_MG_6152En la tarde de este viernes -10 de mayo- dio comienzo el Curso de Extensión de Agroecología y Economía Social y Solidaria. El mismo es organizado por la Secretaría de Extensión de la Universidad Nacional del Centro y tendrá en total diez encuentros. En la primera jornada se dio cita casi un centenar de participantes en el Salón de los Espejos del Centro Cultural Universitario. Pudo observarse a personas de Tandil y la región, pero también de ciudades mucho más apartadas como Cañuelas, Neuquén o Chepes, provincia de La Rioja, entre otros puntos.

Por los anfitriones, dieron la bienvenida a los inscriptos Marcos Pearson, responsable del Programa, y del titular de la Secretaría de Extensión, Daniel Herrero, quien dijo sentirse “muy estimulado por la elevada respuesta de los participantes. Ya hemos tenido experiencias similares en cuanto a las economías solidarias, pero en este caso estamos apuntando a la producción agrícola. Aquí hay más de treinta organizaciones que están participando. Es una alegría reunirnos todos, porque es una manera de ampliar los horizontes. Trataremos, entre todos, de pensar un modelo de producción agrícola que esté atravesado por distintas dimensiones, sobre todo por la dimensión de lo natural. En este sentido, debemos debatir qué impacto estamos generando en el medio, con qué valores producimos”.

“Por otro lado -añadió Herrero- hay una dimensión económica, si se trata de una producción concentrada o desconcentrada, es decir, en este último caso, en beneficio de todos. Es algo muy positivo que podamos discutir este desarrollo rural. Aquí observo que hay docentes de grado y pos grado, personas relacionadas con los ministerios, con el INTA, hay productores, hay militantes. Somos muchos y la idea, desde las áreas de Extensión de las universidades, es generar espacios no convencionales para poder llevar a cabo estos debates tan necesarios para la sociedad en su conjunto”.

Una experiencia desde la Universidad de Buenos Aires

El primero de los disertantes fue el ingeniero Carlos Carballo, de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires. Subrayó que a través de la misma, se pretende demostrar la importancia de que cada pueblo tenga derecho a definir sus propias políticas y estrategias en algo tan importante como la alimentación. Se trata también de reconocer a los pueblos originarios como actores importantísimos en este proyecto, pues ellos han llevado a cabo ancestralmente estas prácticas agroecológicas a las que tendremos que volver. Otro plano es el derecho de los consumidores, concientizar a la población urbana, que es el 90 por ciento, de la necesidad de consumir alimentos sanos. Comúnmente se piensa en la ganancia a corto plazo sin tener en cuenta los perjuicios que llegarán después. Eso es lo que hay que revertir. La soberanía alimentaria se va a alcanzar trabajando en muchos frentes. La nuestra es la única cátedra libre que tiene la Facultad de Agronomía de la UBA. Y nos costó imponerla. Nos costó incluso formar el Consejo Asesor, porque no se entendía, nos preguntaban para qué lo queríamos, porque se basaban en las viejas prácticas verticalistas”.

Por su parte, Graciela Bilello, de la Facultad de Agronomía de la UNICEN, fue la encargada de cerrar este primer curso, aportando precisiones acerca de las experiencias y de los avances de estos proyectos a nivel nacional.

A su turno, la mayoría de los pequeños productores presentes destacaron que sus respectivos emprendimientos, por lo general, han podido generar cooperativas de trabajo con esta particular filosofía de producir alimentos teniendo en cuenta el cuidado del medio ambiente y en la ecología, entre otras virtudes que estas prácticas generan.

_MG_6143Diversidad de intereses

El comienzo del curso tuvo una particularidad. Marcos Pearson, del Programa de Economía Social y Solidaria de la Secretaría de Extensión propuso que cada uno de los presentes expusiera los motivos por los cuales participaban del encuentro. Esto permitió conocer una diversidad de intereses aunque todos confluyeron en un punto: la necesidad de ampliar conocimientos en torno a los procesos de alimentación saludable, en un marco de manifiesto compromiso social.

Así fue como lo reflejaron docentes, estudiantes, profesionales e incluso jubilados dedicados aún a tareas de producción. También fue llamativa la presencia de muchos inscriptos provenientes de distintas ciudades de la provincia e incluso del país, como por ejemplo Neuquén y La Rioja. Hubo además una gran participación de estudiantes avanzados de la carrera de Gestión Ambiental que se dicta en la Facultad de Ciencias Humanas de la UNICEN.

La mayoría contó sus experiencias, las relaciones participativas y además enfoques muy particulares como el de aquellos que trabajan en cuestiones indígenas con vinculación a lo rural, en emprendimientos de tipo familiar o en cuestiones de formación técnica pero también sociológica.


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