines,

Pero te fuiste, ahora no paro de mirarme al espejo y peinarme sola,

Pero ¿te cuento un secreto? Hay veces en que me imagino que tú lo haces,

Y me peino fuerte, tanto que estoy empezando a quedar pelada,

Tal vez ahora te guste sin pelo, sin rostro,

Tal vez ahora te guste si me pongo un trapo sucio en la cara

¿Porque era tu pelo el que no te gustaba cierto?

Por eso me dejaste.

NARRATIVA

El Magayanes de Facundo Raúl Caamaño. alumno de la Facultad de Ciencias Exactas fue el galardonado en primer lugar del Certamen Narrativa. Aquí, su trabajo:

El Magayanes

Su mirada afilada detuvo el tiempo. Y como un experto, simplemente observó. Miró el horizonte con valentía. El barrio no se movía, y paralizado reposaba en el seno de la villa. El aire se sintió pesado. Se podía advertir que algo iba a ocurrir.

El silencio se hundió en un poderoso temblor que trazó en el cielo azul una especie de grieta sin forma.

A la distancia, por encima de la casa marrón de la calle cortaba el pasaje, apareció Ella, su enemiga de siempre. Se sintió feliz de volver a enfrentarla, sabía que podía gambetearla una vez más.

Se le paró delante, cara a cara. Se examinaron. Miradas cruzadas. Silencio. U frío húmedo y negro comenzó a envolver la calle arrugando las veredas. Se dio cuenta en ese instante que no le quedaba mucho tiempo. El cielo pareció oscurecerse ligeramente y el asfalto se transformó en un helado barro n

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