congreso-provincial-de-neuro-universitario-2005-057

Secretaría de Extensión (SE): ¿Donde estaba Ud. en el momento en que se empieza a hablar de guerra?

José Alasino (JA): Destinado en Mar del Plata hacía aproximadamente tres meses a pesar de que la artillería donde pertenecía estaba en Tandil.

SE: ¿Era militar de carrera?

JA: Sí

SE: ¿Edad?

JA: 42 más o menos, 41. Pero habíamos sido trasladados hacía dos meses a Mar del Plata o sea que nosotros despegamos desde Mar del Plata.

SE: ¿Ya tenían información ustedes de la guerra? ¿Qué fecha era?

JA: La toma fue el dos de abril, una semana antes se estaba comentando algo de la toma

SE: ¿Tenían la información bien o qué cosas se hablaban?

JA: En ese momento, las cosas eran intrascendentes… acá se empezó con ese ballenero famoso, que había gente trabajando para desguazar ese barco, y ahí intervino Inglaterra. Pero eso parecía que ya estaba para hacer la toma de Malvinas, fue una excusa.

SE: Uds. iban conscientes de la posibilidad de enfrentamiento?

JA: Según mi forma de pensar iba a haber, una potencia como Inglaterra no iba a permitir que un país como el nuestro les tome las Malvinas, a pesar de que son nuestras. En el momento en que empezaron a trasladar la flota, no iban a hacer tantos km., para nada.

SE: Cómo se preparan en ese momento? Qué hablan entre Uds.?

JA: En Mar del Plata ya en cierta forma se preparaba para traslado a Malvinas, no se sabía si iba a haber confrontación bélica pero estábamos preparados para ir a Malvinas. Cuando estábamos en Tandil no, pero en dos meses paso eso., así que quedamos en Mar del Plata a espera de las ordenes.

SE: Estaba casado en ese momento?

JA: Si, tenía dos hijas, María José y Guadalupe. La primera tenía ocho años

SE: Qué le dice su señora? Se hablaba esto en la familia?

JA: No

SE: Ud. iba a trabajar como cualquier día. No había comentarios en la mesa familiar.

JA: No, nunca se tocaba. Tal es así que ella dijo un día, «no me dijiste que tomaron las Malvinas»

Doris Iribarren (DI): Claro, le dije: “viste que tomamos las Malvinas?” “Si”, y me dijo: “vamos a ver cuántos nos va a durar”. Y le pregunté “¿tenés que ir?” “sí, para eso me pagan…”

SE: Y qué le dijo en ese momento? Porque todos están “preparadas para eso” pero nunca lo están

DI: Yo estaba muy acostumbrada, porque cuando nos casamos, y nació María José, él no estaba porque estaba en Tucumán, en el 75. Estuvo meses ahí, después cuando nació Guadalupe tampoco estaba porque estaba en el sur por el problema con Chile. Y después cuando las chicas eran más grandes estuvo meses en Suiza. Y durante meses, por semanas estaba en la base, la mujer del militar TIENE que estar preparada para todo eso.

SE: Así que la primera que le da la información que se tiene que ir a Malvinas es su mujer (risas)

JA: Ya lo sabía, porque los grupos que estaban destinados a Mar del Plata eran divididos, algunos a Malvinas y otros a Río Gallegos y nuestro grupo tuvo que ir a Malvinas. El petiso Spath era jefe mío. Siempre nos encontramos con él, para el primero de mayo que es el bautismo de fuego de la Fuerza Aérea; nos juntamos todos, con los soldados y todo. Ahí se empiezan a recordar las anécdotas.

SE: Y en Mar del Plata, su mujer le adelanta la noticia… y cuándo empieza a suceder que iban a ir?

JA: Y el dos de abril se toman, y empezamos a organizar el despliegue en la parte donde estábamos, y el cinco salimos para Malvinas, todo el grupo de la batería de la parte nuestra. Salimos el día cinco a la una de la tarde, para Malvinas en avión, todo el material se cargó en el avión, en el Hércules, llegamos a Malvinas a las 4 o 5 de la tarde, ahí nos encontramos con lo que era Malvinas.

SE: Y la ropa?

JA: La ropa era relativa, porque habíamos llevado abrigo pero era incómodo, tenía corderito adentro, era incómodo para moverte, con la lluvia y todo, el clima de Malvinas es bravo, está continuamente lloviznando, te ponía mal la ropa, era pesada, entonces no convenía usarlos.

SE: Prefería más frío pero más agilidad

JA: Sí, el movimiento era mejor, el piso era un desastre, todo húmedo. Ellos hacen las turbas, lo que llaman el carbón vegetal, eso lo dejan secar y lo usan como calefacción, pero también es lo que pisás, y cuando lo pisás sale agua. Cuando llegamos al aeropuerto nos saludamos con mucha gente que conocíamos y nos fuimos directo a preparar la misión para nosotros, que era defender la pista, nos desplegamos alrededor de la pista, nuestra misión era cubrir la pista. Por barco, por agua no se podía entrar, entonces la única forma que podíamos solucionar el abastecimiento era por aire, así que había que proteger la pista, se cubrió durante toda la guerra. Ellos intentaban romperla, pero no lo pudieron hacer.

SE: Cómo se organizaron?

JA: Primero, recorrer la zona donde íbamos a instalarnos, pero claro, buscábamos pero después era cómo instalarnos, porque se nos complicaba por el piso, porque llevar el material de seis kg., cada uno, el piso se rompía, el viento nos rompió las carpas. Hubo que cambiar el sistema; hicimos búnkers, con máquinas que había llevado Palomar; nos pusimos a cavar, nos sirvió mucho, tal es así que el día antes del bautismo de fuego estuvo Kasanzew y le llamó la atención porque teníamos incluso luz eléctrica. Habíamos hecho una cocina comedor, porque nos cocinábamos y todo, y un dormitorio grande. Todo bajo tierra. Nos costó mucho pero se hizo. Y nos sirvió de mucho, a pesar de que después hacia frío, era más complicado porque en el piso de las posiciones esas, habíamos puesto los triángulos de hierro de las antenas, y sobre eso, maderas, y ya los últimos días brotaba el agua, era bravo, nos mojaba los colchones. El tema era el frío, y el agua congelada.

DI: Por eso él tiene tanta artrosis.

JA: Porque durante el día vivías mojado, los borcegos estaban mojados

SE: y cuántos días así?

JA: Y nosotros fuimos el 5 de abril y terminó el 14 de junio. Bah, nos relevaron el 12 a nosotros, porque fue otra gente. Pienso que nadie pensaba cómo era el clima de Malvinas, se sabía por teorías, pero en la práctica… pero era malo, porque el sol no lo ves casi nunca, y esa llovizna permanente… y bueno, en lo comestible no tuvimos problemas ni un día, nadie. Buscábamos provisiones día por medio, en un depósito. Éramos 32 más o menos.

SE: A cuánto estaban del depósito?

JA: A dos km más o menos. Peo no tuvimos problemas con eso. Yo entiendo a los otros, el problema era repartir la comida, estaban en posiciones todas separadas, tenían que ir con la cocina de campaña, y era incómodo eso. A veces yo decía, cuando andaban con un camioncito y la cocinita atrás. Y los ingleses sabían, era como una señal…. Los atacaban…  entonces comía el que estaba cerca… los delataba… esas anécdotas en ese momento te causaban hasta gracia… yo era el encargado de la batería y el personal, entonces había que organizar y administrar la comida… y yo le daba a 12 soldados del ejército, iban todos los días a pedir comida, y cocinábamos para todos. Tal es así que yo era muy amigo de dos jefes que daban el abastecimiento. Nos conocíamos de hacía años. Les hablaba por radio, y me mandaban de todo. No teníamos problemas de cosas para comer, además le daba carta libre para el chocolate, estaban las bolsas y el que quería se servía. El tema principal fue el clima.

SE: Y con el tema de cuándo empiezan a prepararse con lo más bélico? Cómo se encuentran con respecto al enemigo?

JA: El material que llevábamos no era malo, pero era poco, se necesitaba más para manejar eso, lo habíamos comprado en Suiza, y otro que habíamos comprado y no llegó; cuando se hace el bloqueo, los suizos son neutrales y no te mandan nada. Por un lado, mejor porque nos hubieran confiscado todo. Habíamos practicado antes, habíamos tirado con los cañones, estábamos preparados, además la artillería estaba muy acostumbrada a las campañas, hacíamos operativos de 15 días o veinte. Pero imaginate que cuando empezó la guerra, ver que nos atacaban de todos lados con los aviones, el mayor problema físico era estar continuamente en alerta, durante el día nos bombardeaban los aviones, desde la altura, para que no llegáramos a la altura, entonces esperábamos, decíamos: «bueno, cayó tal bomba en tal lugar, reventó o no», porque tiraban con espoletas de retraso entonces no sabías cuando podía reventar. Psicológicamente… de noche con los barcos… la fragata, el descanso nuestro era de 18 a 23 más o menos, los aviones se iban al portaaviones y después venían las fragatas, toda la noche, no teníamos alcance para tirarles, entonces le decía, hasta los cocineros del barco nos tiran, si no llegábamos con nada. Eso era todos los días.

SE: Cómo cuidaban no ser detectados con radares y eso?

JA: El sistema de los radares tenés que estar continuamente girando la pantalla del radar, si enganchaba el blanco, tirabas y cortabas, porque si no ellos te chupaban la frecuencia y te tiraban; hubo cerca de nosotros uno de ejército y los mataron a todos, más moderno que el nuestro… los detectaron por radares… te agarraban la frecuencia, y donde te agarran, te tiran y no te erran. Tecnológicamente eran muy superiores, ellos conocían nuestro sistema perfectamente también. Ud. sabe cómo son los ingleses para la guerra. Pero bueno, nos salvamos.

SE: Recuerda situaciones más complicadas?

JA: En ese momento, bombas nos cayeron cerca… pero muchas… de Puerto Argentino donde estábamos nos llenaron de bombas, y era suerte, porque te tiraban, y no podías hacer nada, y nos cayeron muy cerca algunas, un día estábamos en el búnker y estaba el padre Fernández, el cura, con nosotros, y nos tiraron una bomba que hasta el techo nos levantaron. Y el padre empezó a rezar y le digo: «Padre, pare la mano, que no nos van a matar».

SE: Cómo se maneja el miedo en ese grupo de gente?

JA: Es de todos, pero algunos lo soportan y otros no, tuvimos problemas con algunos que realmente en ese momento se trababan y no sabían qué hacer, reaccionaban mal., pero es un cuestión lógica, unos lo toman más en broma, otros no tanto…

SE: Se acuerda alguna situación?

JA: Tuvimos un soldado, Campito, a ese lo afectó mucho. Una noche estaba en el cañón con otros más y se desmayó del susto. Encima Malvinas a la noche es muy oscuro, una persona a un metro no la ves. Fuimos a la posición donde estaba y para mí le habían pegado un tiro, así que lo cargamos y lo llevamos; el enfermero le metió una inyección para que se planchara. A partir de ahí nunca solo, siempre acompañado, de noche no lo dejábamos salir, después lo siguieron tratando… porque uno de esos, Spath el petiso es el que se encarga de eso…

SE: Tenían comunicación con la familia?

JA: Por carta.

DI: Antes del primero de mayo me mandó unas cartas. Las únicas cartas que me escribió en su vida fueron las de Malvinas.

SE: Se acuerda de estar esperando las cartas? Cómo era a diferencia de otras veces?

DI: En el edificio vivíamos varias mujeres de fuerza aérea casi todos de acá de Tandil, las «casi viudas» nos llamamos. Venía por ahí de vez en cuando un soldado, cabo, suboficial, y hablaba con alguien y decía las noticias, y si estábamos bien. Nosotros lo que pedíamos que nunca obtuvimos era un teléfono, aunque sea uno en una casa, porque si algún chico se enfermaba y había que pedir una ambulancia… igual venían y nos decían: están todos vivos, están todos bien. Y hacían una comunicación de la radio de ellos, a Mar del Plata y de ahí al edificio de frente, tocaban todos los timbres, y decían: llaman de Malvinas. Y salíamos todas corriendo. Entonces la que estaba cruzaba y hablaba, a lo mejor hablabas con el que estaba, con otro, y te decían ya estamos todos, bien, ya pasó el ataque…

JA: había momentos de esa llamada, un compañero lo hirieron me acuerdo, pero los comentarios de la isla acá llegaban como teléfono descompuesto, un día lo acompañé a hablar con la señora y ella no podía creerlo, porque ella pensaba que al marido lo habían matado. Porque a ella no sé cómo le habían dicho que a él lo habían matado.

SE: Les mandaban cartas?

DI: sí pero nunca les llegaron

JA: era una lotería, porque cuando llegaba el Hércules, abría la panza y había que sacar todo, a las corridas después no se sabía ni qué llegaba… no podías clasificar ni nada, con todo lo que viniera, las cajas, había que bajarlo para que saliera de vuelta. Siempre tenía un tiempo determinado porque estaba asediado por los Harrier.

SE: Vos, Majo, te acordás de esa época?

EI: yo me encargué de que no supieran nada.

María José Alasino (MJA): en la escuela era el tema, yo tenía ocho años, iba a segundo grado, entonces me preguntaban: «y tu papá dónde está?» «En Malvinas…»; los chicos son crueles… «ah, tu papá está en la guerra, está muerto, se murió»… yo volvía a casa llorando.

SE: La incertidumbre hasta que llegás a tu casa y te dicen que no…

DI: yo le decía que no, que su papá estaba lejos…

MJA: y un día lo vimos en la tele.

DI: Kasanzew filmaba y pasaban las grabaciones, y lo vemos pasar a él en un jeep. Y ella le decía: «Papá! Acá estoy! Yo te veo!! Vos me ves!!!??»

SE: Qué tarea como madre no? Cómo atajas lo que viene de la escuela?

AA: Yo pienso que ellos lo pasaron peor que nosotros…

MJA: Aparte en el edificio de repente no hubo más soldados, más hombres, quedaron solo madres, mujeres e hijos.

DI: entre todas nos ayudábamos.

SE: Y te acordás de hablar con otros chicos?

MJA: no, no

DI: no, intentábamos distraerlos… salvo la que creía que su marido estaba muerto, tenía un hijo adolescente…

MJA: los que yo digo el día de hoy que éramos como primos, no sabíamos nada, jugábamos… y las maestras retaba a los chicos que me decían cosas, y me calmaban a mí. Después fue la alopecia

DI: y a ella se le declaró alopecia. Unos redondeles sin pelo… yo trataba de peinárselo, de taparlo… aunque ella estaba acostumbrada a verme a mí sola.

MJA: y hacia poco él había estado dos meses en Suiza y al toque que volvió se fue…

SE: Pero ahora había certeza de guerra, y una certeza de muerte posible.

DI: claro, a mí se me subió la presión… tenía que controlar la presión. Fui al médico, y me preguntó si estaba asustada, pero yo le dije que no estaba asustada, estaba angustiada… no solo por él, sino por toda la situación. Es más, habíamos quedado con otra señora vecina, que si el conflicto llegaba al continente agarrábamos los chicos, los cargábamos en el auto y nos íbamos a Entre Ríos… algo de lo que me arrepiento tanto es que esos días antes habíamos comprado esta casa, y nos sobraron unos 23 mil pesos… o 30 mil… y yo los tenía en Mar del Plata, y qué hago? Compro dólares por cualquier cosa? No, porque es como especular con la situación del país… y después no me alcanzaron para nada! Nosotros sabíamos que Mar del Plata tenía base naval y que estaban los submarinos rusos… dicen que si la guerra llegaba ellos se iban a meter… por eso, ella apenas manejaba, pero no importaba, despacito íbamos a llegar… y eso fue, hasta que José llegó, en una forma muy graciosa. Un día viene un soldado, un mensajero, y dice «Señora, su marido está en el continente». Creo que era el domingo… dice: «ya le hicieron el relevo». Así que calculé dos o tres días que lo iba a tener acá. Era de noche, tenía la luz del comedor apagada con la tv. Yo cocinaba…  escuché un ruido, yo pensé que era la vecina, entonces dije: «Guadalupe: abrí la puerta que es la tía»,  y ella abrió, él estaba parado, barbudo, con pelos re largos, parado en la puerta, la barba colorada, él parado en el pasillo, y ella no lo reconocía, y él decía. «Hola mija! «Y ella se iba para tras… y digo: «Guadalupe, quién es??» «Papa!» Y ahí salí. Y Óscar, el marido de la vecina, lo reemplazó a él y lo agarraron prisionero. Después fue la risa del susto de Guadalupe… cuando vinieron lo habían paseado por el continente…

JA: En Río Gallegos, lo que fue llenar una bañera y ponernos en agua caliente…

SE: Pero cómo es que se desarrollan los días en el combate?

JA: Bueno, en Malvinas se informaba que en cualquier momento llegaba el relevo… el Hércules no podía aterrizar con la gente, hasta que una noche llegaron. Nosotros hacíamos relevo y una parte quedaba en Puerto Argentino, que estaba más tranquilo y un día llega nuestro jefe, Mayorano, y nos dice: «prepárense que llegó el relevo y Uds., se van.  Viene el Hércules, se bajan los nuevos y Uds. se van». Y yo no sabía qué hacer, si quedarme o volver… regresar era peligroso por los aviones enemigos, además se tardó más de los que correspondía… igual salimos… te digo que ese vuelo fue peor que estar en la guerra… cuando íbamos a salir para acá, paso por el comando de operaciones y pregunto: «Cómo está el tema?» «Mirá, cerca hay una fragata… acá nos van a dar un cañonazo…» y nos contaban que al ratito de que había despegado el Hércules empezaron a tirarle a la pista… y todo el viaje a oscuras en el avión y al ras del agua… los pilotos del Hércules…  dimos la vuelta por la Antártida… escapamos porque nos siguieron los Harrier… no se cuanto tardamos… salimos a las ocho de Puerto Argentino y llegamos a la madrugada del día trece, nos tuvieron mal los Harrier…  algunos se quedaron.

SE: Y donde los deja el avión?

JA: En Río Gallegos

SE: Y de ahí?

JA: Y ese día se terminó la guerra…

DI: yo unos días antes justo crucé y hablé  con él y lo único que nos decían era que estaban bien y estaban vivos…

SE: Cuando Ud. se vuelve, tiene la sensación de que era guerra perdida o ganada?

JA: No, ya sabíamos que estaba perdida, el engaño esta acá, la gente nos preguntaba cómo iba… y sabíamos que era imposible, si el ultimo día que estuvimos allá se veían hasta los helicópteros que iban bajando gente, y allá era de día, y de las bengalas que tiraban parecía de día… las bengalas quedaban suspendidas en el aire

DI: Yo cuando hablaba con él escuchaba golpes, y le preguntaba qué eran, y él me dijo que eran unos muchachos que estaba clavando una mesa, y en realidad eran bombas, pero él no me decía, porque no me quería asustar…

JA: uno se va acostumbrando a medida que pasan los días: te decían alarma gris y sabíamos que venían los barcos. Y a mí me causaba gracia porque Marina había llevado perros, y antes de que el radar detectara si venían aviones los perros ladraban, y si venían los barcos aullaban… así que ya sabíamos… me llamaban mucha atención esos perros..

SE: Para qué los habían llevado?

JA: La verdad que no sé…  a los aviones o los barcos los distinguían… pero yo no entendía por qué aullaban o ladraban…

SE: Y cuando llegaron acá? Qué les pasó? Les venían a preguntar todos, a pedir información?

JA: Y sí, pero te digo la verdad, yo me llevé una gran desilusión… porque todos te trataban mal porque habíamos perdido la guerra… yo había traído cartas para ir a agradecer a la gente que nos mando cosas, pero cuando vi esa reacción… qué iba a mandar? El tema de Malvinas recién ahora empezaron a darle bolilla… cuántos años estuvo ignorada? Ahora, el que estuvo allá y vio cómo fue…

SE: Claro, cómo iban a contar Uds. estas cosas si tenían esa percepción?

MJA: yo recuerdo que cuando me vine a vivir acá, llegaba Malvinas, y yo me iba… la maestra me decía: «tenés que mirar, no, yo no quiero, yo esto lo viví…»

DI: cuando ellos volvieron hicieron su vida normal, y nadie habló nada, no decían nada… seguían yendo a la base todos los días…

JA: estuvimos veinte días y volvimos…

SE: Hubo preguntas sobre lo que había pasado?

JA: Muy poco. Los comentarios eran con los que habían quedado en el continente…

DI: no había mucho que comentar tampoco…

Anécdota: el gringo Formi es un compañero nuestro que se quedó acá en Mar del Plata cuando desplegamos, entonces, nos decía cuando nos íbamos: «bueno, tengan suerte, yo me quedo acá y les cuido a las mujeres de Uds.…»; a la semana, llega un avión: «Forni, qué hacés acá? No te ibas a quedar a cuidar las mujeres?» «Na, pero me voy a Darwin, ahí no pasa nada, acá va a ser el problema». Y Darwin fue el primer lugar que atacaron. Y dicen que le había agarrado la desesperación… que empezó a hacer una trinchera para meterse adentro… le dio tanto calor que se sacó todo y quedó en cuero… y se cansó, se sentó… con la temperatura bajo cero… quedo adentro del pozo y no lo podían sacar… en una casa de kelpers le tuvieron que meter los pies en el horno,…. Encima lo agarraron prisionero. 

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