_MG_7831Entre los múltiples atractivos que tuvieron las vacaciones de invierno en nuestra ciudad, el Festival Nacional de Títeres se consolidó como un referente para el entretenimiento entre padres y chicos. Aún suenan los ecos de lo que fueron esas dos semanas donde los niños de Tandil y  los visitantes colmaron el Salón de los Espejos del Centro Cultural Universitario, en este encuentro que organizaron en forma conjunta la Secretaría de Extensión de la UNICEN y  la compañía Títeres El Bonete que conduce Walter Bermúdez.

El festival adquiere su relevancia por la calidad de los espectáculos pero también porque constituye un espacio de múltiples programas donde además de las clásicas funciones diarias se suman actividades formativas y recreativas.

Otro agregado sustantivo fue que el carácter nacional, incorporando titiriteros de distintos puntos del país e incluso del exterior, como por ejemplo de Ecuador, como es el caso del conocido maestro Luis Olguín. Cabe acotar que se organizaron funciones en los barrios, con igual repercusión.

Este año se destacó la obra del neuquino Daniel Aguirre, con El quijote de la Mancha, una adaptación libre de la célebre novela de Miguel de Cervantes, en la que la magia de los títeres y la juglaría se conjugan para dar paso a un espectáculo apto para todo público. Usando muñecos de guante  y varilla de exquisito diseño, el titiritero dio vida a un entrañable Don Quijote, acompañado del fiel Sancho Panza, Dulcinea, Don José, para demostrar la vigencia de los sueños y los soñadores,

También nos visitó Federico Abaca, de  Catamarca, con una bella fábula, Líos de Granja , una obra sencilla y fresca que habla de la amistad. La suma de otros titiriteros, el propio Bermúdez y la compañía argentina-ecuatoriana de Olguín también se encargaron de enriquecer un programa que, tal como lo indica la función social del títere, permite a los pequeños introducirse en el mundo de los grandes y movilizarse a partir de elementos risueños pero que dejan enseñanzas de vida.

El festival tuvo su sello distintivo con exposiciones, talleres y la proyección de una película -La Escuela de la Señorta Olga- que habla precisamente de una experiencia pedagógica revolucionaria en la Argentina, acción a la que no está ajeno este mundo de marionetas y alegría.


0 comentarios

Deja una respuesta

Marcador de posición del avatar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Ir al contenido