Una lucha efectiva y romántica para creer que otro mundo es posible

Por Néstor Dipaola

 

 

 

 

 

Si te postran diez veces, te levantas;

otras diez, otras cien, otras quinientas;

no han de ser tus caídas tan violentas,

ni tampoco, por ley, han de ser tantas.

ALMAFUERTE

Cuando el tristemente célebre ministro Martínez de Hoz, en los tiempos de la dictadura (por algo rima con feroz…), pronunció la espeluznante frase “en Argentina da lo mismo fabricar acero que caramelos”, comenzó el principio del fin de la por entonces orgullosa industria nacional. Tras la transición de los años ochenta, en la década del noventa la prédica de los poderosos del mundo se dirigió hacia el muy oscuro neoliberalismo. Y Argentina fue “prolija” con sus “deberes” en tal sentido. Quién no recuerda al Tío Bernardo cuando por televisión se dirigía a “Doña Rosa” y le decía que los ferrocarriles, los teléfonos, el gas y la nafta en manos del Estado eran deficitarios y que sólo los privados nos podrían llevar a las montañas de la gloria.

Y vendimos (¿regalamos?) todo, para quedarnos sin nada. Sin plata y sin fe. Por entonces, mientras unos cuantos aprovecharon esa engañosa “bonanza” para viajar barato por el mundo, cualquier argentino sensato, con un mínimo de sentido común y olfato, se daba cuenta que en algún momento todo explotaría. Todo. El desenlace trágico ocurrió a fines del 2001, con sangre y lágrimas. Ni siquiera con sudor, porque no había laburo como para decir que se podía llegar a transpirar. La desocupación en el país había trepado a la cuarta parte de la población económicamente activa.

 

COMO EMULANDO A ALMAFUERTE…

Hasta no hace muchos años, el cierre de una fábrica en la Argentina se lo consideraba algo así como “cosa juzgada”, por más que ello provocase dramas sociales y familiares, desniveles económicos, culturales y psicológicos a veces de difícil reversión.

Sin embargo, de un tiempo a esta parte el lenguaje laboral del país ha incorporado un código interesante, que en un principio llamó la atención y luego nos fuimos acostumbrando: “Fábricas recuperadas”. Hubo una suerte de “prehistoria” del tema, con la recuperación por parte de los trabajadores del ingenio Campo Herrea, en Tucumán, en los años sesenta.

Pero en los últimos tiempos, estas actitudes de hombres y mujeres del país, propias del poema de Almafuerte, han posibilitado que decenas de miles de personas estén con trabajo en este momento, lo que implica la tranquilidad económica y espiritual para igual número de familias.

Esos anticuerpos que la propia sociedad genera, permitieron la lucha de los trabajadores en el seno de empresas muy conocidas por la gente, como el caso de Siam, fundada en 1910, todo un emblema. De similar modo, la fábrica de tractores Zanello (Córdoba), el famoso Bauen Hotel de la ciudad de Buenos Aires. La ceramista Zanón de Neuquén. Y en Tandil los casos de la fábrica de calefactores actualmente llamados Impopar (antes era una N en lugar de M). Y el de Cerámica Blanca, antes Cerámica Tandil. Otros nombres son los de IMPA y Talleres gráficos Indugraf (Capital Federal), Textil San Remo y Citrus Argentinos (Lanús). Hospital Vecinal de Llavallol. Radio LU 3 de Bahía Blanca. Electromecánica Barrancas, de Santa Fe. Y decenas de casos de la más dispar procedencia de producción. En la actualidad hay casi trescientas empresas en manos de los trabajadores.

Estas luchas de tanta gente provocaron también un costado romántico. Comenzaron a recibir saludos y expresiones de aliento desde distintos lugares, incluyendo de argentinos radicados en otros países. Como por ejemplo éste que se difunde en un foro de Internet: “Saludos desde Barcelona. Aquí estoy trabajando como agente comercial en una empresa de servicios y quisiera colaborar en iniciativas que tengan como objetivo contribuir en la difusión del magnífico trabajo que desde allí están haciendo, que comporta un estímulo incalculable para la recuperación de nuestro país. Esto pone en evidencia que otro mundo es posible”.

EN LA RECIENTE EXPO EMPLEO DE TANDIL SE ABORDO LA PROBLEMATICA

En la Expo Empleo 2011, llevada a cabo en los primeros días de este mes de junio en el Centro Cultural Universitario, disertaron sobre el tema que nos ocupa, dos funcionarias del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación. Se trata de María Cristina Teijeiro y Mónica Hernáez, que explicaron a los asistentes a la charla debate los alcances de los planes que en tal sentido posee el Estado con el fin de brindar apoyo a los trabajadores asociados en forma de cooperativas laborales en todo el país.

Señalaron que el Programa Trabajo Autogestionado (PTA) del Ministerio, empezó a funcionar en el año 2004 y brinda apoyo a los trabajadores asociados de forma autónoma, con ayudas económicas, asistencia técnica para la capacitación, mejora de la calidad, higiene y seguridad y otros rubros.

LAGRIMAS TANDILENSES: “HAY QUE ESTAR AHI, HAY QUE PASARLA”

Estuvieron presentes algunos componentes de la empresa tandilense autogestionada “Cerámica Blanca” (ex “Cerámica Tandil”). Una de las trabajadoras, Nina Pocchettino, explicó pormenores de la intensa labor que realizaron y realizan en procura de defender esa importante fuente laboral.

Nina estuvo a punto de quebrarse cuando historió su lucha y la de sus compañeros y compañeras de la mencionada fábrica especializada en vajilla de cerámica. “Cuando se produjo el cierre fuimos a informarnos a Impopar, que había vivido la misma experiencia un tiempo atrás. Al principio tuvimos problemas para el uso de las máquinas, porque la justicia estaba a favor del dueño, a pesar de que nos debía mucho dinero y no nos dejaba usar las maquinarias. Recién en enero de este año pudimos empezar a trabajar al llegar a un acuerdo con el dueño. Cuando empezó el conflicto llevábamos cinco meses sin cobrar. Hoy somos diez socios. Antes éramos 24 trabajadores”. Añadió que en estos casos se da una situación de “mucho desgaste físico y psicológico. Dormíamos en la fábrica, por miedo a que se lleven las cosas. Contarlo aquí es fácil, pero hay que estar ahí, hay que pasarla. Pero nos hemos dado cuenta de que todo lo que cuesta se lo valora mucho más”.

Las cooperativistas tandilenses tuvieron palabras de elogio respecto del funcionamiento del área del Ministerio de Empleo de Nación abocada a las empresas recuperadas. “Nunca hubo burocracia, siempre fue fácil llegar, se resuelve todo rápidamente”, afirmaron con satisfacción.

Mónica Hernáez y Cristina Teijeiro, de Trabajo de Nación, en la Expo Empleo Tandil 2011.

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