Exponemos el testimonio de Marcelo, uno de los participantes del proyecto de Agro Yoga Regenerativo que dicta Claudia Cabrera, en el marco del Programa Universidad en la Cárcel de la Secretaría de Extensión Rectorado UNICEN, en la UP2 cárcel de máxima seguridad de Sierra Chica. Desde allí, Marcelo, escribió estas palabras a puño, letra y corazón:

“Allá por marzo de 2017 fue que arrancamos con el taller… Luego de muchas clases, reuniones compartidas, facturas, pasas de uvas, y mates se fue desenvolviendo el espacio de huerta y la práctica de yoga.

El proyecto está pensado en tres ejes: la práctica del yoga, la huerta orgánica y medicina natural.

Por un lado el yoga trabaja nuestra salud física, mental y emocional. La práctica de Pranayamas nos educa por medio de ejercicios basado en el arte oriental de la respiración.

Así como los movimientos de nuestra mente y emociones influyen sobre nuestra respiración, de la misma manera nosotros podemos controlar nuestro estado mental y emotivo, actuando sobre la respiración y modificándola. El manejo de los distintos ejercicios respiratorios como posturales nos otorga tranquilidad mental y mejora nuestra condición muscular.

Esta ciencia es puesta de manifiesto por la profesora Claudia Cabrera en cada clase, con sus respectivos avances, tanto grupales como individuales, que dependen de cada uno y de ahí sus logros. Nos lleva a crecer como personas para poder relacionarnos de una manera más humana con nuestros pares como con la naturaleza. El otro eje sería nuestro espacio en la huerta orgánica.

Nos da el mismo reflejo de lo hecho en yoga, generando trabajos en conjunto dado por charlas y prácticas, que transmite con sus conocimientos la profesora hacia nosotros y nosotros a los demás que se van sumando… adquiriendo conocimientos sobre regeneración de suelos, elaboración casera de fertilizantes y la producción de alimentos.

Hemos avanzado a pesar de los altibajos por lluvia, no salidas del pabellón, idas y venidas. Debido a todo eso, la huerta creció y con ello la cantidad de compañeros. Hoy somos casi 20, el huerto se ve florido, verde, variado en cultivos, lo que antes fue árido y despojado de vida. Podemos afirmar que bajo nuestro cuidado, pudimos dar vida, proteger el espacio, proyectar a futuro y pensar en lo que vendrá. Todo esto es valorado por los compañeros dando sus testimonios, cuando afirman que nadie les dio este tipo de educación acerca del estado psicofísicoemocional…

La aparición de los primeros brotes de acelga, cebolla de verdeo, apio, rúcula, zanahoria nos daba la oportunidad de tener la responsabilidad de cuidar algo de todos y para todos.

Más allá de que el aula universitaria como espacio es un ámbito de estudio, reunión, dialogo, recreación, la huerta nos venía a dar la libertad, esa libertad de tener un espacio al aire libre, la posibilidad de aprovechar el sol, tomar unos mates, hacer ejercicio, distenderse de todo esto y además estar cultivando nuestros propios alimentos, lo que era impensado para esta Unidad.

La felicidad de ver un espacio entre tanto muro, piedras, rejas y candados, y que éste sea ponderado por otros internos, así también como personal del servicio penitenciario, nos hace sentir de a poco esa posibilidad de ir cambiando realidades, o al menos ir teniéndolas más cerca.

Cocinar unas habas, hacer una ensalada de rúcula con zanahoria y rabanitos, empezar un guiso con arvejas, apio y cebollas de verdeo, nos pone muy contentos. El desarrollo de todo este año de heladas tremendas, lluvias intensas, calores agobiantes como también la imposibilidad de salir no van a parar nuestro esfuerzo por preservar, cuidar y mantener algo que de a poco fuimos logrando. Nos alimentamos, nos nutrimos, nos educamos y nos damos un poco de libertad”.

Este proyecto se lleva a cabo en distintas cárceles de la región desde el año 2013, en el marco del Programa de Universidad en la Cárcel de la Secretaría de Extensión Rectorado UNICEN.

El proyecto aborda centralmente tres ejes de intervención, por un lado, técnicas de Yoga y meditación orientadas a educar e integrar en forma consciente aspectos de la salud física, mental y emocional, aplicando técnicas védicas de autoconocimiento para el despertar de la conciencia. El segundo eje se ocupa de mantener y ampliar una huerta orgánica en la que se aprende a regenerar suelos, reproducir microorganismos eficientes, elaborar fertilizantes, caldos nutricios y anti plagas, entre otras prácticas y saberes de la agricultura orgánica regenerativa. Asimismo, se elaboran recetas de acuerdo a la temporada y calendario lunar. Por otra parte, de la mano de la ancestral védica ciencia de la vida Ayurveda, se incorpora e intercambian prácticas filosóficas de autoconocimiento y temas específicos como nutrición, salud y medicina natural.

Acerca de la Unidad Penitenciaria

La UP 2 de Sierra Chica fue creada en el año 1881, cumpliéndose a la fecha 133 años. Fue construida sobre un macizo de granito rojo al costado de las vías del tren, por orden del entonces presidente Julio Argentino Roca, quien pretendía tener un fuerte militar para avanzar en la Campaña del desierto.

El sistema panóptico que la caracteriza fue creado por el filósofo Jeremy Bentham en 1791. En este caso, doce pabellones de cien metros de largo y cincuenta celdas cada uno se encuentran distribuidos en forma circular, vigilados desde lo alto con plena custodia.

La Unidad 2 es de las cárceles más antiguas de la provincia de Buenos Aires y de las pocas de máxima seguridad del país con impresionantes muros de 6, 7 y hasta 8 mts. de alto en algunos sectores. Esta cárcel fue escenario en el año 1996 del sangriento motín llamado “De los 12 Apóstoles” Actualmente, esta unidad alberga casi dos mil internos.

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