El próximo 26 de noviembre en la Unidad Penitenciaria 52 de Azul se realizará el cierre anual del taller de teatro «Mujeres Protagonistas», coordinado por Milagros Ballent, Clarisa Capdevila y Claudia Castro, y que forma parte del Programa Universidad en la Cárcel de la Secretaría de Extensión rectorado UNICEN.

En esta oportunidad se mostrarán dos obras breves, una basada en el texto “A todas luces”, de Adela Basch y la otra, una versión de “Yo ya terminé” de Emilio Ferrero. Además se pondrá en escena un monólogo escrito e interpretado por una de las estudiantes del taller de teatro, que desde hace seis años se desarrolla en esa unidad.

Para finalizar, se compartirán dos monólogos de la Muestra «Desubicada”, producción final del 2019 de la cátedra Práctica Integrada 1 de la carrera de Teatro de la Facultad de Arte de la UNICEN. Actuarán Maitena Maraschin Bolzoni interpretando “Aeropuerto” (una empleada de cabina de Autopista Ezeiza, se inventa una vida de azafata para escaparse de su rutina y vivir en sectores VIP codeándose con pilotos que comen papaya y siempre parecen como de propaganda); y Paku Poncetta presentando “Bancaria” (una empleada de banco elige como su lugar en el mundo, su escritorio donde se siente única y privilegiada. Un lugar que es como mausoleo y que sin gente es más elegante, se va transformando en otra cosa cuando se queda realmente sola).

Ambos monólogos son el resultado del trabajo que se propone desde dicha cátedra sobre un tema determinado. En este caso se problematizó sobre los no lugares.

A continuación, compartimos la definición del espectáculo que escribió el dramaturgo Mauricio Kartun y parte del cual podrán disfrutar las estudiantes y miembros de la unidad penitenciaria:

«Desde tiempos inmemoriales la humanidad en su maldición sedentaria viene construyendo su propio encierro. Vivimos ansiando “un techo” o “cuatro paredes”. Protegiendo los construimos y habitando los personalizamos, los hacemos nuestros. Lo llamamos decorar porque aplicamos sobre ellos nuestro módico decoro, nuestras vergüenzas. Nuestros lugares son nuestra caparazón moral. Inseparables y singulares. El teatro, ese recorte de la vida, esa edición de la realidad, viene calando esos recortecitos desde siempre: teatro de interiores, escenitas de living. Una mesita ratona y tres sillones parecen hoy el icono escenográfico contemporáneo.
Pero qué pasa con esos lugares que no son lugar, con esos espacios de tránsito, esos sitios sin identidad. Qué nos pasa en el alma en esas intemperies: rutas, habitaciones de hotel, o supermercados. Lugares de nadie y de todos. ¿Adónde van en el teatro nuestras poéticas del decoro cuando el decorado es uno de esos no-lugares?
Pensando en acción como hacemos siempre, nos metimos este año con esas des-ubicaciones. Esos predios transitorios, nómades, donde las relaciones parecerían también despersonalizadas o artificiales. Buscándole la poética a esos sitios nació Muestra Desubicada».


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