Secretaría de Extensión (SE) : Georgina, ¿cómo llegaste a Argentina?
Georgina Centeno (GC) : bueno mi historia es una cosa… cómo te puedo contar, es como una novela. Yo he vivido en el Perú en varios lugares. Primero vivía en la ciudad donde yo nací, en el Cusco, en la provincia de Sicuani, un pueblo así como puedo decirte, un poquito más chico. Y nací ahí, asique soy cusqueña en realidad, porque es un pueblo de la provincia del Cusco.
Y bueno luego me fui porque mi marido me llevó para otra ciudad, Camaná, en la costa.
SE: ¿lo conoces ahí a tu marido?
GC: sí ahí lo conocí, porque yo era bailarina de un grupo, era directora de danza y a él le invitaron como director de música y ahí donde me conocí con él. Y bueno ahí nos conocimos, nos casamos y tuvimos a mi primera hija que es Daisy. Y después de 10 años, de 11 años vino a Brunela.
Viví en Camaná, en Arequipa y ahí me volví a ir a mi tierra otra vez. Y ahí es donde mi marido me dice “vámonos a Argentina”. Porque él ya había vivido mucho tiempo acá, él realmente vivió casi toda su vida acá. Vino desde joven a estudiar ingeniería electrónica y se casó acá con una argentina de La Plata y bueno ella falleció y se volvió al Perú. Y me encontró a mí, una historia (se ríe), me encontró y bueno, y nos vinimos para acá. Él insistía “vámonos que en Argentina en este momento las viviendas están más cómodas para pagarlas”. Era cuando yo me vine en el 2004, cuando Kirchner estaba asumiendo la presidencia, entonces las casas estaban baratas, era accesible para comprar.
SE: ¿y vos sabías algo de Argentina?
GC: yo sabía todo de Argentina porque él me mostraba todo lo que era Argentina. Cuando yo vine ya sabía cómo era Argentina porque era un peruano, pero ya estaba copado por Argentina. Él vivió casi 20 años acá, trabajó acá. Con las fotos, con todo, me dice “vámonos para allá”. Y él vino antes porque su hermano estaba enfermo. Falleció el hermano, volvió al Perú y me dice “tenemos que irnos allá porque allá ahorita hay una posibilidad más económica” y estaba mejor Argentina que en ese momento que Perú. Entonces bueno vinimos para acá y llegamos a la casa de una amiga que es como una hermana para mi marido, era española pero Argentina. Y bueno estuvimos ahí.
Me vine a Tandil porque Gerardo tenía acá un grupo de ajedrecistas. Él perteneció al Club Santamarina, jugaba ajedrez y tenía muchos amigos acá. Tuvo un vínculo muy lindo acá con mucha gente. Entonces me dice “-: tenemos que irnos a Tandil porque Tandil es algo parecido a Sierra Bonita que vos lo vas a extrañar mucho”. Entonces yo le digo “-: bueno está bien, vámonos”. Entonces cuando me trajo aquí lo primero que hizo es llevarme al Centinela para ver más o menos que yo tenía algo parecido los cerros, las piedras, esas cosas, para que yo no extrañara. Entonces me enamoré de Tandil, porque es una ciudad muy linda, cómo te puedo decir, una ciudad cálida y dije “bueno, nos quedamos”.
Pero al principio me costó bastante porque tuve una crisis de asma terrible y casi me vuelvo. Casi me vuelvo y me dice “-: bueno, si no te recuperas de esto, volvemos”. Entonces yo le digo “-: no, tanto sacrificio hicimos para venir“. Porque fue un sacrificio grande para venir porque tuvimos que vender todo y vinimos solamente con maletas de ropa, nada más. Fue algo difícil desvincularse de cosas que vos tenés, es triste, porque dejas todo y te venís a un lugar…donde digamos no conocés. Es eso así, de “bueno vendemos todo”, e ir viendo que de verdad la gente te lo lleva, te lo compra. Claro mayormente le vendía a gente allegada porque no quería que mis cosas queden con cualquiera. Entonces yo decía “no, lo que yo tengo que hacer es vender, porque eso tiene que ser”. Y hacía grupos viste, “esto tiene que ser para tal hermano”. Me decía “bueno lo que me tiene que pagar, me tiene que pagar listo, no importa, pero se queda con él”.
Pero fue algo increíble la venta de mi casa. Porque nosotros pensamos que al poner en venta la casa siquiera iba a demorar un año. Porque pues cuando pones en venta a la casa no se vende. Ah…en el momento fue una cosa…pero increíble lo que pasó. El lugar donde yo viví allá, en Sicuani, es un lugar muy comercial, muy comercial, entonces yo fui a comprar a un abarrote. Porque allá se dice “abarrote” a donde se vende todo por mayor. Entonces fui y bueno a la mujer le comenté, le dije “-: sabes qué me voy a ir de acá y voy a vender mi casa”. Y a la mujer se le levantan las antenitas y me pregunta si de verdad la iba a vender. Ni siquiera le había puesto letrero de venta, nada. Entonces la mujer me dice “-: puedo a verla mañana?”. Y yo me dije a mi misma “no, no puede ser”, pero le respondí que sí. Bueno entonces al día siguiente aparecieron temprano, entraron a la casa y ya empezaron a hacer planes. Y hacían planes en mi casa –que tenía tres pisos-, y era muy grande. Entonces dijo el marido “-: bueno nosotros la compramos”. Y yo para mi adentro…”nooo…”, en ese momento temblaba. A mí la mujer no me gustaba porque era una persona…cómo te digo… eh… tenía mucha plata la mujer pero vivía como una persona pobre. Entonces yo me decía “no puede ser que esta mujer me compre mi casa, no, ay no”. Y después mi marido dice “-: bueno entonces tengo que hablar con el arquitecto para ver si pueden hacer las modificaciones que quieren”. Entonces al día siguiente mi marido que tenía un amigo que era arquitecto, vino y vió todos los planos, todo, y le dijo el monto, cuánto iba a pedir por la casa.
Como la mujer estaba tan ansiosa de comprar, aumentamos un poquito a ver si no, la pero la mujer vino y dijo que sí. Ahí me dió una cosa. Y le dije “-: no pará, sabes qué mi casa está así como la estás viendo, yo tengo que vender mis cosas, vos tenés que darme un plazo”. Pero bueno se hizo así y se apuró todoo todo eso. Empezamos con todo del Consulado, todo eso es una cosa muy engorrosa también. Todos te cobran en dólares, allá todo es en dólares claro.
SE: ¿y tenés familia en Perú, tenés hermanos?
GC: somos 10, un montón de hermanos. 10 hermanos. Mi papá, él había fallecido, pero mi mamá falleció hace un año. Bueno y pasó todo eso.
SE: ¿y cómo fue decirles a ellos que te ibas?
GC: yo le dije a mi mamá. Mi mamá la que yo más sufría, porque mi mamá era muy muy pegada a mí después que murió mi papá. Al principio era yo era muy pegada a mi papá, también después me pegué tanto a mi mamá. Yo soy la primera del segundo matrimonio de mi mamá. Soy la primera y tengo otros tres hermanos de mi mamá. Una que tengo es una monja que es enclaustrada en España ahora, pero a esa hermana no la conozco, por ejemplo. Y somos así viste, entonces, más me dolió en el alma decirle a mamá me iba. Y mi mamá pensaba que me iba a ir dentro del país porque también teníamos pensado irnos dentro del país al principio, pero cuando él vino a enterrar a su hermano acá, ahí dijo “no, nos tenemos que ir a Argentina”.
SE: ¿y el hermano en qué parte de Argentina vivía?
GC: en Buenos Aires, era profesor de conservatorio, era músico pianista. Entonces y él me dijo “-: tenemos que irnos para allá y nos vamos para allá”. Y bueno, a veces cuando vos ya hacés una familia, vos tenés que ir donde va tu marido. Le dije “vamos” pero fue triste porque ahí empezaron mis amigas…Tengo una amiga, Sonia, es una amiga muy maravillosa que es como mi hermana. Mis hermanas de sangre más o menos empezaron hacer unas fiestas de despedida todos los días, era una cosa que yo me sentía a la vez contenta pero a la vez muy muy muy triste. Un vacío tan grande. Decía “ahora estoy bien pero cuando esté partiendo no sé cómo voy a sentirme”, me entendés?. Porque se supone que me voy a ir tan lejos y después no voy a poder ir, no podía decirles “te voy a visitar mañana”. Y no sabía en cuántos años iba a volver a regresar a mi país y eso te pones en la cabeza y decís “no sé qué va a pasar”. Y eso es triste, también esas cosas te impactan claro, de la migración.
SE: ¿qué edad tenían tus hijas?
GC: Daysi tenía 14 años y Brunela tenía 3 años, muy pequeñita.
SE: ¿cómo fue el desarraigo para ellas?
GC: Deysi tenía amigas, pero como también creció mudándose, no hacía tanto grupo de amistad, nada de eso. Entonces a ella no le costó mucho. Ella estuvo en Camaná 8 años, después en Arequipa estuvo otros digamos 5 años y ya nos vimos. Entonces no tuvo eso de decir “mamá tengo amigas aquí”, así no. Entonces no le costó mucho a ella pero a mí sí. Fue a la que más le costó. Brunela no, porque era chiquitita. Entonces no había problema con ella. Deysi al principio tenía asma. Por eso yo me fui a vivir más a Siani porque es un lugar seco y ella es muy asmática. Me fui a la sierra para que ella pueda sanar más. Llegamos a la sierra y aunque tú no lo creas, fue como una magia, nunca más volvió a tener asma. La que empecé fui yo acá, me dio una crisis terrible, terrible, terrible.
Pasó eso, nos vinimos para acá y acá a mí me costaba al principio. Porque allá amanece a las 5 o es el día a las 5. Cuando yo vine era invierno y yo decía “son las 8 y está oscuro”. Me deprimí tanto, era una angustia para mí. Decía “ahora cómo va a ir de escuela en la oscuridad, cómo va a hacer, tenemos que llevarla a la escuela y traerla, no sé cómo va”. Asique al principio su papá la llevaba porque ella empezó en la escuela Polivalente.
Y pasó que llegamos casi a medio año acá, nosotros pensamos que Deysi iba a perder el año, pero, ¿sabes qué pasó?, que el cupo estaba guardado para ella. Porque nosotros lo pedimos desde el Perú, un amigo acá le inscribió a ella para estar. Entonces la directora dijo que como llegó a medio año, podía entrar como “niña oyente” no así como alumna regular. Y Deysi dijo “-: no, yo no quiero ser oyente, yo quiero ser alumna de acá y si ustedes quieren que yo me iguale el medio año yo me igualo, no hay problema, yo lo hago y estudio y me toman examen y yo paso”. Entonces le pusieron una chica, una compañera para prestarle todas las carpetas, para que ella se igualara a todo eso, y aunque tú no lo creas, se igualó en dos semanas, todo ese medio año que hicieron.
Porque su papá anteriormente le hacía estudiar geografía e historia bien de Argentina y ella para venir estudió geografía e historia. Entonces ella estudió un poco y acá cuando vino le tomaron geografía y se sacó un 10. Viene a la casa y me dice “-: mamá me saqué un 10”. Y yo le dije “-: uh, no aprobaste”. Porque en el Perú es del 1 al 20, del 1 al 10 es desaprobado, y del 11 al 20 es aprobado. Es diferente la medición. Bueno, qué alegría entonces. Después le tomaron historia y en historia me dice “-: ay mamá, me puse tan mal en historia. Yo di mi examen y bueno me pasó que la profesora delante de todos dijo que una vergüenza que una chica extranjera venga recién de su país y sepa más de historia y geografía que todos”. Así se los dijo claro, le generó una rivalidad con las compañeras. No te preocupes le dicen, que era normal por ser una compañera nuevita.
Lo mismo le pasaba con el idioma. Hay palabras que nosotros no podemos hablar, porque son cosas que no se pueden decir acá. Lo que en el Perú es normal y en España también acá no. Entonces a ella se le salía naturalmente algunas palabras que les matarían de la risa y claro decían “eso no se puede”. Ella les explicaba que era una palabra normal. Quizás es algo malo acá pero para nosotros no, entonces las chicas empezaban a decir la palabra pero decían “estoy diciendo en peruano”. Cada pueblo tiene su forma viste, su forma de hablar.
SE: ¿y con la chiquita cómo te fue en el jardín?
GC: en el Perú es diferente, por ejemplo, a los 3 años, 4 años ya le piden cuaderno, libros. Y cuando acá entró nada. Entonces Brunela para no aburrirse ella enseñaba a sus amiguitas, de acuerdo. Y el primer año la directora me dijo de tomarle un examen a ver para que ella pueda pasar a primer grado, pero no pudo por la edad.
SE: ¿y cómo fue tu adaptación?
GC: empecé a conocer a las esposas de los amigos de mi marido, un grupo hermoso. Conocí a una amiga Graciela Tomaso, que es como mi segunda madre eh. Ella tenía una Peña en su casa, que le pusimos “La Guarita”. Es una Peña muy linda donde se juntan todos los músicos. Hermoso, hermoso, un día te voy a invitar. Yo ya conocía anteriormente a músicos de acá, porque mi marido era músico y cantante. Entonces ya conocía a todos los músicos más o menos acá y ahí en La Guarita es como una familia, nos juntamos. Es algo lindo porque para mí la música es vivir, es vida, entonces eso te llena el alma. Ahí es donde Daisy y Brunela crecieron, en La Guarita. La peña tiene 30 años más o menos, así que ahí conocí gente y todo eso. Algo lindo porque hacés grupos y conocés gente cálida, gente buena.
Y mi marido ya tenía amigos y todo eso. Eso te hace más llevadero lo que tenés que vivir, también ya no se te hace tan pesado porque es triste cuando una está sola en un país lejano y no conoces a nadie.
SE: ¿cuando vinieron cómo hicieron?
GC: empezamos a buscar casa porque teníamos el dinero, teníamos que comprar casa y estuvimos donde un amigo eh, un mes, me acuerdo. Juan Carlos que tiene su casa acá, es un amigo muy bueno, lindo. Entonces nos tuvo un mes y en ese mes buscamos la casa y encontramos mi casa donde vivo ahora. La señora que nos vendió la casa me acuerdo que ella no quería dólares, era algo increíble. Me dice “-: no, no, no a mí me tenés que pagar en pesos”, yo decía “-: pero a usted le conviene cobrar en dólares”. Me decía la señora “–: no, no, no, yo no me manejo con eso”. Y tuvimos que cambiar todo en pesos y bueno eso fue la cosa rara también que me pasó. Y bueno compré mi casita y bueno gracias a Dios tengo mi casa. Había casas lindas pero teníamos que tener una parte para que mi marido tenga el taller y todo eso. Él reparaba televisores, todo, un oficio de electrónico. Y yo empecé a trabajar y como me gustaba la costura me puse de modista. También hago de enfermera. Enfermería estudié en Perú pero no pude convalidar, acá se me complicaba y todo eso. Bueno entonces trabajé cuidando gente grande, haciendo enfermería. Y hasta ahora lo sigo haciendo. Y eso es lo que todo lo que hicimos.
Pero a veces en el transcurso de la vida te pasan cosas feas y yo perdí a mi marido hace siete años con una enfermedad muy cruel, entonces a veces la vida te golpea mal.
SE: ¿qué enfermedad tuvo Gerardo (Curié)?
GC: él tuvo algo parecido al ELA. Es algo neurológico degenerativo. Es horrible. Pasé 4 años terribles con él. La formación de enfermería me ayudó mucho porque tenía que curarlo, me ayudó mucho y pude sobrellevar la enfermedad de él. Me las arreglé sola pero con ayuda de amigos porque ahí los amigos son los que acompañan. Como tuvo muchos amigos era algo increíble, porque a veces vos decís, a veces tu familia verdadera no te da la mano como te la da la gente que conoces. Y ahí vos ves que no estás solo por más que estés en un país que no es tu país pero te cuidan tan lindo, con el amor tan grande, que a veces decís “bueno, esto es algo increíble”. A veces no lo esperás, en ese momento venían amigos y no traían cosas. Porque lo primero que se le dio -es algo irónico también, porque él cantaba y tocaba-, lo primero que se le quitó fue el habla, eso fue terrible. Se le quitó el habla y no hablaba y lo con lo único que se comunicaba él era gritando. Gritaba y yo me desesperaba cuando él gritaba porque no sabía cómo entenderlo. Después dije “no, tenemos que hacer algo” y entonces él manejaba las manos y nos escribía en la computadora. Al principio cuando sus manos funcionaban nos escribía pero poco a poco empezó también en las manos, ¿me entendés?. Entonces cuando ya las manos no funcionaban, después los pies. Es algo increíble que esta enfermedad es tan cruel, que la persona está tan lúcida porque no pierde nada el pensamiento, ni nada. Es algo terrible porque es como si estuvieras encerrado en una caja que solamente te manifestas gritando cuando quieres algo. Y sabes todo lo que está pasando, ¿no?, es una cosa…Para mí lo peor porque está consciente de todo, entonces esa persona está sufriendo tanto, pero no lo puede expresar. Y eso es algo doloroso.
Esas cosas marcaron la vida de Brunela, por ejemplo. Brunela era chica cuando su papá empezó a enfermar, tenía 11 añitos nada más. Deysi no lo vivió tanto porque ella estaba estudiando en la universidad en Entre Ríos, entonces ella no lo vivió tanto. Lo que vivió Brunela la empezó a enfermar psicológicamente, que después yo me enteré, porque ella tampoco me decía las cosas, no me decía “mamá me pasa esto, mamá me pasa aquello”. Después ya yo me di cuenta cuando ella se encerraba, por ejemplo. Yo me decía “pero por qué se encierra, debe pasar algo acá”. Y me decía ¨-: mamá no puedo, no puedo más”. Porque ella estaba en el Sábato y en el Sábato no podés perder ninguna materia, entonces un día me dice ¨-: mamá sabes que no puedo más. Mi cabeza no me da, mamá”, me dice. “-: no puedo, tengo todos estos exámenes que ya no los puedo dar porque no puedo”. Entonces yo le dije “-: bueno nena entonces yo te cambio de colegio, no hay problema”. Pero estaba en 5to año. Asique voy al colegio y los del colegio entendieron, dijeron ¨-: Brunela, si quieres nosotros te vamos a dar una oportunidad, no te vamos a exigir, tú puedes dar tus exámenes tranquila”. Y dijo “-: No, no puedo ya”. Y no podía, ya no podía, era una cosa muy clara. Porque el papá estaba muy enfermo. Él gritaba las noches, era una cosa terrible, que yo en realidad yo no dormía nada. Yo extrañaba dormir por ejemplo, era terrible, extrañaba porque la noche, era una cosa que ya no das más y al día siguiente decís “dame fuerza señor que voy a volver a empezar otro día más” y no sé de dónde salían las fuerzas. Y era como si nada y seguía yo adelante viste, todos los que sufren esta enfermedad que es terrible para el familiar. Y hay muchos casos de personas jóvenes que están viviendo esto. Tengo una amiga que es joven que está viviendo lamentablemente esta enfermedad ahora y es horrible.
Asique te toca y vos decís “por qué te toca”. ¿Por qué? te preguntas, pero no hay respuesta porque no podes tampoco decir ¿por qué a mí me tocó esto? por qué eso es así, pasa viste, entonces pasó eso y bueno, la luchamos. Y a veces una espera el desenlace que en cualquier momento pueda pasar y pasó. Y Brunela quedó peor todavía con el duelo del papá. Ella se culpaba de la muerte de su papá porque un día la dejé sola a ella, porque me tenía que ir a Mar del Plata, porque me habían enviado un dinero los hermanos de él. Entonces yo le enseñé cómo se usaba para darle la comida con la jeringa y todo eso al papá. Entonces ella no sé si le escapó la jeringa, no sé, se mojó toda la espalda de él y no lo pudo cambiar. Entonces con eso estaba él hasta que yo volví.
Él tenía como una mini una terapia hospital en un lugar de la casa, tenía todos los aparatos. Él se enfrió y le dio como una neumonía y ya a ella le quedó, claro, una culpa, de que ella, le dejó así. Y yo le digo ¨-: eso no es culpa tuya, si a mí también me pasaba, tu papá a veces se ensuciaba y a veces yo le cambiaba y en el momento y a veces no me daba cuenta”. Y así entendió entonces que no era culpa de ella, de nadie. Entonces era así “-: no mamá, yo tengo la culpa”. Y eso lo tenía en su cabeza, no podía sacárselo de la cabeza. Yo le decía “-: pero tu papá tarde o temprano tenía que irse, más bien hay que agradecer que tu papá se fue, sabes por qué te digo porque tu papá estaba sufriendo mucho porque lo que vivía tu papá ya no era vida tampoco”.
Él antes de su enfermedad, por ejemplo, cuando ya él sabía que tenía esa enfermedad, él era una persona muy preparada -mi marido-, entonces entraba a las computadoras y él investigaba su enfermedad. Él ya sabía cómo iba a ser todo. Él me decía “-: así voy a terminar y la que va a sufrir sos vos, y mis hijas y qué puedo hacer yo ahorita lo único que yo quisiera hacer ahorita es matarme”. Eso sí él, me dijo eso, que “-: si tuviera ahorita un arma me mato y ya les saco a ustedes de ese sufrimiento que van a tener”. Yo le decía es lo que nos tocó vivir y lo vamos a afrontar, bueno ¿me entendés?. Entonces él decía eso porque él sabía lo que le iba a pasar y bueno y pasó todo lo que él me decía viste, pasó todo eso. Pero tuvo una calidad de vida tan buena porque yo no le no le permití que se escare por ejemplo, tenía 4 años imagínate, como no tenía ni un escara, los médicos, las enfermeras me decían “-: yo no lo puedo creer cómo le cuidas a tu marido que no tiene ni una escara, acá un enfermo que entra al hospital un mes ya tiene escaras por todos lados”. Claro todo el tiempo es cuidado y estar pendiente con todo el cuerpo, los puntos de apoyo y si vos no cuidas los puntos de apoyo se lastiman. Entonces yo le di calidad de vida y con eso me quedé.
Pero Brunela no, Brunela estuvo con tratamiento psicológico y también psiquiátrico por todo esto y medicación. Pero ella hacía el tratamiento y a veces lo dejaba entonces claro y yo decía “-: Brunita pero cuando es un tratamiento hasta que el médico no te dé el alta vos no podés dejar el medicamento porque eso tiene rebote a veces y eso a veces te hace mal”. Pero a veces los chicos cuando son jóvenes no entienden, se manejan solos, se creen que solos se van a curar, que solos van a hacer. Pero no es así. Y eso pasó y ahí entra ella en una relación de pareja que no era buena. Primero tuvo una relación de pareja con un chico muy bueno, muy bueno que estuvo casi dos años con el chico.
Para mí el tema empezó que ella iba a irse a Estados Unidos, con mi hermana que vive en Estados Unidos y se la iba a llevar. Entonces hicimos todos los trámites de pasaporte, documentos, todo, todo. Ya estaba con un piecito para irse porque iba irse como intercambio de estudiantes. Claro, allá tenía donde iba a estudiar, todo, el lugar donde ir. Le mandaron documentación acá, todo estaba todo y cuando fue a la entrevista justo le tocó un hombre déspota, porque a veces depende de quién te toque y le tocó un hombre que cuando ya ella entró ya vio la cara del hombre. Y le dijo “-: bueno vos no sos argentina vos sos peruana por qué quieres irte a Estados Unidos?”. Ella le dijo “-: quiero irme a estudiar porque tengo mis documentos que soy intercambio y tengo mi tía donde vive y ellos van a bancarme el estudio, tengo los recibos de sueldo de mi tío todo y a eso quiero irme”. Ah no… porque ellos piensan que se van a quedar allá claro, entonces dice “–: no, no estás aceptada”.
Y ahí fue el quiebre, el quiebre total. Estaba tan vulnerable y en ese momento de vulnerabilidad que ella tenía, conoció a este otro chico, por internet, no sé por qué cosa lo conoció, yo no sabía tampoco y después lo trajo a la casa. Me lo presentó y cuando ella me lo presentó, a mí a veces cuando uno siente algo que está mal, cuando ella me lo presentó a mí el chico nunca me gustó. Le dije “este es medio raro, es rarísimo”. Y yo se lo dije a ella “-: sabes qué Brunela, vos decís que este chico es bueno, es humilde, que no tiene familia, que su mamá la abandonó, que se crió con sus abuelos, que no sé cuánto y que no sé, qué él también estaba creo psicológicamente mal y que no sé cuánto”. Yo le dije que era rarísimo ese chico, que tuviera cuidado porque a mí no me gustaba. Pero ella “-: mamá no, que él es bueno, él es así”. Era calladito, no hablaba si vos no le sacabas conversación, él no hablaba eh, era raro. Entonces yo decía a mí no me gusta, no me gusta, no me gusta y ella con su capricho estuvo con él y bueno todo eso y al final me enteré cuando ella me lo dijo, porque veces se esconden tantas cosas y no sabes. Ella me dijo “-: mamá, no te vas a enojar, pero él me golpea, una vez me golpeó”. Y yo le dije “-: y vos lo permitiste Brunela”, porque ella tenía un carácter fuerte. Y me dice “-: me golpeó pero después se arrepintió”. Le dije “-: no Brunela cuando una persona empieza a golpear y te dice que se arrepiente, eso no es arrepentimiento, eso es justificación para seguir con vos, no tenés que permitir que nadie te meta la mano y si tú no le pones un pare a esto él va a seguir con eso, ¿me entendés?”. Me dijo “-: bueno mamá pero no, no, él es bueno”. Y seguía con eso de que “él es bueno, que a me tiene la pena y dónde va a estar, y dónde va a ser, que no sé cuánto”. Yo le decía “-: no sé Bruna, a veces uno, son elecciones de cada uno, vos sos ya grande yo no te puedo decir, no te puedo tampoco amarrar y decir, bueno tú te quedas acá y no estás con él, no te puedo, porque ya eres grande, eres mayor de edad no te puedo, yo solamente te doy consejos para que vos lo tomes como lo que te está diciendo una mamá”. Entonces bueno se encerró tanto que no, no.
Y después un día viene asustada y me dice “–: mamá tengo que llamar a la policía”. Y le pregunto qué pasó. Me dice que no y agarró el teléfono y llamó a la policía, “-:no porque me quiso ahí, me dijo viste, porque me quiso agarrar yo quise salir”. Y ahí le había amenazado que si me avisaba a mí algo, que a mí también me iba a matar, ¿entendés?. Entonces ella dijo “no, a mamá no”. Entonces llamamos a la policía y lo llevaron y lo encerraron en el Salud Mental. Claro ahí hicimos los papeles que le iban a dar botón antipánico todo eso. Yo estaba contenta pensé “terminó todo, listo, ya está”.
De pronto yo en las mañanas veía que ella salía tempranito y yo decía “a qué sale temprano Brunela”. Y le digo “–: no estarás haciendo algo, estás saliendo temprano por algo, no me estés viniendo con cositas diciendo mamá no, lo perdono, no quiero nada de eso, no quiero excusas no quiero nada”. Me decía “–: no mamá no, no, te preocupes no estoy haciendo nada”. A los dos días viene y me dice “–: mamá sabes qué lo perdoné”. Le dije “–: cómo que lo perdonaste pero si habíamos hecho todo, te iban a dar el antipánico. ¿Qué hiciste?”. Fue a la policía y retiró la denuncia y ¿sabes qué? …ella estaba también con tratamiento psicológico. Le dije “–: si tú estás diciendo eso Brunela, eso es tu decisión, si tú quieres perdonarlo a él pero fuera de acá, ese es tu problema. Yo no puedo aceptarlo a él no quiero ni siquiera que me cruce con él porque si yo me cruzo con él no respondo de mí”.
Le dije “-: yo ahorita estoy con una angustia terrible con las cosas que contaste en la policía y que dijiste que él te había dicho, yo no puedo estar tranquila”. Porque yo conozco a esas personas, son gente que te dice una cosa pero no son gente mala, son malos psiquiátricamente, están mal, entonces te dicen una cosa para conocerte, manipularte. Le explicaba eso. Y ella dale con que él era un pobrecito, que no tenía con quién vivir, que no tenía a nadie. Ese día me habrá rogado desde las 9 de la mañana hasta la tarde más o menos. Y yo: “no, no, no, no”. Me decía “-: dame un placito de dos meses mamá y después nos vamos a ir”, así me dijo. Yo le decía “-: a dónde te vas a ir, si la que sigue manteniendo tu sola, con qué te vas a mantener con ese vago que apenas trabaja como albañil y después ni siquiera trabaja y yo les estoy manteniendo a los dos”. Y ella estaba trabajando y justo pasó esto un domingo, y tenía justo ese lunes una entrevista para un buen trabajo. A ella que le habían llamado en la segunda vez.
Pero entonces ¿qué hace ese día? yo vi que pelearon. Le pregunté a Brunela qué le pasaba. Era un sábado 5. Me dice “–:mamá por favor no me hables ahora porque estoy mal, por favor mamá no me digas nada“. Entonces yo me dije …algo está pasando acá. Entonces yo ese día justo iba a ir al Teatro del Fuerte con mi amiga Graciela, a ver un espectáculo y me fui con ella. Después de eso en la noche estaba de visita acá Deysi. Le pregunté a Deysi por la hermana y me dice “–: mamá apenas llegó agarró sus cosas y se fue a su trabajo”, porque ella cuidaba a una amiga, se fue a su trabajo. “Ah bueno menos mal” dije. Al día siguiente yo soñé una cosa horrible, horrible. Me soñé, yo no creo en esas cosas pero me soñé mal, feo, feo. Me levanté angustiada yo y ni siquiera la perra ladró, ni siquiera ladró la perra y yo me sentía rara, rarísima nunca me había sentido tan rara. Y como a los 10 minutos tocan mi puerta y veo por la rendija que era la policía. Me sorprendí y abro la puerta y dice “-: señora acaban de venir a la comisaría a decir que acá dejaron a una chica lastimada”. Le digo “-: ¿cómo? ¿quién, quién?”. No dijeron quién era pero yo tengo un departamentito afuera, chico, que yo hice hacer para justamente para taller de mi marido y ahí donde ella estaba, ahí lo teníamos a él, pero ella seguía en casa y si él estaba ahí, él le daba. Entonces me dice “-: señora tenemos que romper la puerta, porque está con llave”. Claro el tipo había cerrado la puerta y yo no tenía llave, ¿me entendés?. Entonces le digo “-: pará yo voy a llamar y empecé a llamar, a gritar”. Y nada. Rompieron la puerta viste, entraron y dijeron “-: no acá tiene que venir la ambulancia”. Y la ambulancia vino pero yo entré a la casa y llamé a Deysi, porque a mí no me dejaban entrar, claro. Y le dije Deysi “-: pasó algo con tu hermana por favor corre y ve qué está pasando”. En ese momento Deysi corrió y entró (a veces digo en ese momento para qué le dije a lo que tenía que hacer). Entró y escuché gritos, escuché gritos pero escuché la voz de Brunela, ¿entendés?, para mí era ella.
SE: te la confundiste…
GC: escuché la de Brunela. Me dije gracias a Dios que está viva. Entonces gritó, gritó y dijo… no sé qué dijo… y dije “bueno está bien Brunela”. Y vino la ambulancia, entraron los médicos, todos, entonces se metieron al cuarto. Y Deysi me empezó a hablar pero…ay, ni siquiera me acuerdo en ese momento qué me dijo. Algo como que “tenemos que ir al hospital mamá”. Y ahí llamé a mi amiga Graciela, porque era lo único que tenía en ese momento. Vino Graciela con el auto y nos fuimos al hospital y ahí salió el médico y nos dijo lo que había pasado. ¿Me entendés? era una cosa desgarradora para mí era una cosa…como si me hubiesen quitado parte de mí. Muy triste.
Pero a Deysi le tocó lo peor. Quedo muy mal. Le tocó reconocerla, verla, darle los primeros auxilios, viste, porque estaba todavía con vida cuando entra Deysi al cuarto estaba todavía respirando. Pero lo intentó, Deysi lo intentó seguro… porque hasta ahora no puedo hablar con Deysi de eso, ¿me entendés?, no lo puedo hablar. Porque yo digo, si yo hablo con ella esto, hago que otra vez lo reviva. Porque ya me contó una vez, me dijo que había hablado con una amiga, una colega me dijo, allí en Mar de Plata y le había contado lo que había pasado. Entonces ahí le dio ataque de pánico, cuando habló. Entonces dije yo “pero si ella me contó eso y si ahora le digo -porque mi psicóloga me dice hablá con tu hija para que ella suelte, porque no tiene que guardarse-, en realidad, como hablarlo”. Ahora, claro, poco a poco, es durísimo pero hay que sacarlo, ¿viste?. Cuando uno encuentra un lugar para hacerlo hay que sacarlo. Para que ella poco a poco suelte.
Sabes que yo no me animo a decirle, a preguntarle qué pasó, que vió ella, nada. Porque tengo miedo a que a ella le pase esto como el ataque, y yo no quiero que ella se enferme, ¿me entendés?. Porque está terminando la carrera y no quiero que ella sufra o ella empiece a tener problemas. Ella estaba ahí, en medio de la carrera de Medicina. Cuando pasó el hecho estaba de estudiante de la carrera de Medicina, así que quiso aplicar lo que apenas sabía, como médico, en realidad. Entonces yo le llamé a ella para que haga y le hizo la resucitación, hizo todo, pero ella ya se habrá dado cuenta que ya no se podía hacer nada. Entender eso tremendo. Ella salió y cuando ella salió del cuarto yo pensé que Brunela estaba bien pero cuando yo vi que la bajaron ya en vuelta dije “no, no, algo pasó acá”.
Era una angustia tan grande, que es horrible ¿me entendés?, es lo peor que a uno le pueda pasar verdad. No es natural verdad, que te lo arrebaten, que te lo arrebaten así, una cosa que una persona que es parte de tu vida, ¿me entendés?. Eso no, no. Es algo no se puede explicar.
SE: ¿él que había ido a contar a la Comisaría que estaba ahí Brunela, había sido él mismo?
GC: él hizo, él entró y confesó lo que había hecho, entonces la policía no me quería decir a mí. Y empezó todo esto nuestro, es un calvario que estamos viviendo. Él está detenido, pero todavía el juicio no empezó ¿viste?, y yo no sé todavía faltan todas las declaraciones de juicio. Pero como está la doctora, que dice que él es psiquiátrico, que está loco, dice que está loco de remate. Y me dice “-: no sé si esto va a entrar en juicio, porque este tipo ni siquiera va a llegar al juicio y lo van a declarar Insano”. Cadena Perpetua y ya, porque no puede, ¿viste?. Entonces yo digo no sé, la cosa es que tiene que pagar, lo que haya que sea justo porque a mí no me devuelven nada, ¿me entendés?, que le haga lo que le haga, ¿no?
SE: ¿y tu familia de Perú se acercó? ¿Porque no estaba tu marido…cómo llevaste todo?
GC: claro a veces vos decís “estás sola” pero no estás sola, es una cosa grande que todos mis amigos todos, todos, todos… la colectividad peruana también vinieron todos. Me ayudaron y me contuvieron. Es una cosa que me abrazaron, ¿me entendés?. No estuve sola. El velorio de Brunela fue algo grande, no pensaba que eran tantos, fue grande por los amigos de acá, de la colectividad y de la colectividad a nivel nacional se acercaron. Todo, todo estaba lleno, no paraba de venir gente. Yo decía que era del amor que tuvo Brunela, ¿me entendés?. Ahí se ve todo amable, muy, porque nosotros hicimos una amistad muy linda con mucha gente, somos muy sociables, muy querendonas. Entonces hicimos mucho vínculo claro, entonces en esos momentos te vuelve y lo más extraño es la familia.
¿Qué te puedo decir de la familia? a veces la familia solamente no te contiene, sino que te dicen cosas. Bueno es como si te dijera una persona extraña, más extraña de lo que más o menos puede ser. Lo único que ellos hicieron es juntar un poco de dinero y mandarme. Y no importa el dinero, es algo que no vinieron acá. Ninguno, ninguno. La única que vino fue mi amiga. Mi amiga vino tres veces ella. Vino la vez pasada a Buenos Aires, me llevó a Buenos Aires, me hizo pasear, es mi hermana. Claro eso no se paga con nada noo y mi hermana de Estados Unidos, mi otra hermanita que tengo son mis únicas hermanas. No tengo palabras para decir, es una hermana muy muy buena que siempre me está ayudando, que de verdad me acompaña. Porque
Deysi estudia en una universidad privada, entonces es costosísimo, muy costoso. Y la que me ayuda es mi hermana porque yo sola no podría llegar claro. Entonces esas cosas son cuando vos sentís que cosechas lo que sembrás. Porque yo a esa mi hermana la saqué de mi ciudad, me la llevé a la costa cuando yo trabajaba ahí y la hice estudiar en informática y ahí ella entró como empleada en un negocio de tetería de un amigo. Empezó ahí y se conoció con su marido con el que se fue a Estados Unidos. Ahora tiene dos hijos maravillosos que son buenos profesionales. Entonces a mi hermana me dice “-: si vos no me hubieses sacado de donde yo estaba hermana yo no tendría lo que tengo ahora y entonces ahora me corresponde darte lo que vos te merecés”. Yo le digo no hice para eso, pero hay que aprender a recibir.
Además de contarte que en su momento la colectividad peruana también, la Unión de Colectividades de Tandil estuvo siempre presente, es como una familia para mí. Y esas cosas son algo hermoso que uno lo tiene, ¿me entendés?, es una familia también. Todos me acompañaron, vinieron también del Colegio Sábato a saludarme Y estuvieron todos, todos, era una cosa maravillosa. Pero bueno como colectividad siempre estuvieron, porque ella había estado participando de los eventos de la Unión, Brunela cantaba, bailaba.
SE: ¿contame un poco de eso, qué cosas de Perú mantenías en tu casa?
GC: todo el tiempo la música, especialmente la música, las danzas también. Brunela cantaba, Deysi también, son chicas muy afinaditas porque se criaron con la música. Se criaron con la música, nacieron con la música y Brunela cantaba lindo, Daisy también. Y a veces eso es lo que extraño ahora, escuchar a Brunela, siempre extraño mucho todo eso. En las Fiestas de las Colectividades además también bailaban, cantaban y es algo que quedó para toda la vida, ¿me entendés?. Está grabado en mi mente, en mi corazón.
SE: qué lindo todo lo que compartieron de la cultura peruana, como familia, verdad?
GC: sí sí desde que empezamos, desde que entramos acá. Yo soy peruana, así que orgullosa represento a mi país en todo, en cultura, en gastronomía.
SE: decime de la gastronomía: ¿mantuvieron la cultura de la gastronomía en lo cotidiano?
GC: en mi caso cocino todos los días comida peruana, pero bueno aunque no lo creas, porque es tanto que extrañas y decís “bueno tengo que cocinar algo que es mío y el arroz graneado, por ejemplo”. A mí en mi casa no me falta, siempre tengo el arroz graneado –es un arroz simple, solamente es prefritar, nada más- como tipo Oriental, porque nosotros tenemos fusionado la comida Oriental. Entonces el arroz no te puede faltar, como los orientales. Entonces si vos tenés arroz ya puedes acompañar con cualquier cosa. Puedes acompañar cualquier cosa acá con el arroz, es más rico el arroz blanco claro y vos le fritas el ajito.
SE: ¿en Perú también cocinabas?
GC: en Perú yo tuve un restaurant, un restaurant del amigo de mi marido, ahí en Camaná. Tenía un hotel de tres estrellas y un restaurant muy importante. Y ahí empezamos y el cocinero que yo tenía era un cocinero espectacular y yo aprendí mucho con él. Aprendí comida nacional e internacional y manejo más o menos un poquito de todo. A mí me gusta por ejemplo, cuando invito a mis amigos, me gusta agasajarlos con lo que yo sé hacer, con la comida y quiero que conozcan mi gastronomía, quiero que coman lo que no comen acá.
SE: ¿qué cosa es bien típico en la comida peruana?
GC: mira nosotros tenemos tres regiones en el país: costa, sierra y selva. Entonces cada departamento es tan variado que tiene su propia comida. Entonces lo que representa al Perú a nivel nacional o mundial es el Ceviche, por ejemplo. Se conoce en todo el mundo el Ceviche y hay Ceviches fusionados en otros países que lo hacen, pero el Ceviche -“Ceviche”-, es peruano. Así como el Pisco. Y después de ahí vienen ya los otros platos. Allá se maneja mucho lo que es pescado, mariscos y esas cosas. Se come mucho eso, más de costa. Y de sierra..uh..tenemos tantas variedades…De sierra, hacés comida con todo lo que sale del campo, fresquito. Yo extraño mucho las arvejitas, por ejemplo, fresquitas, que ahí las tenés en la chaucha y la pelas. Habitas, esas cosas extraño. Acá encuentro pero congelado, no encuentro algo fresco y eso es lo que yo extraño. Pero algunas cosas se pueden fusionar, cuando vos digamos, más o menos sabés de cocina, o de comida, podés fusionarlo. No es tan igual como el original pero comes comida peruana, ¿me entendés?. Entonces yo fusiono algunas cosas que no tengo acá. El que no es peruano lo come y te dice “esto está rico” pero yo digo “si comieras lo verdadero no le encontraría la palabra”, es algo maravilloso. En el Perú usan cosas naturales que no están tan fertilizadas como aquí. Eso es lo más lindo. Por ejemplo, con la quinoa. Con la quinoa vos podés hacer muchas cosas, puedes hacer tortas, puedes hacer tortillas, puedes hacer eh desayunos, puedes hacer el buñuelito proteico, de todo.
SE: y otra cosa con la que identifiques a la cultura peruana?
GC: por ejemplo, cuando yo llegué acá, me dice Gerardo “-: vamos a ir a cenar a la casa de un amigo”. Fuimos y siempre cuando vos en el Perú vas a comer, siempre tenés que llevar algo preparado para compartir. Entonces le digo “-: bueno, llevaré algo”. Entonces me dice “-: hacete un postre”. Hice una masamorra morada que acá no lo conocen, es del Maíz morado que nosotros tenemos. Porque yo traje del Perú cosas, entonces hice una mazamorra morada, la hice con piña o ananá. El maíz morado es como una mazamorra, como un postre de maíz morado dulce. Eso mayormente se come con arroz, con arroz con leche que se mezcla un poco. Entonces llevé eso a la cena y yo pensaba que en la cena era como mi tierra. Pensé que comeríamos una comida elaborada, preparada, qué sé yo. Llegamos al amigo y cuando pusieron la mesa primero pusieron lo que acá acostumbran ustedes: picadita. La entradita de picada, pusieron quesito, salamin y esas cosas. “Bueno ahora vendrá el primer plato” -decía yo. Y pusieron las pizzas. Y yo esperando “la comida” (se ríe). En el Perú vos vas a cenar y te dan comida preparada a olla, al horno. Te ponen la entradita que puede ser una crema, una sopita. Yo atiendo así a mis amigos. Y el otro plato que tienes que servir es preparado y tienes que comer eso y después viene el postrecito. Esas cosas acostumbramos en el Perú y acá bueno acostumbran empanadas. Allá hacemos digamos el lomado entradita, de la causa limeña y sopas. Acá a lo mucho te pueden hacer un guiso de lentejas. Eso sí es bueno. Otra que acá te invitan a los asados con ensaladas, eso, o la milanesa con papas fritas.
También lo que me llamó la atención fue el desayuno. Porque allá en el desayuno nosotros tomamos licuado, una jarra de licuado, mermelada, tostadas café con leche y un omelette de huevo. Y la mayoría de la otra gente allá comen el desayuno con caldo de gallina, comida preparada. Entonces allá es así. Incluso acá no toman a veces desayuno, se toman su matecito con alguna masita y ya está. Pero si haces con un desayuno tan pobre si vas a trabajar todo el día todo de trabajo, cómo hacés. Yo le digo no, porque lo principal de la mañana es el desayuno. El almuerzo y la cena ya no importan tanto.
Entonces mi vecino del frente me dice que no almuerzan, toman mate, y hacen la cena, que ahí comen. Era rarísimo para mí. Para nosotros no te puede faltar, por ejemplo, el huevito duro, los tomatitos o las aceitunas en el desayuno. Y fruta. Tengo que tener algo para un licuado de cualquier fruta, aunque sea la de temporada. Claro acá tampoco tenes tantas frutas de licuado. No tengo la papaya. En esta época invierno tengo que hacer más licuado de la naranja. Acá como mucho la pastas y tenés las carnes que me encantan.
SE: ¿en el stand de las colectividades ofrecés comidas típicas?
GC: sí hacemos eso y es también lindo porque vos ahí presentas todo lo que nos representa. Mostrás un poco de tu historia peruana, tu cultura, ¿no?. Y la gente ya más o menos sabe y te pregunta “-:no hiciste tal cosa”. Es lindo para mí, es lindo que recuerden los platos de un año a otro. Es hermoso eso, que la gente conozca, y a los otros países les pasa igual. Todos los países ya saben lo que la gente le gusta y hacen sus platos típicos y es lindo porque todos comen rico y todos comparten.
SE: hablando de vida social sabemos que bailás salsa…(risas)
GC: sí, estoy con la salsa y la bachata que en Perú también se baila salsa. En el Perú todos son salseros. En el Perú, por ejemplo, en la capital, vos vas a una salsera –que se dice “salsódromo”- pero es con orquestas en vivo y es la misma salsa que bailamos acá, la misma. Son salseras, y no te puedo decir todo lo que son esas orquestas en vivo. Es como si fuera cumbia acá, es un baile igualito a la salsa de toda la gente, el folclore peruano es salsa. Y tenés también la cumbia, eh, allá fusionan digamos el guaino con cumbia. También tenés mucha variedad de música de danza, de espectáculos.
SE: ¿cuando eras profesora de danza dabas salsa o enseñabas otra cosa?
GC: yo bailaba folclore peruano, sabía lo básico de la salsa. Porque en mi tierra no hay salsódromo, eso es en la capital. Sí en la sierra. Yo la conocía pero no la bailaba, si mi folclore. Fui profesora de danza y en mi grupo era Directora de Danza, entonces viajamos a todos lados y acá armamos el “Ballet de folklore de Perú”. Un tiempo y ahora vienen de La Plata que es un espectáculo muy lindo que damos la Fiesta de la Unión de Colectividades. Para mí es un espectáculo único que está reconociéndose bastante, que cuando la gente ya escucha “la fiesta de colectividades” ya se prepara para ir, es un espectáculo extraordinario. Es un gran esfuerzo, muy grande, que a veces es lo más triste que no tenemos ayuda, lo hacemos todo con mucho pulmón, con el dinero que nosotros recaudamos de las entradas pagamos el audio, que es carísimo. Y no tenemos esa ayuda de cultura, no hay eso como en otros lugares que el municipio les banca todo. Claro la universidad, es lo máximo porque no nos cobra. Porque si la universidad nos cobrara no haríamos las fiestas directamente. Entonces yo digo esta Fiesta debería ser ya de Tandil, ¿entendés?. Entonces tendríamos que tener un poquito de ayuda porque la gente ya conoce lo que hacemos y esto es algo que no se ve en cualquier lugar. Y a veces no hay espacio para hospedar a todos los que quieren venir a bailar. Y digamos que si todos quieren estar no les alcanzan los dos días, no nos alcanzan. Por ejemplo en Mar de Plata, se hacen tres días, pero también tienen ayuda. Entonces todos tienen oportunidad digamos de hacer, es lindo.
SE: gracias totales Georgina, hermosa entrevista.