Secretaría de Extensión (SE): ¿María Laura qué son los Cascos Blancos?
María Laura Shemi (MLS): los cascos blancos es una iniciativa de la República Argentina que ya tiene muchos años y que a partir del gobierno del Dr. Menen se institucionalizó. Somos la Comisión Cascos Blancos de ayuda humanitaria nacional internacional, ayuda humanitaria ante catástrofes naturales o humanas.
Entre nosotros tenemos un grado de preparación bastante exigido, completo, que es transversal a la vida de los seres humanos. Es así porque por lo general las catástrofes son situaciones que atraviesan inevitablemente la vida completa, entonces nuestra preparación no solamente es ayuda humanitaria de llevar algo material sino también desde lo psicológico, desde lo social y desde lo ambiental. Eso hacemos los Cascos Blancos.
Muchas veces en situaciones de conflicto nos convocan, porque nos tiene que convocar quién nos va a recibir, no es que el Casco Blanco es como el Casco Azul que interviene en cualquier situación, no. Nosotros estamos a disposición de la aceptación del gobierno o del organismo que diga “-: bueno, necesitamos o queremos la ayuda o la colaboración de los Cascos Blancos de la República Argentina. Si es en el exterior y si es acá, se manejan a diferentes niveles de ministerios.
SE: ¿pueden ser convocado entonces no solo por el gobierno nacional argentino sino por cualquier gobierno del mundo?
MLS: por supuesto, he hecho muchos viajes, siempre bajo el paraguas de lo humanitario pero en diferentes situaciones: en Haití, en Colombia, en el Líbano. En el 2011 cuando fue “la gran mudanza” como le decimos nosotros muy sutilmente de Siria hacia el Líbano, en Estados Unidos, en América Latina, en muchos países en situaciones naturales y humanas.
SE: ¿cómo pasas a ser parte de Cascos Blancos?
MLS: esto que te decía recién es una formación bastante compleja, pasamos por varios sistemas.
SE: ¿qué formación previa tenías?
MLS: básicamente lo que se pide son formaciones humanas. Yo soy licenciada en Trabajo Social egresada de aquí de esta UNICEN, a la cual siempre voy a decir que estoy sumamente agradecida. Siempre digo lo mismo en todos lados que me preguntan, que yo siempre voy a agradecer la formación que me dieron. Gracias a eso, yo en ese momento en el año 2007 trabajaba en el municipio como trabajadora social, en la Secretaría de Desarrollo Social y me envían a hacer un curso de Derechos Humanos. Cuando llego a Buenos Aires era esto, que yo no entendía nada, porque nunca había escuchado hablar de Cascos Blancos.
Hice la primera formación que era de una semana en Campo de Mayo, con simulacro de bomba, que casi me morí (se ríe). Claro porque de una formación humana, de pronto a una formación un poco militar, exactamente. Teníamos que dejar el celular, te preparan para ir hacer una acción humanitaria a un lugar que puede estar en guerra. Tienen que darte las herramientas para protegerte, verdad. Entonces de lunes a viernes estuvimos en Campo de Mayo trabajando. Yo al tercer día ya me empezó a gustar, pero los dos primeros no. No entendía nada. Por ejemplo, del contenido nos daban de Cruz Roja sobre ayuda humanitaria, las leyes en los distintos países, lo que hay que respetar y lo que no. Hay cosas que se respetan en Argentina y que en otros países no. Son muy pocas pero uno tiene saberlo. Bueno hasta que entendí, y me encantó, me quedé y el último día éramos 130 jóvenes entre 20 y 30 años que todos teníamos formaciones humanas. De esos 130, quedamos 50. Entonces el viernes me dicen a mí que yo quedé entre los 50. Cómo que se dio todo eso y después yo fui jefa.
Ese año fui a varios cursos de derechos humanos. Todos de capacitación con evaluación. A los tres meses de la primera, nos llaman a la segunda, todas fueron en Campo de Mayo. Siempre tenemos formación militar que es muy lindo también, te tiene que gustar obviamente. Y ya a la segunda yo ya iba como un poco más aliviada, porque sabía de qué se trataba. Siempre es una semana. En la segunda éramos 60 y quedamos 20. Quedé entre los 20 y ahí es donde me llaman aparte, el último día, y me preguntan ‘que soy’, le digo que soy trabajadora social yo me especialicé en redes sociales. Ah entonces ellos en ese momento estaban buscando a alguien así y me llaman para ser docente. Pido permiso acá, en el municipio me dejan, y ahí empiezo a trabajar en Cascos Blancos como docente pero como por el costado digamos, de manera complementaria.
Después surgió la posibilidad, bueno, a los 2 años, surge un viaje al exterior de otra situación. Voy, participo, me va bien y ¿qué es lo que hacías ahí?. Por ejemplo en ese momento llevábamos agua a Perú, bien, cuando volvemos nos llaman en marzo y nos dicen que Reino Unido había aceptado que la Argentina hiciera su primer viaje al Cementerio de Darwin y que la presidenta en ese momento la señora Fernández de Kirchner había decidido que esa misión la haga Cascos Blancos, con lo cual era todo un revuelo. Una cosa…porque no es fácil…había que salir a buscar familias por todo el país: quién salía, cómo salíamos. Así que en el mes de abril nos llamaron a todos, nos preguntaron si queríamos participar. Por supuesto que dije que sí y a mí me asignaron centro sud de la provincia de Buenos Aires. ¿Qué significa eso? que estaba bajo mi responsabilidad visitar a todas las familias de los soldados caídos que habían estado en Malvinas, que correspondían al centro sur de la provincia de Buenos Aires. Entonces me mandaron un listado de los de los caídos y los teléfonos de contacto de las familias.
Primero tuvimos una formación nosotros, los voluntarios de Cascos Blancos con personal especializado, profesionales de la Salud Mental, psicólogos, psiquiatras. ¿Por qué? Porque nos explicaron que muchos años después, ir a tocar timbre a una casa y decir “te voy a llevar” … no todo el mundo lo toma bien. Porque la misión era llevar a los familiares al lugar donde estaban enterrados los restos su familiar ex combatiente. Entonces nos prepararon para eso, para las distintas respuestas que podíamos recibir.
Todo lo que nos dijeron que iba a pasar, pasó. Hubo gente que se infartó de la emoción, hubo gente que nos dijo que sí (se emociona…). Vos perdóname pero a mí me recontra emociona, porque recordar que una cosa es cuando te lo están explicando y otra cosa cuando le tocas a una persona de 80 años, que fue a su hijo a quién perdió, toda su familia que nunca más lo vio. Bueno aparte de prepararnos es entrar en la intimidad de la familia, nos decían que te puede pasar que te atienda el papá y empieza a llamar a los otros hijos y que te hagan esperar.
Porque nosotros a ver, yo saqué un pasaje, por ejemplo, a Enderson, un pueblito chiquito. Yo llegué a las 8 de la mañana, tenía colectivo a las 12 hs para volver y te puede pasar que vuelvas enseguida, porque la familia se emociona, quiere que te conozcan otros, quiere que venga una hermana que está en el campo, que le expliques (se emociona…). Y bueno eso me pasó por ejemplo, que me tuve que quedar hasta el otro día porque el señor se emocionó tanto empezó a llamar hija “acá hay una chica que viene de Nación que me va a llevar a donde está tu hermano” y permitir ese respeto.
La misión era llevar a familiares, subirlos en un avión y llevarlos a Malvinas. Sí por primera vez, claro. Cuando ellos creyeron que jamás iban a poder alcanzarle una flor, en la mayoría de los casos a sus hijos, algunos hermanos pero la mayoría fueron hijos, o esposas también.
Y nos prepararon para el no. Obviamente hay gente muy mayor, que por el riesgo a la pérdida de vida en la ida o en la vuelta, de la emoción, no quizo. Mucha gente que jamás había subido a un avión. También nos prepararon para todo eso. Entonces cuando tocábamos timbre teníamos una preparación previa, intensa, fuerte y siempre teníamos un teléfono de contacto de algún profesional del área de salud de la cancillería Argentina al que llamar.
SE: ¿qué increíble ver el destino de tu carrera de trabajadora social?
MLS: Sí sí, yo siempre digo ese laburo era casi para lo que había nacido. Yo siempre digo que eso no me lo quita nadie. Porque yo también siempre cuento otra cosa, yo conocía Malvinas en los libros, en la escuela o sea lo que a vos te enseñaban. Y vos veías las islitas en el fondo de la República Argentina en un mapa en geografía, algo en ciencias sociales pero no mucho, o sea nunca se te cruza por la cabeza la historia de las personas que fueron a Malvinas.
SE: ¿sabían los familiares que existía un cementerio donde podrían estar sus hijo?
MLS: sabían que estaban en algún lugar, esta cosa de que se hizo durante muchos años en Argentina de casi hablar mal de Reino Unido. Entonces “-:¿dónde está mi hijo, pero es verdad o ahora inventando’”. Una señora me dijo “-: ahora inventaron un cementerio para los votos, todo es electoral en Argentina y en Reino Unido, un cementerio para los votos”. No esa no me lo olvido jamás. A nosotros nos habían mostrado mucho respeto tengo que decirlo y siempre lo digo, el Reino Unido o la gente que estuvo en Malvinas. Absolutamente respetuosos con nuestros soldados y lo vimos cuando fuimos por parte de quiénes están en el cementerio, de militares del Reino Unido que están cuidando el cementerio. El cementerio está a cargo de un argentino que es hijo de un militar
SE: ¿en el cementerio de Darwin hay solo soldados argentinos?
MLS: sí, solamente argentinos. Lo que sabemos es que se fue construyendo con los años con permiso de Reino Unido que permitió que en ese lote, en ese pedacito de lote, se pudiera -de manera simbólica- levantar un espacio en memoria y homenaje de nuestros caídos.
SE: ¿es simbólico porque hay muchos caídos que están en cualquier lugar de la isla, que no están ahí obviamente?
MLS: Sí sí eso en un primer momento fue un tema con los familiares. Porque no le podes decir a una mamá “-: señora usted va a ir a un lugar donde su hijo no está”. Claro está en algún otro lugar de la isla, en algún pocito que no sabemos dónde. Pero sí saben que se quedó ahí, en ese predio gigante que es la Isla. Entonces ese espacio es simbólico, es un tema muy sensible, porque como familiar quieren ir a buscar la posición del soldado, donde estuvo. Eso no pasó. De hecho hay algunas fotos que se filtraron, porque a ver… no solo viajaron familiares, sino los periodistas de todos los medios y yo fui a cargo de todos los periodistas, con los cuales me peleé con tres o cuatro, que hicieron cosas que yo entiendo que es “atrás de la noticia”. Pero había cosas que no podían hacer y por ir atrás de la noticia lo hicieron. Por supuesto que los retamos, fueron tres palabras, que es la orden que nos dieron de Reino Unido. Son acuerdos internacionales exactamente y si pasaba algo yo quedaba presa era así de simple. Me lo dijeron a mí, cualquier persona que haga lo que no tiene que hacer sea periodista o familiar, la única responsable era yo.
SE: ¿con cuántas personas fuiste?
MLS: primero viajamos con 98 y la segunda, si no me equivoco 99, más todos los periodistas.
SE: ¿cuántos eran de Casos Blancos?
MLS: hasta Río Gallego éramos 12 y de ahí en línea recta, porque Río Gallego es línea recta hasta Malvinas, yo con un voluntario compañero. Casi más de con el voluntario y yo sola con toda la responsabilidad. Yo tomé conciencia de eso tiempo después porque cuando me felicitaban, que me decían “gracias, gracias”, para mí en ese momento no era para tanto. Ahora sí, digo ¡qué responsabilidad!. Igualmente había más familiares que cercanos a la fecha dijeron que no, bien por miedo, por susto, por emoción, por no saber cómo era todo.
SE: ¿cómo fue el tema de la comida allá?
MLS: de la comida dentro del predio de Darwin se hizo cargo Reino Unido, nos dieron unos sándwiches riquísimos que nunca más en mi vida volví a comer. Nos dieron una sopa muy caliente, muy rica. Porque claro, vos llegas a Darwin y te suben a dos colectivos pequeños, es todo un camino de ripio. En realidad son 10 km, desde donde bajamos nosotros, del aeropuerto hasta el cementerio son 10 km, pero son 2 horas y media de viaje. Es un camino de ripio y de viento, pero un viento… ese constante, que yo nunca más escuché en mi vida, ni creo que lo vaya a escuchar, ninguno en realidad, es un ruido tan penetrante y viento frío, que no te deja mucha opción. Ahí entendés por qué tardas 10 km en 2 horas.
Los militares ingleses muy preparados, muy educados. Cuando se abrió la escalera del avión y el militar que me recibió dijo mi nombre, me quedé…claro después entendí. Ellos tenían que saber quién iba, solamente podíamos entrar los familiares y yo, ningún periodista. Nadie podía pasa,r viste que tiene cerquitas blancas, nadie más que los familiares o yo. Fueron muy respetuosos de esos momentos.
SE: ¿cuánto tiempo estuvieron con las familiares?
MLS: dos horas, no más, nos permitieron estar 2 horas. En un momento dije “¿por qué dos horas?”, y es porque ahí hubo personas que se emocionaron mucho. Habían armado dos hospitales de campaña, ellos armaron todo. De hecho varias personas se descompensaron. Es que la emoción es tan grande que te agarra así (se emociona…) como una cosa, vos ves a la persona de hecho… esa son las fotos que te conté recién, que se filtraron de un joven abrazado a la cruz de su hermano contándole la vida. Entonces le decis, no se puede sacar la foto, listo ándate. No, no podes hacer es, entonces bueno ellos estaban muy pendientes de eso y todo el tiempo mirándome. Yo iba y venía entre las columnas de las tumbas y de los familiares porque iba mirando que nadie se descompensa.
Bueno un montón de historias viví en esos dos fines de semana. La gente llevó cartas, flores, restos de familiares para dejar con su hijo, con su hermano, fue terrible.
SE: ¿tenía permiso para cabar o dejaron las cenizas al aire libre?
MLS: Dejaban ahí. Después se puso en el obituario. Mucha gente fue con urnas y no nos dijo. Por ejemplo fue una mamá, esposa de un caído que del que había fallecido su hijito, de cáncer y llevó a que su hijito descanse con su papá. En un momento saca una cajita –claro, no es una urna enorme, una chiquita- que trajo adentro del bolsito, eso no sé si se nos pasó a nosotros. Y nos habían dicho que no podían hacer un pocito, ni nada para dejar, no se toca nada. De hecho a mí me permitieron caminar por afuera del cementerio y yo esto lo cuento siempre porque no es menor: yo vi restos de casco, restos de armas, restos de botines. O sea no es que vos vas caminando y ves, es si prestas atención, porque pasaron muchos años, y vi digamos todo lo que hace el trabajo del clima, erosiona. Entonces yo le pregunté al soldado inglés que me estaba mirando, si me podía contar y él me respondió “señorita esto es respeto y sin toca nada”.
Entonces yo cuando vine me encargué de decir en todos lados, “cuidado porque una cosa es la parte política, la parte diplomática y la parte de la guerra, son otros ámbitos”. Y otra cosa los soldados que estuvieron ahí. Nosotros también viajamos con varios excombatientes que quisieron ir, porque no todos quisieron ir y yo en los dos vuelos escuché Cecilia cosas impresionantes de respeto que no es lo mismo que se habla en otros ámbitos políticos Entonces yo cuando escuché eso que era la primera vez en mi vida que lo escuchaba bajé y vi lo que vi, dije no es lo mismo la historia que nos contaron que lo que vivimos ni lo que vivieron ellos. De hecho los pocos que viajaron cuando llegaron al cementerio medio que se quedaron viste… y bueno yo obviamente también. Nos prepararon para prestar atención a eso y tener cuidado que no les pase nada porque pasaron los años para ellos también. Entonces también íbamos cuidando eso. Yo cada vez que me encuentro a un veterano mi mano es así, con mucha fuerza. Porque yo no lo viví pero cuando volví ahí después de tantos años, escuchar a ellos escuchar, a los familiares…
En uno de las caminatas volviendo hacia el cementerio, ví un pedacito de carta enterrado y yo alcancé a leer -porque me agaché, ellos obviamente todo el tiempo mirando, “no yo no iba a tocar nada”, pero sí hice así… en el piso viste, para ver…decía: “aquí queda mi amor, mamá”, se lee. Era un pedacito chiquitito, muy borroso. “Aquí queda mi amor, mamá”. Por supuesto que me levanté enseguida porque el militar me estaba mirando y yo no iba a tocar nada pero ellos no saben y no te lo podes llevar nada. Pero bueno de eso está lleno, de todo tirado en el piso de Malvinas. Es como si vos vas caminando acá – yo siempre cuento por la cascada por el centinela que porque el camino es bastante parecido geográficamente- y vos miras para el piso y ves un pedacito de papel. Bueno le pasé el dedo así, porque no es que lo lees ni bien le pasé, así y “aquí queda mi amor mamá”. Y decís “ wow, eso no volvió”.
Y bueno los dos viajes fueron muy impresionantes. Teníamos 4 horas para estar ahí en Malvinas, dos horas en el Cementerio más el camino de vuelta. Muy cansador, sobre todo para la gente grande, muy cansador, muy cansador. Igual ellos cuando nos dieron el refrigerio, estaban a disposición con enfermeros ingleses de habla española que le tomaron la presión a todos, nos gustara o no.
SE: ¿con el tema del idioma cómo te manejaste?
MLS: ellos hablan español, un español básico. Y yo hablo un inglés bastante básico también. Así que elegimos el español. Mucho no hablamos. Pero bueno fueron muy educados, respetuosos y obviamente cuidando el lugar bien.
SE: ¿qué podían hacer los periodistas?
MLS: podían ir los periodistas a hacer relato oral, después, cuando saliéramos del cementerio, en vuelo hacia Río Gallegos o en Río Gallegos. Podían entrevistar a cualquier familiar y lo que quisieran. Eso si, y fotos del avión o dentro del cementerio, no. De hecho un periodista, que no te voy a dar nombre, ni nada, pero es un periodista de un canal de aire, levantó la ventanilla y yo le tuve que decir “la próxima te quedas acá”. No se podía filmar nada, una vez ve que nosotros nos subíamos en Río Gallegos ya nada, ni cantar el himno argentino eh. Lo único que nos permitieron fue llevar la Virgen de Luján, pero ahí ni el himno argentino ni la bandera Argentina.
Las cosas que llevó el familiar si. Pero no podía llevarse nad, ni tierra ni nada nada. Sí podían dejar cosas, que de hecho dejaron un montón. Es inolvidable, si uno se adentra en detalles, nos metimos por un tiempo en la vida de la gente. Yo siempre cuento, no? qué loco, porque yo que no tengo nada que ver con eso, sí tuve un primo que se quitó la vida aquí al volver de Malvinas. Pero por ejemplo, en mi familia no se habló mucho de eso. Entonces yo no lo tengo tan tan presente. Viste esas cosas que la familia reacciona como puede ante situaciones que no puede manejar. Y años después volver a revolver eso, revolver de la mejor manera estoy diciendo, no a abrir heridas, porque son heridas. Cuando hablas con la familia te das cuenta que son muchos años de silencio, de no respuestas. Las familias te hablan justamente del silencio y no respuestas. ¿Dónde está mi hijo? o ¿dónde está mi marido, cómo cuándo me lo traen?”. ¿Por qué no me dan el cuerpo, por qué no lo puedo traer acá, por qué no me lo puedo traer al cementerio con mis familiares?”. Porque eso no podían. Nunca fue posible traer los cuerpos. A todo eso nos prepararon a nosotros como previo a lo que nos iban a preguntar las familias.
Me pasó con una señora que estaba hablando conmigo, aquí cerca de Bahía Blanca. “Espérame querida “-me dice. “Espérame, que voy a llamar al jefe del cementerio y le voy a decir que tenemos que cambiar todo porque viene Raúl (no me acuerdo el nombre)”. Le dije “-:No no señora es que usted no va a traer a nadie…(se emociona…)-. “-: Cómo no voy a traer y a qué voy a Malvinas”. Y a esas respuestas nos prepararon porque no es fácil responder eso porque vos ves la emoción de la persona, vos ves que se le ilumina la vida pensando que puede traerlo y que “ahora va a tener un descanso en paz con la familia” nos decían. Y nosotros “no señora, no señor, no, no voy a traer a tu hermano, no vas a traer a tu papá, no vas a traer…”. Bueno después ver la emoción…
SE: claro, porque en algún lugar…quedaron el territorio enemigo, verdad?
MLS: exactamente. Porque si hubiéramos ganado, no pasa nada pero como que a los hijos se los quedó, como si fueran rehenes. Esa es la sensación si sos familia, sigue siendo rehen. Hay gente que te decía que eran “esclavos “. Hay gente que está muy enojada con la Argentina, que uno por supuesto lo tiene que respetar. Tiene que dejar que la persona haga esa catarsis y hasta ahí, no más. Porque por ejemplo nos pasó que una señora se sentó delante de la cruz y le hablaba a su marido, de la cartera sacó el teléfono y le hablaba como si estuviera con él, mostrándole todas las noticias del día de la rendición hasta dos meses antes “ves viejo, ves lo que decía, salió en el diario tal diario”. Yo miraba a la señora, cuando salió le pregunté. Me dijo que tenía todo, todas las publicaciones, las había guardado para sus hijos o sus nietos nunca pensó que iba a volver. Entonces le hablaba “-: viejo” -le decía y le mostraba todo. Obviamente yo no veía porque estaba la señora, pero cuando salió que le pregunté de esas historias me cuenta que llevó para mostrarle “todo lo que yo veía mientras él estaba en guerra”. Entonces como esas cosas hay un montón, algunas que no podemos contar. No puedo contar por una cuestión de que me lo pidieron. Cuento lo que lo que se puede. Pero bueno la experiencia fue hermosa, la preparación fue muy linda, fue muy profunda, única.
SE: ¿tuviste el pedido de algún familiar para ir a ver el puesto/trinchera donde había estado el soldado?
MLS: sí, un montón, sobre todo los más jóvenes querían ir a buscar trincheras: “decime dónde estaba mi hermano”. Y le respondí “-: yo no te puedo decir porque es la primera vez que vengo igual que vos, yo no te puedo decir”. “-: pero acá no peleó mi hermano, me decía”. Quería ir a ver dónde había peleado su familiar. “-: decime dónde explotó”. Y es que no hay manera que le puedas decir porque primero pasaron muchos años, ni ellos saben y todo eso el clima hace lo suyo. El suelo no es el mismo entonces hay un montón de cosas que no podíamos responder. Ya nos habían dicho que esas preguntas nos iban a hacer y que responder. Y a veces ante la respuesta era una mirada dura hacia nosotros que por supuesto No era hacia nosotros. Exactamente no era hacia a nosotros pero eran a quien tenían enfrente y en representación “de” exactamente.
Y otra cosa a destacar muy importante, es que en los dos vuelos de regreso lo que les cambiaba los gestual, en los rostros de los familiares. Yo siempre digo me quedo con esa imagen, eran gestos de alivio, era como como cuando te haces masajes que quedas relajado. Les dio Paz. Les dio paz a pesar de la angustia, del dolor, de recordar y de la despedida, del duelo. Como si cerraran un ciclo de algo. Muy pocos se fueron enojados y volvieron más enojados con nuestro país, muy pocos. A lo que yo les decías “guardate las palabras hasta que lleguemos a Buenos Aires, en Buen los Aires gritas fatalidades y todo lo que tengas que decir acá, porque no podemos decir nada acá”. Claro en la isla nada, nada, ellos no podían ni siquiera decir una puteada a Inglaterra ni una puteada Argentina ni nada. O sea el familiar tenía en ese extremo de la emoción, guardarlo. Entonces yo a los pocos que veía les agarraba de la mano “guárdate todo hasta Buenos Aires”.
Los veteranos, mucha emoción, muchos veteranos de los que fueron obviamente acompañaban a la familia y en el avión hablaban ellos: “yo soy el papá de fulanito”. “Fulanito estuvo conmigo en el Escuadrón tanto”. Entonces muchos veteranos acompañaron desde el apoyo, desde el abrazo, desde el silencio, desde la mirada. Que a mí me servía como apoyo, porque ante tanta gente uno no puede solo. A muchos yo al día de hoy se los agradezco, a los que viajaron, que lo hicieron desinteresadamente desde su amor y desde lo que ellos vivieron. Quizás para familiares como si abrazaran a su hijo.
En la vuelta además de la paz muchos familiares vinieron súper agradecidos, no solo con el gobierno argentino sino con los veteranos, los excombatientes que sirvieron de abrazo, sirvieron de mirada, sirvieron de gesto, sirvieron de protección. En ese momento eso fue genial.
SE: ¿cómo las viste a las madres?
MLS: como si fuera el primer momento. Muchas madres que fueron estaban como si hubieran recibido la noticia de la muerte de ese momento. Sí y de repente se calmaban y la mayor parte de las madres decían, por ejemplo “bueno hijito, te voy a contar…”. O “Pedro -ponele no me acuerdo ahora o Pancho- te voy a contar: se casó fulanita tuvo tantos hijos, tu hermana, tu hermano, tu primo, tu esposa”. Les contaban la vida. El denominador común era escuchar historias de vida de todos. Claro porque yo iba pasando entre las tumbas y escuchaba historias. Les contaban todo lo no que pudieron decir.
Y lo que acordó la República Argentina con el Reino Unido para que este viaje, estos dos viajes de familiares, fue respetar determinados protocolos que le impuso Inglaterra a Argentina. Y así fue, sea hubo cosas que eran sin discutir, no había manera, nada, nada. Cuando me llama el ministro Tana a una reunión previa al viaje -que me dicen que quedé elegida para ser coordinadora de los viajes- abren una carpeta y me muestran el protocolo. “Bueno” digo, así que yo salí de esa oficina y le dije a mi jefe de Cascos Blancos y mis compañeros “ayúdenme a decirle esto a los familiares”. Entonces los familiares lo tomaron sin ningún problema. Antes de llegar a Río Gallegos, en Buenos Aires, nosotros convocamos a los familiares dos días antes, porque había gente que nunca había viajado en avión, gente grande que venía del Norte o del sur muchas horas de viaje. Entonces para que descansen después el vuelo, dos vuelos a Río Gallego y de Río Gallegos a Malvinas entonces en esas dos noches fuimos hablando todo esto. En las cenas les decíamos “-: por favor, ya están sabiendo que tenemos que respetar esto, esto”. Me respondían “-sí querida, sí querida”. Entonces así y por eso los que salieron enojados -que fueron los menos- nadie salió enojado con el Reino Unido, yo debo decirlo porque ellos allá sintieron el respeto como lo sentí yo, como lo todos, como los veteranos también. Sí claro eh se siente el respeto de ellos hacia nosotros. Te vuelvo a decir, no en otros ámbitos que muestran otras cosas claro, a mí me ha pasado yo vine acá y Ah pero viste que es como todos dicen estos ingleses que son… Entonces yo siempre marco, una cosa es la política, una cosa esos otros ámbitos y otra cosa es lo que pasó allá.
Lo que vivimos nosotros, lo que vivieron ellos. Papás que llevaban cartas -de los que hay muchos testimonios en la Argentina, vos capaz que has escuchado a algunos de veteranos con cartas del Soldado inglés pidiéndole disculpas- muchos papás llevaron la carta que recibió de ese soldado y le contaban “-: acá tengo la carta de Williams, que me pide disculpas por vos, que te conoció”. Escuchar eso es muy fuerte, la carta con la humanidad detrás de la guerra. Del ser humano que va con órdenes políticas eso cuentan ellos, y que no deja de ser un ser humano, que tiene que enfrentarse a otro ser humano, y en condiciones muy desiguales. Yo siempre lo digo, porque los ingleses lo dicen todo el tiempo “-: nosotros fuimos profesionales, cuando llegamos allá nos encontramos un chico de 18 años, que no puede ser profesional, no porque no pueda sino, porque no da la carrera, la formación”. Entonces ellos yo hablo siempre del respeto, por eso digo una cosa es allá y otra cosa es lo que se vivió en otros ámbitos y se sigue diciendo en otros ámbitos fue distinto.
Ahora cuando la segunda vez fui más relajada. Con la misma gimnasia tuve que buscar también gente de centro de la provincia de Buenos Aires. Los dividimos en dos grupos. En total fueron 200 personas familiares, un montón. Los caídos fueron 632, 191 creo que fuimos, 191 familiares más nosotros. Un grupo de Cascos Blancos se quedó en Río Gallegos esperando. Hubieron familiares que no fueron, porque no quisieron, nosotros teníamos la nómina de todos. Los llamamos a todos, los de los 632. La mayoría no nos quiso atender, si hubieran querido hubieran podido armar más vuelos. Eran más, la mitad no quiso ir. De algunos no teníamos teléfono, porque había números que no podíamos ubicar y muchos de los que ubicamos hacían ese silencio inicial cuando vos le explicabas. Porque llamabas por teléfono, siempre dos comunicaciones telefónicas teníamos que tener, primero dos comunicaciones telefónicas antes de la puerta y después la visita domiciliaria. Cuando nos decían que sí, teníamos que esperar que nos den la aprobación la familia o la persona con la que hablábamos. Así que primero llamábamos, nos presentábamos, le explicábamos. Por qué llamábamos y le decíamos que volveríamos a llamar en una semana, les dábamos una semana, porque sabíamos de qué estábamos hablando. Todo lo que movilizaba emocionalmente, familiarmente, socialmente. A la semana volvíamos llamar, en el primer llamado le decíamos si nos iban si iban a querer recibir, entonces en la segunda llamada nos decían que sí o no. Eso nos pasó con muchos. Entonces “no” es “listo”, no, es “gracias muy amable”. Y en el sí, les contábamos el detalle lo que podíamos y le preguntábamos si los podíamos ir a visitar. Imaginate recibir una llamada que te diga “usted es el familiar de fulano” que vos de verdad lo trataste de no nombrarlo. Bueno para eso también nos prepararon, para que mucha gente -no te voy a decir que fueron pocos- pero muchos nos insultaron, creyendo que era un chiste, nos insultaron y nos decían “cómo te atreves a llamar, cómo se atreve a llamar y decir el nombre de mi hijo, a usted qué le parece que esto es un chiste”. Y te cortaban. Entonces había que llamar de nuevo “-: señor, señora, por favor, mi nombre fulanito de tal, estoy llamando el Ministerio no me cuelgue, me puede escuchar, me quiere escuchar”. Eso lo teníamos que decir, siempre, porque del otro lado no es fácil después de tantos años, que te llame alguien y nombre a tu fallecido. El silencio del otro lado, el primer silencio, el llanto… vos a veces escuchabas…y le decías “-: está bien, me puede escuchar, me quiere responder, o lo llamo en otro momento”. O muchas personas nos decían “llamame en otro momento”. Y cuando después volvías a llamar te decía que no podía hablar. Entonces también tuvimos por eso.
SE: ¿para ustedes tenían algún tipo de contención?
MLS: te contaba recién la preparación nuestra fue muy linda, muy intensa, muy linda, con psicólogos, con psiquiatra, gente de Argentina. Esa formación eran todos de Argentina, empleados de la cancillería del área de salud de la cancillería y estaban en contacto permanente con nosotros. Después de cada visita al domicilio teníamos llamarlos y contarles desde el lugar nuestro, no del contenido sino de nuestra emoción. Porque nos encontrábamos con una realidad que abrían la puerta de su casa y de repente decían “-: acá está mi sobrino, que estaba el día que me avisaron que falleció”. Entonces terminabas siendo parte -un minutos- de un núcleo familiar social. Wow yo digo “bueno, tremendo”.
SE: a ellos no les dado esa contención?
MLS: no, es una deuda pendiente. El estrés postraumático del veterano de guerra sigue estando. Por ejemplo, verles la emoción a los veteranos cuando estaban ahí en el cementerio, uno no puede ni hablar ni imaginarse lo que pasa por su cabeza, que tiene que ver obviamente con la guerra. Ellos saben lo que vivieron pero después por ejemplo te contaban que ellos en las navidades no pueden escuchar el Boom de un chasquibum, suponete. Y vos decís “Ah pero no será para tanto” pero después cuando ellos te empiezan a contar… Por ejemplo nosotros que tuvimos simulacro de bomba, lo que te genera eso es muy fuerte, imagínate ellos con ese ruido todo el tiempo. Los destrozan esas cosas, el viento fuerte, ellos no quieren viajar a donde hay lugares con mucho viento. Me acuerdo que un veterano me decía “-: le debo a mi señora un viaje a Mendoza” y no lo puedo hacer dice porque no quiere que le vaya a agarrar el viento Sonda. Y vos decías “ah será para tanto” pero cuando llegas a Malvinas y escuchas ese constante zumbido…
SE: ¿y después con los familiares siguieron haciendo algún tipo de reunión, se siguieron viendo?
MLS: durante varios años, para las navidades, los años nuevos, me mandaban “Feliz año”, “Feliz Navidad María Laura”. Sí sí algunos más otros menos. Muchos se juntaban solos, no son propuestas del estado ni de Cascos Blancos, solo algunos familiares al conocerse se juntaban. En el avión por ejemplo venían tres mamás de Santa Fe, Salta y Corrientes, bueno esas mamás al día de hoy -ya eran tres quedan dos- una vez por año se juntan, ahora el primero de octubre que fue cuando viajaron, el aniversario de viaje, el 3 y 10 de octubre de 2009. Los primeros días de octubre se juntan.
SE: ¿tuviste más experiencias con otros viajes humanitarios?
MLS: además de Perú, después de Malvinas y después a nivel nacional distintos viajes, pero de este tenor no. Después tuvimos una intervención desde Cascos Blancos con los aborígenes del sur, pero por otra cosa.
SE: ¿en los Cascos Blancos hay trabajadores sociales como vos y de qué otro tipo de profesiones?
MLS: bomberos, enfermeros, médicos, psicólogos, psiquiatras. No mucho más, no son militares. Nosotros somos Fuerzas de Paz, actuamos en situaciones de catástrofes humanas. En situaciones de guerra, por ejemplo, vamos detrás de los Cascos Azules, tenemos que esperar militares formados, nosotros vamos atrás de la orden o lo que ellos nos digan “-: pueden llevar agua por estas dos calles y por esta no”, por ejemplo. Es como si fuera un equipo civil, no tenemos la formación militar.
SE: ¿cómo es la formación para ser Casco blanco?
MLS: yo estuve 4 años haciendo cursos de una semana entrenamientos de Cascos Blancos. Es el centro de entrenamiento conjunto para Fuerzas de Paz que funciona dentro de Campo de Mayo. 4 años yendo a una vez por año y aprobando. Porque también ahí en los entrenamientos, después, uno entiende no? a ver… yo nunca había vivido un simulacro de bomba, la verdad que yo creí que me echaban a los 10 minutos y resulta que del susto que me di resulta que mi reacción de ese momento -que obviamente no es pensada- vos no te imaginas que es, hizo que yo aprobara. Porque yo en ese momento por ejemplo, te hablo de esto que es personal, yo no me desesperé y lo que hice fue correr a la gente que se enloqueció. Había una chica que se enloqueció, que se agarraba los pelos, que no sabía qué hacer. La corrí del brazo, literalmente “correte”, porque hay que actuar después yo me descompuse, no?. Cuando pasó todo yo hice mi catarsis, yo como muchos, entonces ahí yo entendí por ejemplo, que mi reacción es “hacer en el momento” después caigo redonda. Yo como muchos claro, uno tiene que pensar que esos jóvenes de 18 años fueron igual que vos, exactamente.
SE: nada más que eso no paró y nadie los contuvo
MLS: exactamente. Por eso mucha gente quedó muy mal, eso también nos han contado verdad. Eso también se escuchaba entre las tumbas mamás, que les contaban “-: te acordás de tu compañero Juan, que vos me escribías que…” -porque claro muchas mamás, vos escuchabas ahí, la mamá del hijo cuando este le contaba “-: mamá tengo acá a mi compañero que es de Mar del Plata cuando volvamos vamos a hacer un asado”. Entonces las mamás se conectaban, pero después no volvió ni Juan ni Pedro ni nadie y las mamás esa historia también tuvieron. Pasó allá, la conocimos allá, contarle “-: fulano que volvió, después falleció, se quitó la vida”. Eso lo escuché en varios pasajes. “Te acordas de fulanito, bueno tuvo un problema, no quedó bien, se suicidó, debe estar con vos”. Esas cosas, esos comentarios imaginarios, haciendo lo que pueden verdad, porque esas mamás tampoco tuvieron contención por eso también muchas mamás nos dijeron que no. O muchos hijos cuando llamábamos la primera vez le decíamos esto que vos dijiste no hablas de parte de quien falleció hace 30 años y nunca más se habló. Entonces te decía un hijo “-: no, mira no te voy a volver a recibir porque a mi mamá le va a dar tanta emoción, está enferma y no va a querer escuchar, tengo miedo de la reacción de mi mamá o de mi papá”. Claro cuando atendían el teléfono familiares más jóvenes no querían pasar a los padres para no hacerles mal, en protección verdad. Tenían la posibilidad de decidir, hicieron lo que pudieron con lo que tuvieron en ese momento, 30 años después.
Yo como profesional de las ciencias humanas uno aprende y entiende que te vas capacitando permanentement, en esto, aquello, lo otro pero esto, es otra cosa. Pasa por otro lugar. No te lo da ningún libro. Yo tengo una formación muy linda humana y paralelamente a mi formación de trabajador social pude, gracias al trabajo social, hacer otras capacitaciones. Pero esto de Cascos Blancos y la experiencia no me la dio ningún libro. A mí me quedó y a varios compañeros de Cascos Blancos hacer visitas a distintos países de África que son tribus que están en guerra y después con los años entendimos que gracias a Dios no insistimos, porque si bien teníamos los recursos materiales, humanos, lo que no teníamos era lo cultural, lo político eh, lo guerrillero.
Siempre cascos blancos está haciendo distintas tareas. Abre las inscripciones eso se publica en las páginas del Ministerio de Relaciones Exteriores. Tenés que tener algún tipo de formación social, humana, de enfermería, bombero, médico, trabajador social, psicopedagogo.
SE: ¿te pagan para trabajar de esto?
MSL: cuando nosotros fuimos si nos pagaron. Te pagan pero cuando te contratan. Para capacitarte corre por cuenta. Te pagan del gobierno nacional o el gobierno que te contrate. En algún momento alguien me dijo “-: bueno pero en esto habrán hecho diferencia”. Nunca, ni yo, ni ninguno, nunca hicimos esa “diferencia”. Es un pago de ayuda humanitaria, tampoco es simbólico. Exactamente no es que dura 5 meses el pago. Esto lo aclaro siempre porque hay como una cosa alrededor de esto, y tiene que haber una gran vocación de servicio. Yo trabajo como trabajadora social en la escuela, en la ciudad de Tandil. No vivo de Casco Blancos, si me llaman y puedo voy.
SE: ¿cómo es tu vida cotidiana?
MLS: soy profesora de idioma. Primero soy trabajadora social así que trabajo en educación, en escuelas como trabajadora social. Y después doy clases de idioma árabe. Tengo descendencia árabe, mis abuelos. Lo doy en mi casa, tengo mi pequeña aula en mi casa. Y después como hobby, que a mí me gusta mucho, soy masoterapeuta, entonces también hago o algo de eso y pasan mis días así .
Y soy vicepresidenta del Grupo de Ayuda al Mal de Alzheimer en Tandil (GAMAT). Pimero fui hija de una paciente con Alzheimer. Después fui profesional, especializándome también en Alzheimer y ahora soy parte de la comisión directiva del grupo de Gamat aquí en Tandil trabajando mucho. Me gusta mucho porque son cosas que uno puede ayudar, viste. Que es importante, compartirse en una enfermedad que necesita mucho el apoyo familiar y entre familiares escucharse. Porque solo quien lo vive lo comprende. Es una dimensión de la vida super compleja.
SE: ¡gracias Laura, preciosa entrevista!