20161211_194040_hdrFlores, guitarras, canto y colores…

“… y te miraba de afuera… como aquellas cosas que nunca se alcanzan”, parecían decir los gardelianos más entusiastas, que en los días previos al acto inaugural del domingo, se acercaban al patio del Centro Cultural Universitario para presenciar “in situ” el avance de los trabajos.

Es que la clásica letra discepoliana viene a cuento con lo que se vivió en el Día del Tango, porque después de dos años en que el lugar se encontraba en obras, la Secretaría de Extensión de la Universidad Nacional del Centro dispuso el reciclado y puesta en valor del histórico sitio. Así es como el amplio espacio al aire libre de la calle Yrigoyen al 600, vivió una jornada con emociones y evocaciones al por mayor.

Tal vez también por eso, en una de las mesas de la cantina que allí mismo se implementó por parte del bar La Uni, escuchamos decir: “Qué bien… porque en medio de tantas palabras huecas, o dichas solamente por compromiso, da gusto ver que realmente aquí se cumple al pie de la letra cuando se habla de Universidad de puertas abiertas…”. Y fue esa la sensación generalizada entre las doscientas personas que se dieron cita en el Patio de Carlos Gardel, inaugurado el 24 de junio de 2005 cuando el busto que recuerda al cantor de todos los tiempos fue ubicado en ese sitio.

El arte y la pasión de la Escuela de Cerámica

El domingo, hasta el clima, que en Tandil a veces traiciona incluso en verano, se asoció para la fiesta. Y así es como el sol radiante permitió que pudieran brillar con más énfasis los impecables trabajos de profesores y estudiantes de la Escuela Provincial de Cerámica, que con pinturas y esculturas le dieron al patio un aire de pequeño espacio de La Boca, en el corazón tandilense. Las profesoras y artistas Nora Mendivil y Nancy Salle estuvieron, durante más de dos meses, al frente de las tareas de decoración que el público ponderó y valoró.

En ese marco, a la hora señalada, alrededor de las siete y media del atardecer dominguero, los conductores Néstor Dipaola por la casa de estudios y Ana Bayerque por la Agrupación Amigos de Carlos Gardel, anunciaron desde los micrófonos que había llegado el momento de cumplir con los rituales de siempre: las flores para el cantor de todos los tiempos, las palabras alusivas y el descubrimiento de alguna nueva placa. En este caso, del grupo de gardelianos, certificando su presente en esta obra que gestó la Secretaría de Extensión de la Universidad Nacional del Centro.

Hubo un reconocimiento también para el titular de la mencionada Agrupación, Carlos Calderón, por su dedicación y aportes permanentes, incluso desde lo económico. Como es sabido, en 1990, el nombrado publicó un libro con todos los detalles de las cinco actuaciones de Gardel en Tandil, registradas por la prensa de la época.

Por la Universidad, tanto el propio Dipaola como el Secretario de Extensión, Daniel Herrero, manifestaron su satisfacción y orgullo por pertenecer a una casa de estudios que desde hace mucho tiempo lleva por filosofía la de mantener siempre las puertas abiertas. “Nuestra intención -destacó  Herrero- es trabajar en forma conjunta con las instituciones, con los dirigentes, con las personas que permanentemente acercan inquietudes. Y nosotros en la medida que podemos, acompañamos en estas actividades que al fin y al cabo son para la ciudad en su conjunto”. Luego, agradeció al personal del área, con Claudia Battaia al frente, por el trabajo incesante que permitió cumplimentar esta actividad.

Reconocimientos y actuaciones musicales

Se tributó aplauso y agradecimiento a la familia de don Rodolfo “Fito” Marcovecchio, que fue el escultor que llevó a cabo el busto en bronce que se inauguró en 1985 y que ya lleva once años instalado en el patio gardeliano del Centro Cultural. La viuda del artista, doña Irma, y un hijo, el señor Leonardo Marcovecchio, se hicieron presentes y fueron reconocidos por las autoridades y por el público.

Fue también muy emotivo el momento que se dedicó a rendir homenaje al Conjunto Municipal de Bandoneones, que si bien ya ha dejado de tocar, cumplió un ciclo brillante en la música tanguera de la ciudad y se proyectó a la región y al mundo. El tributo fue con motivo de haberse cumplido estos días, veinte años de la actuación en la Cumbre Mundial del Tango llevada a cabo a fines de 1996 en Montevideo. El maestro director, Norberto Matti, al igual que otros integrantes del grupo, estuvieron presentes y recibieron diplomas recordatorios por parte de la Universidad.

Por último, llegó el momento para el canto y las guitarras. Bien a lo Gardel. Casi veinte cantantes interpretaron un tema dedicado a don Carlos. Y las guitarras maestras de don Argentino Irrutia y el joven Sebastián Mohuapé, siempre dispuestas para el acompañamiento a los vocalistas, que fueron:

Ana Bayerque, Aurora Verón, Nito Franco, Susana Romeo, Carlos Knollinguer, Daniel Aybar, Leo Leoni, Gustavo Cerdeira, Daniela Morel, Adriana Rui, Lucía García, Fito Naveyra, Marcelo Mortatti, Pedro Lara, Clelia Scunzio, Silvana Palacio. Por su parte, el maestro Juan Onofre Rodríguez acompañó en bandoneón a los bailarines Carlos y Mónica Knollinguer.

Completito, entonces. Gardel diría: “¿Y la barra? ¡Completamente agradecida! Salute”.


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