Secretaría de Extensión (SE): Herminia, ¿Cuándo tenés conocimiento de la Guerra de Malvinas?
Herminia Espinoza (HE): En el año 1982 había comenzado mi carrera docente en un pueblo que se llama Estanislao del Campo, a 30 km de Ibarreta.
SE: Estabas en Formosa, no? ¿Qué edad tenías?
HE: 22.
SE: ¿Qué escuchabas en ese momento?
HE: Yo trabajaba en una escuela donde el director era muy patriota. Resaltaba mucho los símbolos patrios, canciones, marchas, todo. En ese entonces se les inculcaba muchísimo el sentimiento de patriotismo a los chicos. La guerra de Malvinas fue un boom. Todos los edificios con banderas, se escuchaba y cantaba la marcha de Malvinas todos los días, o sea que estaba muy fuerte el tema Malvinas. No obstante, yo ni idea de que, quien ahora es mi marido, estaba en la guerra. No sabía nada. No teníamos contacto.
SE: ¿Vos estabas de novia con Manuel?
HE: Anteriormente había estado de novia con él. Nos habíamos distanciado en ese momento, o sea que no teníamos relación, no nos hablábamos. Por lo tanto no sabía nada. En la escuela escribíamos con los chicos cartitas para los soldados sin saber que él estaba ahí. Nadie me había contado tampoco. Cuando voy a casa para ver a mi mamá, aproveché la oportunidad para ver a sus padres y es ahí donde me cuentan que su hijo estaba en Malvinas pero que ellos tampoco tenían mucha información.
SE: No sabían nada
HE: No, claro.
SE: ¿Cuándo volvés a encontrarte con Manuel?
HE: Cuando él vuelve de la guerra creo que le dan una licencia a fines de julio, es cuando regresa al pueblo a ver a sus padres. El día que llegó al pueblo, mi familia y amigos estábamos en una cena o reunión familiar, como siempre lo hacíamos. De repente entra a la casa como si nada, lo invitamos a compartir la cena y accedió muy contento.
SE: Claro, conocidos.
HE: Si, además con mi cuñado son primos. Era una noche hermosa, todos felices, tocaban la guitarra y cantábamos todos. Fu ahí cuando vimos que tomaba más de lo habitual y empezó a cantar, reír mucho, hasta quedar totalmente exhausto. Sus padres vivían bastante retirado del centro del pueblo, entonces mi mamá lo hizo quedar en casa para que durmiera. Pasaron los días y no volvimos a vernos. Me entero que ya no estaba en el pueblo, se había sin despedirse. Le costaba estar mucho tiempo en un lugar, no paraba, era una cosa que un rato estaba acá, otro allá, picoteaba por todos lados, ni me registró en esos días. Yo seguí mi vida y él la suya. Así bastante tiempo…
SE: Eso también fue como una consecuencia de haber estado allá ¿no? No podía quedarse mucho en ningún lado, para que no le preguntaran…
HE: Claro, no se quedaba en ningún lado, él andaba deambulando, un rato en un lado, otro rato en otro lado… y así. Bueno, pasó el tiempo y nos volvimos a encontrar, a charlar, a tratar de reanudar la relación. Pero fue difícil sostener por la distancia que nos separaba. El en ese momento estaba viviendo  en Curuzú Cuatiá, provincia de Corrientes.
SE: ¿Y viajaba para verte?
HE: Si, pero me veía un rato y se volvía…nunca lo entendí. Siempre le decía que me abandonaba. Hasta muchos años después de casada, vos sabes que mi sueño era ese, que él me abandonaba.
SE: Porque iba un rato y se iba…
HE: Claro, él se iba y ¿viste esas relaciones donde te preguntas: es mi novio, no es mi novio? ¿Tengo posibilidad con otro? No entendía nada. Como uno es joven tampoco piensa mucho, yo trabajaba, y no me preocupaba mucho por él, porque además siempre tuvo un carácter fuerte, eso hacía que yo ni nadie le tuviera lástima por lo que había pasado, ir a una guerra, que el solo mencionar la palabra te produce escalofríos, ni pensar el estar ahí, no?
SE: No te dabas cuenta que eso era lo que pasaba…
HE: No, no me daba cuenta, ni ahí. Y pasaron los años hasta que un día le sale el pase al sur, específicamente a Colinia Sarmiento (Chubut) y estando ahí me dice de casarnos. Así, casarnos sin estar de novios. Entonces le dije “bueno, está bien, casémonos”. Él me dice: “porque hace muchos años que nos conocemos pero nunca podemos tener una relación fluida, ni larga…” “Bueno, dale”, digo yo. Hasta ahí pensaba que era un juego, porque él me había acostumbrado a que fuera todo a su manera, me veía cuando él quería. Para mí estaba bien. Y mi mamá lo adoraba. Creo que la satisfacción más grande que le di a mi madre fue casarme con él. Porque lo quería mucho. Para entonces ya me había trasladado a Ibarreta, el pueblo nuestro. Pedía el pase para estar con ella porque me necesitaba por cuestiones de salud. Después vino toda la movida, avisar a mi familia que me casaba, a mis compañeros de trabajo, en fin, a todos.  La más asombrada era mi hermana Maxi que me preguntaba con quién iba a casarme. Cuando le conté con quién me dice «¿estás segura? no son novios y te vas a casar?», -está decidido» le contesté. Claro, si yo no estaba de novia con él…y bueno, así fue, cuando aviso en el trabajo, en la escuela, que me casaba. No lo podían creer. «¿Cuánto va a durar ese matrimonio?» se preguntaban. Ya pasaron 30 años y seguimos juntos.

SE: ¿Dónde se casaron? ¿En el sur?
HE: No, en Ibarreta, el lugar donde crecimos. Más o menos a los 20 días de haberme propuesto casamiento, llega a casa y me dice: mira, acá tenemos ya los pasajes de avión”. Ahí caí en la cuenta que era verdad. Así nos casamos y todavía estamos juntos. Y casados nos fuimos a vivir al sur, a Colonia Sarmiento.

SE: En ese momento ¿tenías eso con él de verlo como veterano de guerra? ¿O para vos era alguien con una carrera militar y nada más?
HE: Para nada, es más, cuando nos íbamos a casar, yo no sabía lo que él hacía. Nunca me contó. Lo único que yo sabía era que él estaba en el Ejército. Estando casados me dice: “Mirá, para que no tengamos problemas: vos vas a tu trabajo y yo al mío, no mezclemos los tantos. Vos no sabés nada de mi trabajo y yo no sé nada del tuyo”. Bueno, a tal punto que cuando me dijo eso, no lo tomé a mal. Un día quise plancharle el uniforme y me dijo “No, esto no se plancha así”. Así que desde que nos casamos hasta que se retiró del Ejército.  Malvinas era un tema que yo escuché por primera vez acá en Tandil. De más de veinte años de casada. Nunca nada. Cuando Mariano era chico, y le preguntó una vez él acerca de Malvinas, pero le contestó que no quería hablar del tema. En casa no se mencionaba Malvinas.

SE: Los dos de abril no hacían nada.
HE: No, solamente el acto en el regimiento y yo nunca participaba en nada. No existía el tema. En varias oportunidades le pregunté, pero no le gustaba, no quería saber nada. Entonces por respeto nunca más le pregunté nada… Es más, una vez le dije:“¿Por qué no escribís en un cuaderno…?
SE: Claro, para que se desahogue.
HE: Sí, y para nosotros saber: “Quién dice que el día de mañana, cuando vos desaparezcas físicamente los chicos tengan la posibilidad de leer tu historia de Malvinas… ¿Por qué no escribís?, ya que no nos querés contar, déjalo escrito…”, -“Algún día lo voy a hacer”. Nunca lo hizo. Y bueno, él empezó con Malvinas y  haciéndonos participar hace mas o menos 8 años. Antes Malvinas era una cosa tabú.SE: ¿Cuándo vinieron a Tandil?
HE: En el ’95.
SE: Eso fue un traslado y se quedaron porque les gustó…
HE: En realidad, le sale el pase de Monte Caseros al Haras General Lavalle, que está en la ruta 30 y 74. Como ahí no había vivienda, y además me quedaba complicado para venir a trabajar a Tandil, decidimos vivir en la ciudad y el trasladarse todos los días al campo. Vivimos unos años en un departamento que te da el Ejército, pero no pudimos adaptarnos asique salimos a buscar casa para comprar. Así lo hicimos y concretamos el sueño de la casa propia. Fue el año ’98.
SE: Pero hasta ahí nada, y vos ni idea de qué había pasado Manuel en Malvinas.
HE: Nada, nada.
SE: ¿Te acordás  la primera vez que lo escuchaste hablar de Malvinas?
HE: Fue cuando hice un acto de Malvinas en la Escuela 1, estaba a cargo de la organización del acto, lo invité a él y a otras personas que eran ex combatientes a que diera una charla.
SE: Nunca lo habías escuchado hablar, e igual lo invitaste.
HE: Sí, porque era la oportunidad de escucharlo, de saber un poco de su historia.
SE: Les pediste que aunque sea fuera a pararse, aunque no hablaran.
HE: Claro, entonces… él me consiguió la banda del Ejército… Los chicos estaban chochos.
SE: Ya con eso no había mucha charla, era solo la presencia.
HE: Exacto. No se habló mucho tampoco, porque respondían a preguntas realizadas por chicos chiquitos, pero estuvo lindo, y esa fue la primera vez, y de a poquito empecé a escuchar, a veces incluso desde detrás de una puerta, cuando estaba hablando… Después empecé a grabar, tengo muchas grabaciones sueltas, cortitas. Pero así empecé a prestar atención porque no sabía nada, es más, no sé muchas cosas, tengo que interiorizarme más. Me costaba, me preguntaba: dónde estuvo, qué hacía.  Entonces era difícil, yo estaba casada con un militar pero no conocía el trabajo que realizaba. Y yo creo que comencé a conocer después que Mariano ingresó al Ejército, él si me contaba qué hacía, no así su papá, no. No quería contar de su trabajo. Los chicos míos se enteraron todo después. A veces también escuchando lo que hablaba con otras personas.


SE: Claro, pero no de él, sino de la forma en que nos enteramos todos.
HE: Exacto. Ese es el reproche que tienen los chicos.
SE: Bueno, pero en nuestra página tienen una entrevista completa (risas)
HE: Claro, ellos lo que le reclaman al padre es por qué a ellos solos en una mesa nunca les contó nada. Le contaste a todo el mundo menos a nosotros.
SE: Porque al ser una persona ajena es como la terapia, a veces con otras personas se siente más libre de liberar la emoción sin que el otro se sienta mal. No han querido mostrar su dolor a su familia para que no se pongan mal. Siguen estando de servicio en su casa. Es muy fuerte. Se cuidan de eso, y cuidan a los familiares.
HE: Siempre los días previos al dos de abril, 2 de abril…nos damos cuenta de los cambios de ánimo. Y los primeros tiempos de casados, no podía escuchar truenos, porque él soñaba que eran bombas. Y eso lo noté en seguida, y le pregunté qué pasaba, y eso sí me contó: “estaba soñando que caían bombas”. Hay noches que no duerme. En esos días, en ese mes y medio o dos (el proceso duró hasta junio) se mantiene mucho tiempo despierto porque no tiene sueño. Pero creo que puso una barrera hasta que trabajó y de ahí en adelante… Desde que se retiró empezó a darle el espacio que se merece la causa Malvinas.
SE: Es que ellos mismos se han empezado a dar cuenta de lo bien que hace a veces hablar entre ellos, ya que han pasado por lo mismo… Ahora se recuperan como héroes.
HE: Ahora se nota más el reconocimiento, la gente está más interesada. Eso se nota bastante, y más acá en Tandil.
SE: Tus nietos van a tener muchas historias ahora.

 

 

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