El taller de Agro Yoga Regenerativo que, desde 2013 se desarrolla en las Unidades Penales de Sierra Chica y Azul, se extendió este año hasta la Unidad N° 20 de Trenque Lauquen, como parte de las actividades que se desarrollan desde el programa Universidad en la Cárcel dependiente de la Secretaría de Extensión Rectorado UNICEN.
El proyecto, a cargo de la especialista Claudia Cabrera, aborda centralmente tres ejes de intervención paralelos e interconectados: por un lado técnicas de Yoga y meditación orientadas a educar diferentes aspectos de la salud física, mental y emocional, se aplican técnicas védicas de autoconocimiento para el despertar de la conciencia.
El segundo eje se ocupa de mantener y ampliar una huerta orgánica en la que se aprende a regenerar suelos, elaborar fertilizantes y caldos nutricios y anti plagas, producción de alimentos, plantas medicinales y aromáticas y semillas orgánicas de acuerdo a los saberes ancestrales de la agricultura orgánica regenerativa.
La tercer línea se vincula a la Ayurveda (ciencia de la vida) desde donde se incorporan e intercambian conocimientos ancestrales de nutrición, salud y medicina natural identificando las especias, hierbas y condimentos tanto en su uso culinario como antídoto de algunos alimentos. También comparten recetas de masalas (mezclas de especias) para realzar el sabor de las comidas y aprenden a utilizarlos como preventivos o atenuantes de diversas patologías complementando y acompañando los tratamientos médicos que correspondan al caso.
Lo realmente interesante y trascendente de esta experiencia es la “cosecha humana” que resulta mucho más profunda que sus objetivos. Como señala Juan, uno de los participantes, «este tipo de talleres sirven principalmente para crear ‘conciencia’, para que todos nosotros comprendamos que podemos lograr todo aquello que seamos capaces de imaginar. El cuidado del cuerpo es lo mas valioso, pero no siempre pensamos en ello y mayormente lo descuidamos y mal utilizamos. Por primera vez en mi vida he aprendido a usar la pala, el rastrillo y otras herramientas útiles para labrar la tierra. Por primera vez, hace más de cuatro años fui capaz de meter la mano en la tierra y de limpiarla de malezas que no son útiles para sembrar. Trabajar la tierra me da una energía que desconocía. Me gusta remover la tierra, meter dedos en los surcos, transpirar y sembrar y por supuesto que me encanta cuando comienza a florecer lo que sembramos y mucho más cuando podemos cosechar algo y alimentarnos con eso«.
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